La primavera favorece la liberación de hormonas tan conocidas como la oxitocina (hormona del amor), la dopamina (hormona del placer y la motivación), la serotonina (estado de ánimo), la noradrenalina (alivia el estrés) o las feromonas (las hormonas de la atracción). Todas ellas en su conjunto influyen en que nuestro estado de ánimo sea más ventajoso y que sintamos un mayor deseo sexual.
El repunte de las hormonas relacionadas con la atracción sexual gracias al aumento de la luz y de la temperatura en el ambiente, provoca cambios en la floración, la polinización y la presión atmosférica, lo que a su vez conduce a desajustes en neurotransmisores y hormonas del ser humano. El hecho de pasar más tiempo fuera de casa y llevar un vestuario más ligero son dos características que ayudan a que sintamos ese incremento en el deseo sexual.
De cualquier manera, a todo el mundo no le afecta de igual modo la llegada de esta estación, ya que dentro de esta faceta positiva o euforia primaveral también se encuentra la faceta más negativa oastenia primaveral, que provoca a los que la sufren tristeza, fatiga o incluso insomnio.