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Salud y Bienestar

Por qué México es el país que más agua embotellada consume en el mundo

Los mexicanos son los que más agua embotellada consumen en el mundo.

En medio de una situación definida por expertos como de «estrés» o de «inseguridad» en el sector hídrico, el pobre servicio de agua potable que afecta al país impacta en los bolsillos de la sociedad.

Y el fenómeno representa una amenaza para el medio ambiente por el elevado consumo del plástico y el desecho que se genera.

En México hay un manejo inadecuado de los recursos hídricos y un servicio deficiente, advierten especialistas, quienes aseguran que el suministro suele ser insuficiente, irregular y de baja calidad.

El abastecimiento de agua se da por tres vías: la red de servicio público, la compra de agua embotellada (desde los 325 mililitros hasta los garrafones de 20 litros) y las pipas (camiones cisterna que suelen contener 10.000 litros).

La inmensa mayoría de los ciudadanos se ve forzada a complementar el servicio de agua que reciben del Estado.

Tres factores influyen en el elevado consumo de agua embotellada en el país, señala el Dr. Rául Pacheco-Vega, profesor investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).

«La poca confiabilidad en los sistemas operadores de agua, el incremento del acceso y la conveniencia del agua embotellada y la falta de una estructura regulatoria que controla esta industria creciente», le dice a BBC Mundo.

Desconfianza

Según cifras de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), a fines de 2013 —últimos datos disponibles— la cobertura de agua potable a nivel nacional era de 92,3% (95,4% en zonas urbanas y 81,6% en zonas rurales).

Sin embargo, el escepticismo sobre la calidad del agua corriente es generalizado.

«Yo desconfío, imagino que no es potable», le dice a BBC Mundo Sonia, residente de la delegación de Iztapalapa, en el este de Ciudad de México.

En su hogar viven siete personas y cada semana debe comprar dos garrafones de 19 litros que le cuesta 13 pesos cada uno (US$0,80) y otro de 11 litros.

A mitad de semana debe rellenar al menos uno de los de mayor tamaño.

Más del 70% de las ventas de agua embotellada, ya sea en tiendas o a través del servicio directo al hogar, se da en estos garrafones, donde el litro se consigue por menos de 2 pesos.

Además, Sonia gasta alrededor de 100 pesos al mes para pagar la tarifa de agua potable que apenas usan en su vivienda para bañarse y lavar.

«Es un costo importante», se lamenta, «le pedí al propietario que no nos cobre eso, que es demasiado».

Es una situación que se repite en millones de hogares en el país.

Un costo para los hogares

De acuerdo a datos de la consultora Euromonitor International, México fue el año pasado el principal consumidor de agua embotellada en el mundo.

Cada mexicano tomó 163,5 litros.

Esa cifra sólo toma en cuenta las venta en supermercados, tiendas y almacenes, por lo que no incluye las compras en bares o restaurantes.

Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) de 2011, todavía citado como referencia por los académicos que estudian el tema en el país, determinó que 81% de los mexicanos consume agua embotellada.

De esta forma, los hogares terminan desembolsando entre 5% y 10% de sus ingresos en agua embotellada.

El problema es más acuciante para los que menos tienen. Entre los pobres, ese gasto llega a representar el 20%.

El BID considera que hasta el 5% es un porcentaje que se enmarca dentro de lo esperado.

Aunque las cifras oficiales marquen que más de nueve de cada personas cuentan con agua potable, la realidad es otra.

Se estima que la mitad de los hogares tienen un suministro esporádico. Y los especialistas advierten sobre la gravedad del asunto.

«Estamos en una categoría que llamamos de estrés hídrico, quiere decir que cada vez hay menos agua y esta agua es de menor calidad», le dice a BBC Mundo Jorge Alberto Arriaga, coordinador del Observatorio Hídrico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Arriaga y su equipo han realizado encuestas entre la población y asegura que casi el 100% de la gente no confía en la calidad del agua.

«Como te la está dando el gobierno, y con el gobierno hay una gran desconfianza de entrada, tú le tienes desconfianza al agua que es producto de ese sistema», explica.

En algunos casos, cuenta, a la gente le llega un agua con color y sabor a cloro y aunque el líquido sea potable, al no estar acostumbrados, no lo toman.

El gran mercado

Todo ello resulta en un gran negocio para algunos.

Tres empresas concentran el 82% del mercado de agua embotellada en México: la francesa Danone y las estadounidenses Coca-Cola y PepsiCo.

«Los mexicanos gastan en la compra de agua embotellada el 70% de lo que se recauda por tarifas del servicio de agua», asegura Arriaga.

De acuerdo a una estimación de la revista Forbes del año pasado, la ventas de agua embotellada de las principales empresas en México alcanzarán los US$13.000 millones en 2015.

Pero en total se calcula que hay unas 7.000 embotelladoras del producto, la gran mayoría pequeñas empresas e incluso algunas clandestinas, indica Pacheco-Vega, autor del estudio «Agua embotellada en México: de la privatización del suministro a la mercantilización de los recursos hídricos».

El consumo de agua embotellada aumentó 4% el año pasado, en parte a raíz de un nuevo impuesto a las bebidas azucaradas que elevó su precio en el marco del combate a la obesidad o sobrepeso que afecta al 70% de los mexicanos.

Lea: ¿Ha ayudado el impuesto a los refrescos a reducir la epidemia de obesidad?

Aunque no existe ningún «estudio exhaustivo comparativo» entre la calidad del agua embotellada y la del grifo, los mexicanos siguen consumiéndola embotellada y en el país la calidad es «aproximadamente igual», señala Pacheco-Vega.

Sin embargo, el creciente mercado podría sufrir algún contratiempo a futuro.

«La fuerte publicidad mediática de filtros de agua (…) junto con otros factores, como la falta de poder adquisitivo de los consumidores, han afectado las ventas de agua embotellada», advirtió Euromonitor International en un informe de marzo pasado

«En tiempos económicos difíciles, los consumidores mexicanos piensan más detenidamente acerca de sus compras, especialmente en relación con productos que pueden ser ‘preparados’ en casa», agregó la consultora.

Una mercancía

El alto consumo del agua en esta variante también tiene su impacto en el medio ambiente.

Se calcula que diariamente el consumo de agua embotellada genera alrededor de 21 millones de botellas de plástico que son tiradas a la basura, asegura la organización Fan México – red de acción por el agua.

De esa cantidad de envases sólo se recicla el 20%.

Desde el sector político se ha propuesto que las autoridades propicien una reducción en el consumo de agua embotellada mediante la instalación de sistema de purificación de agua en centros de trabajo, instituciones públicas y establecimientos de comida.

Y desde el gobierno ya se piensa en qué hacer en el futuro.

Conagua advirtió en su informe «Estadísticas del agua en México» del año pasado que para enfrentar la menor disponibilidad de agua en los próximos años «será necesario realizar acciones para reducir su demanda, a través del incremento en la eficiencia del uso del agua para riego y en los sistemas de distribución de agua en las ciudades».

Además, indicó el organismo, «deberán incrementarse significativamente los volúmenes de agua residual tratada y su reuso».

«Cada vez que tú compras una botella de agua estás haciendo que el agua se convierta en una mercancía y en algún momento no va a haber suficiente agua para todos porque todos quieren venderla y venderla al mejor postor», señala el ingeniero químico Pacheco-Vega.

El investigador considera que hay tres formas de hacerle frente al creciente consumo de agua embotellada.

Educar sobre la verdadera capacidad de los organismos que tratan el agua en el país, instalar sistemas de tratamientos caseros del líquido, es decir filtros, y cambiar los patrones de consumo individual.

«La gente», remata, «está empezando a ver el agua no como un derecho humano ni un recurso natural sino como una mercancía».

Fuente : BBC.

Salud y Bienestar

Arrestan en Texas a 5 hombres que enviarían más de 100 armas a Tamaulipas

La Fiscalía estadounidense señaló que las armas de alto poder serían enviadas a un grupo criminal que opera en el vecino estado del sur.

Miami, Florida, EU.- La Fiscalía estadounidense anunció el arresto en Texas de cinco hombres acusados de comprar más de un centenar de armas para enviarlas a un cartel en Tamaulipas. Las armas de fuego de alto poder incluían rifles FNH SCAR, Barrett calibre .50, FNH M294S y rifles M1919.

Los hombres fueron identificados como Gerardo Rafael Pérez Jr., alias ‘Jerry’, de 23 años; Francisco Alejandro Benavides, ‘Frankie’, de 23; Mark Anthony Treviño Jr., de 24; Luis Matías Leal, ‘Wicho’, de 30, y Antonio Osiel Casarez, de 26.

Pérez, residente de Laredo (Texas), coordinó la adquisición de más de cien armas de fuego en Texas para ser contrabandeadas a través de la frontera con México y entregadas a un cartel de narcotráfico en Nuevo Laredo (Tamaulipas), según la acusación.

Los cinco están acusados de un cargo de conspiración para traficar armas de fuego, que conlleva una pena de hasta 15 años de prisión, y un cargo de conspiración para comprar armas de fuego con una pena máxima de 25 años de prisión.

La organización criminal, compuesta además por otros tres hombres que ya habían sido arrestados en 2023, supuestamente utilizó compradores testaferros, incluidos los coacusados.

Los documentos judiciales alegan que la organización adquiriría armas de comerciantes sin licencia, o de titulares de licencias federales de armas de fuego, donde los compradores testaferros harían representaciones falsas para asegurar las armas de fuego.

Leal está acusado de proporcionar dinero en efectivo e instrucciones para facilitar la conspiración, y Casarez, de contrabandear las armas de fuego a México.

Los cinco fueron nombrados en una acusación formal presentada el 6 de marzo y fueron arrestados el pasado miércoles, detalló la Fiscalía.

Pérez, Casarez, Leal y Benavides están acusados además de un cargo de conspiración para contrabandear mercancías desde Estados Unidos y un cargo de conspiración para poseer armas de fuego en apoyo de un delito de tráfico de drogas.

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