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¿Por qué no se hacen más pruebas para detectar COVID-19? Esto dice Salud

Las autoridades de Salud federal han reportado hasta el 15 de marzo la realización de 555 pruebas en el sector público para diagnosticar COVID-19 en México, de las cuales 482 resultaron negativas y 53 casos confirmados con la enfermedad (todos ellos importados, es decir, de gente que se contagió en el extranjero y luego llegó al país).

En total, desde enero, el país contó con material para realizar 9,100 pruebas de diagnóstico: 1,500 fueron asignadas al Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (InDRE), y el resto distribuidas en laboratorios de los 32 estados, institutos nacionales de salud y hospitales de especialidad, además del Issste y el Seguro Social, según explicó el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, en la conferencia mañanera del 13 de marzo.

Las 555 pruebas realizadas hasta ahora, respecto al total de 9,100, representan el 6% del total. Si se suman las 176 pruebas que se realizarían a los casos sospechosos reportados, en total se habrían realizado 731 pruebas, por lo que la cifra aumentaría a 8%.

El mismo López-Gatell, en la conferencia del domingo pasado para informar sobre la situación del país ante el coronavirus, respondió a Animal Político por qué no se han realizado más pruebas, como se ha cuestionado en redes sociales y en otros medios de comunicación.

“Hay una expectativa pública, que me parece que en cierta manera ha sido alimentada, no creo que sea tan espontánea, de comparar la cantidad de pruebas que se han hecho en otros países, y tratar de relacionarlas con la eficacia, con la efectividad de las intervenciones. Esto carece de sentido técnico y científico”, mencionó López-Gatell.

“La vigilancia epidemiológica tiene muchas modalidades. La vigilancia epidemiológica es el acto de reconocimiento de una enfermedad en la población, y existen modelos más eficientes que el modelo de vigilancia generalizada”, dijo López-Gatell, destacando que no es necesario hacerle la prueba a todos.

“Lo que se ha privilegiado desde hace muchos años, desde 2005, en que la OMS junto con los centros de controles de enfermedades de Estados Unidos inventaron o propusieron el modelo Centinela de vigilancia de influenza, son precisamente estos monitoreos, basados en estaciones de monitoreo”, y de vigilancia selectiva, agregó.

El modelo aplicado hasta ahora, insistió, por el tipo de contagio que se tiene actualmente, de casos importados, permite tener un reconocimiento territorial bastante claro de la ocurrencia de la epidemia.

Para enfrentar la emergencia por el coronavirus, Corea del Sur adoptó una estrategia muy agresiva de búsqueda de posibles casos. De acuerdo con AFP, ese país llegó a realizar unas 10,000 pruebas diarias, para reducir de forma significativa el ritmo de contagio. Hasta el 12 de marzo, según la misma agencia, Corea del Sur había realizado 220 mil pruebas, con 500 clínicas habilitadas para practicarlas.

El viernes pasado, López-Gatell aceptó que todavía había “una reserva importante de pruebas” en las instancias públicas donde fueron distribuidas en México, y además habrá nuevas compras, “que llegarán oportunamente para seguir haciendo tantas pruebas como sea necesario de acuerdo a la fase epidémica de la enfermedad”.

En sus conferencias, López-Gatell y otros especialistas de la Secretaría de Salud han explicado que vendrá un siguiente etapa de propagación más severa de la enfermedad, en la que habrá propagación comunitaria o casos no importados, y los contagios pasarán de ser decenas a contarse por cientos.

Además del sector público, las autoridades federales de Salud informaron este 15 de marzo que ya están validados 16 laboratorios privados y 3 hospitales privados, para realizar la prueba de detección de COVID-19.

Al pedir que no haya un encarecimiento exacerbado de las pruebas en el sector privado, López-Gatell dio como referente que el costo nominal de producción de cada prueba es de entre 2 mil y 2,300 pesos.

Con información de Nayeli Roldán

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Fuente: Animal Político

Revista

Revive la espectacular inauguración de los juegos olímpicos de Paris 2024

Con el Sena como escenario y el espectáculo aguado por la lluvia, París 2024 repasó los hitos de la historia de Francia siguiendo a un misterioso encapuchado que portaba la llama, con momentos de protagonismo para la Revolución, la literatura, el cine y un homenaje a mujeres como Simone Veil o Simone de Beauvoir.

El espectáculo concebido por Thomas Jolly se dividió en doce segmentos que se fueron sucediendo desde la salida de la delegación de Grecia, desde el puente de Austerlitz, a la cabeza de los 85 barcos que transportaron a las 205 delegaciones olímpicas.

La inspiración de ‘La vie en rose’ primero y Lady Gaga después, con un número de cabaret, fueron la primera gran actuación musical, antes de llegar entre acrobacias a la zona de la catedral de Notre-Dame (aún cerrada por la restauración del incendio que sufrió en 2019), con un guiño a la literatura de Victor Hugo y a su popular personaje Quasimodo.

‘Los miserables’, ‘La libertad guiando al pueblo’ y ‘La Gioconda’ -que a pesar de ser el cuadro mejor custodiado del Louvre, llegó a manos de los minions de la saga ‘Despicable Me’- fueron otras obras artísticas icónicas de la cultura francesa que tuvieron sus momentos de protagonismo a medida que el desfile cruzaba la ciudad.

Fue al paso del encapuchado (de aspecto similar al protagonista de la saga de videojuegos Assassin’s Creed) con la llama por la Conciergerie, un palacio donde estuvo prisionera María Antonieta, cuando sonaron las guitarras más potentes de la noche para recordar la Revolución francesa.

La voz de Marina Viotti y el grupo metalero Gojira se encargaron de recordar la ira del pueblo con la canción revolucionaria ‘Ah, ça ira’, en uno de los momentos más vibrantes del espectáculo.

La lírica la puso después la ópera ‘Carmen’, del francés Georges Bizet, y también la mezzosoprano Axelle Saint-Cirel al cantar el himno de Francia, ‘La marsellesa’, desde el tejado del imponente Grand Palais, que ha sido restaurado para poder acoger varias de las pruebas olímpicas de París 2024.

Ese momento solemne se aprovechó para homenajear a grandes mujeres de la historia, como la escritora e icono feminista Simone de Beauvoir, la política Simone Veil (que impulsó la legalización del aborto en Francia), la cineasta Alice Guy o la pionera del deporte femenino Alice Milliat.

La moda, el cine y la francofonía

La lengua de Molière también tuvo su espacio con la actuación de la franco-maliense Aya Nakamura (la artista más escuchada actualmente en francés en todo el mundo), que interpretó dos de sus grandes éxitos acompañada por la Guardia Republicana ante el Instituto de Francia.

La moda, con un desfile de talentos emergentes -para no olvidar que París es la gran pasarela mundial y capital de la alta costura- , y un recordatorio de la invención del cine por parte de los hermanos Lumière fueron otros pasajes destacados de la noche.

Más internacional fue el capítulo dedicado a Europa al ritmo de ‘The Final Countdown’ (del grupo sueco Europe) y el mensaje de paz que lanzó desde una isleta artificial la cantante Juliette Armanet con una versión de ‘Imagine’.

Un caballero plateado que hizo todo el recorrido a galope sobre el agua -cuando los últimos atletas habían llegado ya a la parada final, el puente de Jena entre la torre Eiffel y los jardines del Trocadero- sirvió en la recta final para hacer repaso de la historia del olimpismo moderno, que también tiene raíces francesas gracias al barón Pierre de Coubertin.

Ese jinete llevó la bandera de los cinco anillos para ser izada frente a la torre Eiffel antes de que se escuchara el himno olímpico, los discursos oficiales y la declaración de apertura, que correspondió como es tradicional al jefe de Estado del país anfitrión, en este caso Emmanuel Macron.

El encapuchado con la llama llegó justo después, para entregársela al futbolista Zinedine Zidane, quien a su vez se la entregó al tenista español Rafael Nadal -desatando un pequeño momento de locura en el Trocadero- para llevarla de vuelta hacia el museo del Louvre junto a otras tres leyendas del deporte: Serena Williams, Nadia Comaneci y Carl Lewis.

Fueron finalmente los franceses Marie Jose Perec y Teddy Riner los encargados de prender el pebetero, un globo aerostático que se elevó al cielo en Tullerías, mientras en lo alto de la torre Eiffel hacía su aparición triunfal la canadiense Céline Dion, cantando el ‘Hymne à l’amour’ de Edith Piaf, con un portentoso chorro de voz pese a la grave enfermedad neurológica que padece.

https://www.youtube.com/live/S7_0QuGodtE?si=4UG224KKUr8y0R5b

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