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Opinión

Primer round. Por Raúl Saucedo

Los Proyectos

En el turbulento panorama político mundial, los debates electorales se han convertido en una parte fundamental de cualquier contienda electoral. Estos escenarios, en los que los candidatos se enfrentan cara a cara para discutir sus propuestas, visiones, calificaciones y descalificaciones, son mucho más que simples espectáculos mediáticos. Son plataformas críticas que permiten a los votantes evaluar y comparar directamente a los aspirantes que buscan liderar a los ciudadanos en el ejercicio del poder.

Los debates ofrecen a los candidatos la oportunidad de comunicar sus políticas, programas y valores de manera clara y directa. Al enfrentarse a preguntas difíciles y desafíos planteados por sus oponentes y en ocasiones hasta por los moderadores, los candidatos deben ser transparentes sobre sus posturas y planes para el futuro. Esto proporciona a los votantes una visión más clara de lo que pueden esperar de cada candidato si son elegidos para ocupar el cargo.

Los debates también sirven como una forma efectiva de evaluar las habilidades y la competencia de los candidatos para ocupar el cargo. Los votantes pueden observar cómo los aspirantes manejan la presión, piensan, articulan sus ideas y responden a los desafíos presentados. Esto les permite evaluar no solo las políticas propuestas, sino también la capacidad de liderazgo y la idoneidad para el cargo.

En un debate, los candidatos no solo exponen sus propias ideas, sino que también las de las plataformas políticas que los postulan, esta es una oportunidad de contrastarlas como ciudadanos. Este contraste permite a los votantes entender las diferencias fundamentales entre las plataformas políticas y las visiones de los candidatos. Al confrontar directamente sus puntos de vista, los votantes pueden tomar decisiones informadas sobre qué candidato mejor representa sus valores e intereses.

Los debates no solo son cruciales para los votantes indecisos, sino que también fomentan la participación ciudadana en el proceso electoral en su conjunto. Al proporcionar una plataforma para el intercambio de ideas y la discusión pública, los debates pueden estimular el interés público en el proceso electoral y motivar a más personas a informarse y participar en el proceso electoral.

El próximo fin de semana tendremos en México el primer debate entre los 3 aspirantes presidenciales, este debate llega al mes de inicio de las campañas, mismas que sin lugar a duda han dado de que hablar para la comidilla política y la vox populi.

Como analista y actor político estoy consciente que el debate se desarrolla en 3 tiempos, el Pre-Debate, El Debate y el Post-Debate, analicemos y desarrollemos esto.

Pre-Debate:

A estas alturas faltando 3 días para el debate los ciudadanos enterados de este ejercicio tienen un juicio de quien ganara el debate, generalmente con un sesgo de preferencia hacia alguno de los contendientes, esto por la militancia que ejerzan en un partido o nivel de interacción en las campañas políticas.

Debate:

El ejercicio en si del debate puede mostrar el perfil del candidato a tal grado de definir a algunos indecisos o decepcionar a algunos simpatizantes, quien gane el debate generalmente será cuestión de perspectiva, pero le puedo adelantar la dinámica que veremos el domingo por la noche: Claudia puntera en las encuestas hablara de propuestas y proyecto de nación, Xochitl segunda en la contienda atacara a Claudia y Maynes espectador del proceso tendrá que ingeniar como llamar la atención de tan codiciado espacio.

Post-Debate:

Tenga por seguro el termino del debate las redes sociales se inundarán de imágenes y videos de quien gano el debate, todos serán ganadores, todos dirán que son los mejores. Esto porque en la etapa del Post-Debate lo gana quien tenga la narrativa y como la mayoría de los electores no habrán visto el ejercicio democrático querrán injerir en la percepción de ellos.

Es así apreciable lector como entramos en un punto de inflexión dentro de las campañas políticas, los debates nos han dado muchos momentos surrealistas dentro de la política mexicana y a mi juicio creo que este debate será mas tranquilo y opaco que otras ocasiones, por lo pronto vaya preparando una cena ligera y algo que tomar, porque la democracia tiene cita el próximo domingo a las 20:00 Hrs y usted es primordial.

@Raul_Saucedo

rsaucedo@uach.mx

Opinión

León. Por Raúl Saucedo

La estrategia de la supervivencia

El pontificado de León XIII se desplegó en un tablero político europeo en ebullición. La unificación italiana, que culminó con la pérdida de los Estados Pontificios, dejó una herida abierta.

Lejos de replegarse, León XIII orquestó una diplomacia sutil y multifacética. Buscó alianzas —incluso improbables— para defender los intereses de la Iglesia. Su acercamiento a la Alemania de Bismarck, por ejemplo, fue un movimiento pragmático para contrarrestar la influencia de la Tercera República Francesa, percibida como hostil.

Rerum Novarum no fue solo un documento social, sino una intervención política estratégica. Al ofrecer una alternativa al socialismo marxista y al liberalismo salvaje, León XIII buscó ganar influencia entre la creciente clase obrera, producto de la Revolución Industrial. La Iglesia se posicionó como mediadora, un actor crucial en la resolución de la “cuestión social”. Su llamado a la justicia y la equidad resonó más allá de los círculos católicos, influyendo en la legislación laboral de varios países.

León XIII comprendió el poder de la prensa y de la opinión pública. Fomentó la creación de periódicos y revistas católicas, con el objetivo de influir en el debate público. Su apertura a la investigación histórica, al permitir el acceso a los archivos vaticanos, también fue un movimiento político, orientado a proyectar una imagen de la Iglesia como defensora de la verdad y del conocimiento.

Ahora, trasladémonos al siglo XXI. Un nuevo papa —León XIV— se enfrentaría a un panorama político global fragmentado y polarizado. La crisis de la democracia liberal, el auge de los populismos y el resurgimiento de los nacionalismos plantean desafíos inéditos.

El Vaticano, como actor global en un mundo multipolar, debería —bajo el liderazgo de León XIV— navegar las relaciones con potencias emergentes como China e India, sin descuidar el diálogo con Estados Unidos y Europa. La diplomacia vaticana podría desempeñar un papel crucial en la mediación de conflictos regionales, como la situación en Ucrania o las tensiones en Medio Oriente.

La nueva “cuestión social”: la desigualdad económica, exacerbada por la globalización y la automatización, exige una respuesta política. Un León XIV podría abogar por un nuevo pacto social que garantice derechos laborales, acceso a la educación y a la salud, y una distribución más justa de la riqueza. Su voz podría influir en el debate sobre la renta básica universal, la tributación de las grandes corporaciones y la regulación de la economía digital.

La ética en la era digital: la desinformación, la manipulación algorítmica y la vigilancia masiva representan serias amenazas para la democracia y los derechos humanos. León XIV podría liderar un debate global sobre la ética de la inteligencia artificial, la protección de la privacidad y el uso responsable de las redes sociales. Podría abogar por una gobernanza democrática de la tecnología, que priorice el bien común sobre los intereses privados.

El futuro de la Unión Europea: con la disminución de la fe en Europa, el papel del Vaticano se vuelve más complejo en la política continental. León XIV podría ser un actor clave en la promoción de los valores fundacionales de la Unión, y contribuir a dar forma a un futuro donde la fe y la razón trabajen juntas.

Un León XIV, por lo tanto, necesitaría ser un estratega político astuto, un líder moral visionario y un comunicador eficaz. Su misión sería conducir a la Iglesia —y al mundo— a través de un período de profunda incertidumbre, defendiendo la dignidad humana, la justicia social y la paz global.

Para algunos, el nombramiento de un nuevo papa puede significar la renovación de su fe; para otros, un evento geopolítico que suma un nuevo actor a la mesa de este mundo surrealista.

@Raul_Saucedo

rsaucedo.07@uach.mx

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