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Resto del mundo

Primera misa en Notre Dame tras incendio, pero con cascos

La catedral de Notre Dame de París celebrará este sábado su primera misa tras el incendio que el pasado 15 de abril provocó el desplome de parte de su techo y de la flecha del templo, anunció este martes la diócesis de la ciudad.

La misa tendrá lugar con «un número limitado de personas por razones evidentes de seguridad» y estará oficiada por el arzobispo de la capital francesa, Michel Aupetit, según el comunicado.

Asistirán unas 20 personas, entre ellos sacerdotes y canónigos de la catedral.

La fecha escogida es simbólica, pues coincide con la fiesta de dedicación de la catedral, que conmemora la consagración del altar y suele celebrarse el 16 de junio.

Por precaución, los participantes tendrán que llevar casco de obra, según el canal francés BFMTV, que precisó que asistirán unas veinte personas, entre ellos sacerdotes y canónigos de la catedral.
Para limitar los riesgos, la misa, que durará una hora, se llevará a cabo al fondo de la catedral, en una zona no afectada por el fuego.

Tras encontrar trazas de plomo en la plaza de Notre Dame, las tareas de descontaminación ya están en marcha.

La reapertura de la plaza se hará solo después de nuevos análisis y de que la prefectura dé su visto bueno.
En ese caso, según la diócesis, «se contemplaría la celebración de las vísperas», las oraciones de la noche, este próximo viernes.

El deán de Notre Dame, Patrick Chauvet, añade en la revista Famille Chrétienne que el plan inicial de construir una «catedral efímera de madera» en esa plaza que está delante del emblemático edificio gótico para no privar a fieles y turistas durante los años que dure la reconstrucción se ha cambiado por la idea de levantar un santuario.

Una réplica de la Virgen se situará bajo ese santuario, a la que los peregrinos podrán contemplar y rezar mientras la catedral siga cerrada al público.

Excelsior

Resto del mundo

Cofece multa a Walmart por prácticas monopólicas: la batalla legal apenas comienza

La Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) asestó un golpe histórico al multar a Walmart de México con 93.4 millones de pesos tras concluir una investigación que se extendió por más de cuatro años. La razón: prácticas monopólicas relativas, particularmente en el trato con sus distribuidores.

Según el dictamen de la Cofece, Walmart aprovechó su posición dominante en el mercado para imponer condiciones desfavorables a los proveedores, afectando la competencia en el sector. Aunque no se han revelado todos los detalles de las “contribuciones” impuestas a los distribuidores, el veredicto destaca cómo estas prácticas distorsionan el acceso al mercado y perjudican a competidores más pequeños.

En respuesta, Walmart no tardó en reaccionar. La empresa anunció que impugnará la decisión y enfatizó su compromiso con el cumplimiento de las leyes mexicanas. En su comunicación oficial, destacó que la sanción carece de fundamento y que está basada en interpretaciones erróneas. Este movimiento era predecible: para una empresa de este tamaño, 93 millones de pesos no solo representan una cifra considerable, sino también una amenaza a su reputación.

Por otro lado, la Cofece también se juega mucho. Este caso es una muestra clara de su intención de reforzar la vigilancia sobre los gigantes corporativos. Sin embargo, una batalla legal prolongada podría poner a prueba su capacidad de defender sus resoluciones en tribunales.

Más allá de la multa, el caso de Walmart pone el reflector sobre una problemática común en el comercio minorista: el desbalance de poder entre grandes cadenas y pequeños distribuidores. Si bien el desenlace de este litigio aún está por definirse, el mensaje es claro: los días de actuar sin consecuencias podrían estar contados. La industria y los consumidores estarán atentos a cada movimiento en esta batalla judicial.

 

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