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Primera multa de la Fiscalía especializada en tortura, contra funcionarios chihuahuenses que detuvieron a priista

A seis días de su creación, la Fiscalía Especial de Investigación del Delito de Tortura ya emitió su primera multa, y fue contra cuatro funcionarios de Chihuahua por no entregar información solicitada sobre la investigación por tortura contra el exsecretario general adjunto del PRI, Alejandro Gutiérrez Gutiérrez.

Gutiérrez, quien fue detenido en diciembre pasado, y es acusado por la Fiscalía de Chihuahua del desvío de recursos públicos hacia campañas de su partido, ha denunciado desde su detención presuntos actos de tortura.
En un comunicado, la PGR informó que hay tres multas para el fiscal de Chihuahua, Cesar Augusto Peniche Espejel, que suman 241 mil 800 pesos.

Otras tres multas son para el director del Centro de Reinserción Social Aquiles Serdán Chihuahua, Juan Martín González Aguirre; la directora de Inspección Interna en Funciones de Fiscal Especializada en Control, Análisis y Evaluación de la Fiscalía General del Estado de Chihuahua, Erika Judith Jasso Carrasco y el fiscal Especializado en Ejecución de Penas y Medidas Judiciales de la Fiscalía estatal, Jesús David Flores Carrete. Cada una por 80 mil 600 pesos.

Exsenador, exdiputado local y federal, precandidato a gobernador por Coahuila y empresario, Alejandro Gutiérrez es considerado uno de los operadores políticos más cercanos del exgobernador de Sonora, Manlio Fabio Beltrones, con quien ocupó la secretaria general adjunta del PRI cuando el sonorense fue presidente del partido en 2015.

La Fiscalía de Chihuahua asegura que el priista “concertó” con exfuncionarios del estado y de la Secretaría de Hacienda, el presunto desvío de un millón 740 mil pesos del erario, entre los días 20 y 23 de diciembre de 2015, “simulando la prestación de servicios” bajo dos contratos realizados con las empresas Promotora de Señalamiento Integral S.A. de C. V (Promotora) y Jet Combustibles, S.A. de C.V (Jet).

La tortura denunciada por Gutiérrez ha provocado una serie de acusaciones entre el gobierno local, encabezado por Javier Corral, y el gobierno de Enrique Peña Nieto. Incluso, el precandidato del PRI a la presidencia, José Antonio Meade, también ha acusado al de recurrir a la tortura, luego de que el mandatario panista señalara que el gobierno federal le retuvo recursos a Chihuahua, en “venganza” por la indagatoria que hace su administración por el presunto desvío de recursos para el tricolor, durante el mandato de César Duarte.

Animal Político

Opinión

Emilia Pérez: Una Mirada Cuestionada sobre México Por: Sigrid Moctezuma

En un mundo donde el cine es tanto un arte como una poderosa herramienta de representación cultural, las películas que abordan la identidad de un país llevan consigo una gran responsabilidad. Tal es el caso de Emilia Pérez, una cinta que, aunque prometía ser un relato innovador, ha generado un torrente de críticas por su visión estereotipada y su superficialidad al retratar la cultura nacional.

Descrita por sus creadores como un “narco-musical”, Emilia Pérez sorprendió al ganar cuatro Globos de Oro, lo que dejó en evidencia una desconexión entre las audiencias internacionales y la percepción mexicana. Mientras en el extranjero se celebra como un experimento cinematográfico audaz, aquí ha sido criticada por perpetuar clichés culturales que parecen sacados de una postal turística, ignorando las complejidades del México actual. Aunque su mezcla de comedia, drama y música despertó curiosidad inicial, para muchos terminó siendo un recordatorio de cómo los estereotipos siguen dominando la narrativa global.

Uno de los puntos de mayor desagrado ha sido la manera en que la película aborda temas sensibles como la identidad de género y la narcocultura. Si bien es positivo que estas cuestiones tengan espacio en la narrativa cinematográfica, en Emilia Pérez se sienten tratadas con una ligereza que no honra su trascendencia. Los personajes, en lugar de reflejar matices reales, se convierten en caricaturas que difícilmente conectan con el público.

Las críticas no solo vienen de los espectadores, sino también de sectores especializados en cine y cultura. Se ha señalado que la película parece diseñada para un público extranjero que consume el «México pintoresco», mientras ignora las voces y experiencias auténticas que definen al país. Lo que representa una oportunidad desperdiciada para proyectar un discurso que sea fiel a nuestra riqueza cultural y social.

Este fenómeno no es nuevo en el cine. Muchas producciones internacionales han intentado capturar supuestamente nuestra esencia, pero terminan cayendo en la trampa: el mariachi omnipresente, las cantinas llenas de tequila y la violencia gratuita. Emilia Pérez, desafortunadamente, parece sumar su nombre a esta lista.

No obstante, este tipo de reacciones también abre un espacio importante para la reflexión. La discusión que surge de estas películas pone sobre la mesa la necesidad de que seamos nosotros quienes contemos nuestras propias historias, desde múltiples perspectivas. Es imperativo que el relato cinematográfico internacional comience a escuchar más atentamente las voces locales y trabajen en colaboración para evitar simplificaciones que diluyan nuestra esencia.

En un mundo donde las plataformas digitales hacen que el cine viaje más rápido que nunca, la responsabilidad de representar adecuadamente a un país se vuelve aún más crucial. La recepción de Emilia Pérez debería servir como un recordatorio de que no somos un concepto único y fácil de definir, sino una amalgama compleja de historias, tradiciones y modernidades.

Quizá, en el futuro, podamos ver más producciones que tomen este desafío en serio, dejando de lado las visiones simplistas. Porque México, con todas sus luces y sombras, merece ser contado con verdad y profundidad.

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