En México ya se cultiva mariguana con la misma calidad de países que tienen una gran industria de cannabis, como Estados Unidos y Holanda, sólo que aquí se produce de manera ilegal.
Por lo menos existen unos 500 cultivadores en diferentes entidades del país que han apostado por conseguir una mariguana gourmet de diversas variedades genéticas de primer mundo, como la White Widow, la Kush, la Critical+, la Jack Herer, entre otras especies españolas, holandesas y estadunidenses. Va quedando en el pasado la clásica hierba que los cárteles mexicanos distribuían, como la Acapulco Gold, la Oaxacan Gold o, simplemente, la popularmente conocida mota del barrio.
Ahora, en lugar de esta mariguana sembrada al aire libre en extensos plantíos y con pesticidas que apenas alcanzaban una potencia de tetrahidrocannabinol, THC, componente sicoactivo de la planta, entre 3% y 8%; estos cultivadores se están enfocando en trabajar con semillas importadas, en espacios cerrados o invernaderos indoor, con técnicas orgánicas, para obtener un THC superior a 20 por ciento.
El periódico Excélsior contactó a tres cultivadores de este tipo de cannabis de diferentes estados, quienes abrieron las puertas de su hogar para enseñar sus “creaciones”, y que serán identificados en este texto por sus seudónimos: Iván, del Distrito Federal, Payer, de Querétaro, y Jeffer, de Tepoztlán.
Los tres se consideran como una especie de chefs, donde los resultados de “su platillo” los pueden obtener al momento de cosechar. Ellos dicen haber tenido éxito si el aspecto es exótico, como en la mayoría de estas plantas modificadas genéticamente; si el olor de la hierba es intenso y, lo más importante, que al consumirla libere los niveles de THC deseados.
Otra coincidencia entre los tres es que aseguran que éste es un hobbie casi exclusivo de los juniors, por los altos costos del equipo, la manutención de los cultivos y de las semillas, valuadas en euros.
Un dato revelador para mostrar las distintas calidades que existen entre la mariguana común y la cultivada en invernaderos que se comercializa de manera legal en ciudades del primer mundo, es que la primera cuesta unos 84 pesos por onza, mientras la misma cantidad de la cannabis para las élites se vende en unos cinco mil pesos.
Ellos, por ejemplo, conocieron este tipo de weed, como también la llaman, en sus viajes por España y Ámsterdam. De Europa fue justo donde cada uno consiguió sus primeros bancos de semillas. Payer llegó a cargar en su equipaje, “muy escondidas”, hasta tres mil semillas, equivalentes a 80 gramos.
“Si vas a Europa y fumas allá, agarras esa cultura, y ya no quieres fumar la mota de aquí, porque las genéticas mexicanas son bastante malas”, explica Payer, quien vivió más de cinco años entre el País Vasco, Ámsterdam y una pequeña ciudad de Bélgica.
Excelsior