Poco después de su arribo a Chile para iniciar una visita de tres días, el papa Francisco recorría algunas calles de Santiago con la ventanilla del automóvil abierta para saludar a los pocos chilenos que salieron a verlo.
A unas horas de su arribo a Santiago, al menos una decena de manifestantes que protestaban contra el abuso sexual de clérigos contra niños se reunieron en un hotel para exigir castigo para los culpables y sus cómplices mientras unas 200 personas de distintas nacionalidades asistían a un seminario sobre el tema para abordar la problemática en sus respectivos países.
El caso más mediático en Chile es el del obispo Juan Barros, quien fue nombrado por Francisco en la diócesis de Osorno, 930 kilómetros al sur de la capital, pese a saber que estaba acusado de encubrir a su mentor, el cura Fernando Karadima, el mayor cura pedófilo de la iglesia católica chilena.
«Hemos dado un paso más. Ya no es el tiempo de que el Papa pida perdón por los abusos, sino que es un momento en que tiene que tomar acción. Eso es lo que nosotros le pedimos al Papa, que no sea cobarde», dijo a The Associacted Press el periodista Juan Carlos Cruz, una de las víctimas de Karadima.
Barros había sido rechazado por los laicos de Osorno previo a su nombramiento y era común que si llegaba a una parroquia, varios feligreses se retiraran o no quisieran comulgar, dijo a la AP el vocero del movimiento de laicos, Juan Carlos Claret.
Francisco avivó la herida
La agenda del viaje del papa establece que el tema prioritario de la visita será la situación de los indígenas y los inmigrantes, aunque en Chile se han dado protestas por los abusos de religiosos que parecieran haber sido tolerados por la jerarquía eclesiástica, por ejemplo, el que aborda el mismo pontífice en una carta fechada en marzo de 2015 en la que Francisco admite que tenía previsto pedir la renuncia a Barros y darle un año sabático.
Para algunas de las víctimas, la publicación de la carta les hizo revivir su situación.
«Yo vengo desde el infierno, de un lugar que no tiene futuro», dijo el doctor Jaime Concha, uno de los panelistas del seminario del lunes que dice haber sido abusado cuando estudiaba en una de las escuelas de los Hermanos Maristas.
El caso de los maristas se dio a conocer hasta 2017 y fue revelado cuando exalumnos también abusados se estaban organizando por internet para reunirse y contar qué les pasó. Mariano Varona, uno de los provinciales de la congregación admitió en agosto pasado que el religioso Abel Pérez les confesó en 2010 que había abusado de 14 muchachos y sólo lo denunciaron siete años después.
Los casos siguen resonando y la semana pasada la estadounidense Anne Barret Doyle dio a conocer un sitio web que describe presuntos abusos sexuales a menores en diversos países. Según BishopAccountability.org, los chilenos incluidos son 78, todos menores.
Campos de detención: el terrible plan de Trump contra los migrantes
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a encender las alarmas en el ámbito migratorio al adelantar un plan que, de concretarse, marcaría un giro radical en la política de deportaciones de Estados Unidos. Sus recientes declaraciones apuntan a la creación de un sistema masivo de detención y expulsión, respaldado por el ejército, lo que ya ha generado controversia entre expertos, activistas y políticos de todas las esferas.
Una emergencia nacional para deportaciones masivas
Trump, quien regresará a la Casa Blanca en 2025, reafirmó en la plataforma Truth Socialque su administración estaría preparada para declarar un estado de emergencia nacionalcon el objetivo de enfrentar lo que ha llamado «una invasión permitida por Joe Biden».
Esta declaración se suma a los comentarios de Tom Fitton, director de la organización conservadora Judicial Watch, quien sugirió que se utilizarían recursos militares para implementar un programa de expulsiones masivas. El expresidente respondió tajantemente: «¡Es verdad!».
El alcance de este plan incluye el despliegue de la Guardia Nacional y, si es necesario, tropas federales. «La Guardia Nacional debería ser capaz de encargarse de las deportaciones; si no, usaría el ejército», afirmó Trump en una entrevista con Time en abril.
Durante su presidencia, Trump endureció significativamente las políticas migratorias, pero sus nuevas propuestas revelan un nivel de agresividad sin precedentes. A esto se suma, la idea de establecer «campos de detención» en Texas, en donde se albergaría a los migrantes antes de ser deportados.
Texas ofrece tierras para la construcción de campos de detención masiva
La comisionada de la Oficina General de Tierras de Texas, Dawn Buckingham, ha propuesto una medida que podría convertirse en el primer paso hacia la creación de campos de detención en la frontera sur de Estados Unidos.
En una carta dirigida al presidente electo Donald Trump, Buckingham ofreció al gobierno 567 hectáreas de tierra ubicadas en el condado de Starr, cerca de Rio Grande City, para la construcción de instalacionesdestinadas a procesar, detener y deportar a migrantes de manera masiva.
Este terreno, que actualmente se utiliza para cultivos agrícolas como cebollas, canola y maíz, sería destinado a albergar campos de detención, una propuesta que ha generado gran controversia en medio del debate migratorio.
Buckingham destacó que la Oficina General de Tierras de Texas está lista para colaborar con el Departamento de Seguridad Nacional y otras agencias federales para hacer realidad este proyecto, el cual se alinea con los planes de Trump para reforzar las políticas de deportación y control fronterizo.
Sheinbaum reacciona a deportaciones masivas y campos de detención
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, expresó su desacuerdo con laspolíticas migratorias propuestas por Donald Trump, especialmente en relación con la posible deportación masiva de migrantes y la construcción de campos de detención en la frontera sur de Estados Unidos.
Durante su conferencia de prensa mañanera, Sheinbaum destacó que su gobierno no acepta que los migrantes sean tratados como criminales, subrayando que existen instituciones de justicia para abordar estos temas de manera adecuada.
«Primero, evidentemente no estamos de acuerdo en que se trate a los migrantes como criminales, para eso existen las instituciones de justicia en cualquier lugar del mundo», afirmó la mandataria, quien también enfatizó la relevancia de la contribución de los trabajadores mexicanos en Estados Unidos.
En este sentido, Sheinbaum detalló que su administración tiene cuantificados los beneficios que estos migrantes aportan al país vecino, tanto a nivel laboral como en términos de impuestos.
Como parte de las preparaciones para un posible cambio de administración en Estados Unidos, Sheinbaum informó que su gobierno trabaja en un plan para enfrentar la eventualidad de deportaciones, asegurando que, en caso de que se den, México está listo para recibir a los connacionales deportados.
«En caso de que hubiera deportaciones nosotros vamos a recibir a las y los mexicanos, tenemos un plan para ello, pero vamos a trabajar previo a ello que no tienen por qué deportarse a nuestros connacionales, que al contrario, benefician incluso la economía de Estados Unidos», añadió.
Además, la mandataria anunció que, en los próximos días, se celebrará una reunión con su gabinete para definir los temas clave que se tratarán con el equipo de Trump una vez que este asuma la presidencia, entre los que se incluyen la seguridad, el Tratado Comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), así como cuestiones culturales y de amistad bilateral.