La etapa 11 de la Vuelta a España, disputada este miércoles en Bilbao, terminó sin ganador después de que manifestantes pro Palestina interrumpieran la llegada. La organización determinó detener el cronometraje oficial a tres kilómetros de la meta, lo que anuló cualquier definición en la línea de llegada.
La jornada estuvo marcada por la tensión desde el inicio en el País Vasco. El arranque neutralizado fue bloqueado por protestas que incluyeron pancartas, banderas y acciones directas, lo que obligó a ciclistas, sindicatos de corredores y organizadores a sostener conversaciones sobre la seguridad del evento.
El malestar se arrastraba desde el martes, cuando Simone Petilli, del equipo Intermarché-Wanty, sufrió una caída tras la irrupción de manifestantes en la carretera, mientras la policía era incapaz de contenerlos. Ese incidente llevó a los ciclistas a pedir a los aficionados mantenerse alejados del pelotón para evitar mayores riesgos.
Elia Viviani, corredor del equipo Lotto, reconoció que la situación había sido debatida con los organizadores: “En las últimas semanas han hecho lo posible por garantizar seguridad, hay muchísima presencia policial. Pero si surge un peligro real para el pelotón, debemos decidir. Si todo se mantiene en calma, no hay problema y la carrera sigue; si no, tendremos que actuar”.
Las interrupciones coincidieron con declaraciones internacionales sobre la situación en Gaza. Philippe Lazzarini, comisionado general de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (UNRWA), advirtió que el enclave “se está convirtiendo en el cementerio del derecho humanitario internacional”.
La Vuelta a España continúa bajo un ambiente de incertidumbre, donde la tensión política se ha trasladado a la carretera y amenaza con marcar el desarrollo de las próximas etapas.