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Salud y Bienestar

Prueba sanguínea ayudaría a reducir mortalidad por cáncer ovárico

Especialistas aseguran tener evidencias alentadoras de que una prueba anual de sangre podría detectar en las mujeres el riesgo de cáncer en los ovarios y que con ello se reducirían las posibilidades de muerte.
El cáncer de ovario es a menudo mortal, pues en general los tumores son detectados demasiado tarde, por lo que investigadores británicos llevaron a cabo un estudio para establecer el efecto de una detección temprana mediante una prueba sobre la mortalidad de este padecimiento.

Se trata del quinto cáncer más común entre las mujeres, incluso es el que provoca más muertes que cualquier otro en el aparato reproductor femenino, ya que sólo 40 por ciento de las pacientes sobreviven cinco años.

Los médicos especialistas estudiaron a lo largo de 14 años a 200 mil mujeres en Reino Unido a través de pruebas sanguíneas para monitorear una sustancia química llamada CA125, que se encuentra en la sangre y es producida por el tejido de los ovarios.

Durante el estudio, los expertos del Departamento de Cáncer de la Mujer, del Instituto para la Salud de la Mujer del Colegio Universitario de Londres, vigilaron los cambios en los niveles de CA125 y si éstos aumentaban entonces realizaban más pruebas.

Los resultados, publicados en la revista especializada The Lancet, muestran que cuando la CA125 se eleva, es momento de actuar para evitar problemas mayores y tener mayores posibilidades de supervivencia.

Su análisis estadístico de los datos inicialmente no mostró ningún beneficio, pero una vez que comenzaron descartar información encontraron que algunas mujeres ya habían comenzado a desarrollar tumores ováricos.

Posteriormente los investigadores realizaron un análisis estadístico más indulgente, que también mostró un beneficio.

Esta prueba fue acogida como un potencial hito en la detección temprana de cáncer en ovarios, aunque otros investigadores aseguran que aún es demasiado pronto para decir que es totalmente eficaz, señaló un reporte de la cadena pública de noticias BBC.

Fuente Notimex BBC

Revista

La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

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