Fue contratado contra la afición.
Como entrenador resultó un fracaso.
Alejó al púbico del estadio de Ciudad Universitaria y los pocos que iban lo abucheaban con gritos de «¡Fuera, fuera!».
En consecuencia, fue despedido de manera vergonzosa.
Ah, pero ahora Mario Carrillo demanda a la Universidad NacionalAutónoma de México (UNAM,) por «pago de prestaciones».
Ojo: no demanda al Club de Futbol Pumas de la UNAM, sino a la misma Universidad, pese a que el equipo es manejado por un patronato en el cual no tiene injerencia la casa de estudios dirigida por el rector José Narro Robles.
La demanda se presentó ante la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, donde se procesan los asuntos laborales cuando hay alguna injusticia a juicio de alguna de las partes, el patrón o el trabajador.
En este caso Carrillo se presenta como asalariado con derecho a «prestaciones».
El caso deberá ser atendido por el abogado general de la UNAM, Luis RaúlGonzález Pérez, y no es previsible el triunfo del entrenador.
La demanda se interpuso el 19 de diciembre pasado, pero trascendió hasta estemartes 15 de enero, casi un mes después.
Carrillo dirigió ocho partidos a los Pumas, de la jornada 8 a la 15 del torneo deApertura 2012, pomposamente llamada Liga MX.
Fue cesado porque apenas logró un puñado de puntos, los cuales evitaron la calificación de los universitarios a la Liguilla de futbol.
Es el corolario de una historia de vergüenza iniciada por Alberto García Aspe, vicepresidente del Club de Futbol Pumas de la UNAM, quien lo llevó.
-Está identificado con el equipo -dijo ufano.
Ahora se ve cuánto: la identificación terminó en demanda.
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