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¿Qué es el BOA, supuesto grupo opositor a AMLO?

El Gobierno de Andrés Manuel López Obrador presentó un documento atribuido al BOA (Bloque Opositor Amplio), un grupo supuestamente contrario al Gobierno federal que pretende conjuntar a diversas fuerzas políticas, sociales y organizaciones para combatir a la denominada Cuarta Transformación (4T).

Desde Palacio Nacional, el Gobierno federal señaló que el BOA persigue los siguientes objetivos:

Desplazar a Morena, partido fundado por el presidente de México, de la mayoría de la Cámara de Diputados en 2021
Revocar el mandato presidencial en 2022
La presentación del documento atribuido al BOA estuvo a cargo de Jesús Ramírez Cuevas, titular de Comunicación social de la Presidencia de la República. El texto presentado está titulado como Rescatemos a México, supuesto proyecto opositor firmado por el BOA.

Algunos aludidos en el documento del BOA son comunicadores, partidos políticos, cúpulas empresariales, encuestadoras y expresidentes.

A continuación, parte del documento:

¿Cómo es la estrategia del BOA?

En la presentación en Palacio Nacional, se explicó que el BOA se rige de 12 ejes fundamentales, algunos de los cuales fueron explicados por Ramírez Cuevas:

Acordar con las dirigencias nacionales del PAN, PRI, MC, PRD y organizaciones afines la postulación de candidatos únicos en los distritos electorales federales de mayor rentabilidad.
Mediante encuestas, determinar las fortalezas y posibilidades de triunfo de cada partido y promover candidaturas únicas del BOA, ya sea de jure o de facto.
En los estados gobernados por dichos partidos acordar con los mandatarios una alianza para apoyar el BOA, tanto en los distritos electorales federales como en los locales, de acuerdo a las posibilidades reales y al peso específico de cada partido.
Otro de los puntos destacados es el 10, donde hace énfasis en una campaña negativa contra Morena: destacar su supuesta rijosidad crónica, su divisionismo interno y su presunta incapacidad para gobernar.
Por lo anterior, AMLO señaló:

“Eso de acuerdos en lo oscurito ya no existen tampoco, predomina la transparencia».

Opinión

Emilia Pérez: Una Mirada Cuestionada sobre México Por: Sigrid Moctezuma

En un mundo donde el cine es tanto un arte como una poderosa herramienta de representación cultural, las películas que abordan la identidad de un país llevan consigo una gran responsabilidad. Tal es el caso de Emilia Pérez, una cinta que, aunque prometía ser un relato innovador, ha generado un torrente de críticas por su visión estereotipada y su superficialidad al retratar la cultura nacional.

Descrita por sus creadores como un “narco-musical”, Emilia Pérez sorprendió al ganar cuatro Globos de Oro, lo que dejó en evidencia una desconexión entre las audiencias internacionales y la percepción mexicana. Mientras en el extranjero se celebra como un experimento cinematográfico audaz, aquí ha sido criticada por perpetuar clichés culturales que parecen sacados de una postal turística, ignorando las complejidades del México actual. Aunque su mezcla de comedia, drama y música despertó curiosidad inicial, para muchos terminó siendo un recordatorio de cómo los estereotipos siguen dominando la narrativa global.

Uno de los puntos de mayor desagrado ha sido la manera en que la película aborda temas sensibles como la identidad de género y la narcocultura. Si bien es positivo que estas cuestiones tengan espacio en la narrativa cinematográfica, en Emilia Pérez se sienten tratadas con una ligereza que no honra su trascendencia. Los personajes, en lugar de reflejar matices reales, se convierten en caricaturas que difícilmente conectan con el público.

Las críticas no solo vienen de los espectadores, sino también de sectores especializados en cine y cultura. Se ha señalado que la película parece diseñada para un público extranjero que consume el «México pintoresco», mientras ignora las voces y experiencias auténticas que definen al país. Lo que representa una oportunidad desperdiciada para proyectar un discurso que sea fiel a nuestra riqueza cultural y social.

Este fenómeno no es nuevo en el cine. Muchas producciones internacionales han intentado capturar supuestamente nuestra esencia, pero terminan cayendo en la trampa: el mariachi omnipresente, las cantinas llenas de tequila y la violencia gratuita. Emilia Pérez, desafortunadamente, parece sumar su nombre a esta lista.

No obstante, este tipo de reacciones también abre un espacio importante para la reflexión. La discusión que surge de estas películas pone sobre la mesa la necesidad de que seamos nosotros quienes contemos nuestras propias historias, desde múltiples perspectivas. Es imperativo que el relato cinematográfico internacional comience a escuchar más atentamente las voces locales y trabajen en colaboración para evitar simplificaciones que diluyan nuestra esencia.

En un mundo donde las plataformas digitales hacen que el cine viaje más rápido que nunca, la responsabilidad de representar adecuadamente a un país se vuelve aún más crucial. La recepción de Emilia Pérez debería servir como un recordatorio de que no somos un concepto único y fácil de definir, sino una amalgama compleja de historias, tradiciones y modernidades.

Quizá, en el futuro, podamos ver más producciones que tomen este desafío en serio, dejando de lado las visiones simplistas. Porque México, con todas sus luces y sombras, merece ser contado con verdad y profundidad.

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