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Ciencia y Tecnología

Qué pasará con tus fotos, correos y documentos cuando Google cambie sus condiciones de servicio el 1° de junio

En noviembre de 2020, Google anunció algunos cambios vinculados con Google Fotos, Gmail y Google Drive (incluidos Jamboard, Sites, Documentos, Hojas de cálculo, Presentaciones, Dibujos y Formularios de Google). Se trata de actualizaciones que comenzarán a regir a partir del 1.° de junio e impactarán en cuentas inactivas o que superen la cuota de espacio disponible durante dos años o más, es decir, que las consecuencias de este cambio se comenzarán a percibir a partir de 2023.

Cada cuenta de Google incluye 15 GB de cuota de almacenamiento gratuito, que se reparte entre el contenido que se encuentra en Gmail, Google Drive y Google Fotos. Una vez que se consumió ese espacio disponible, si se quiere continuar usando el servicio en la nube, entonces puedes adquirir una membresía de Google One, el servicio de almacenamiento en la nube que lanzó la compañía en 2018.

¿Qué pasa si me quedo sin espacio? Ya no podrás subir archivos ni imágenes a Google Drive; así como tampoco crear copias de seguridad de fotos ni videos en calidad original en Google Fotos. En este punto hay que destacar que hasta el 1.° de junio, todo el contenido multimedia que se guarde en “alta calidad” (que es una resolución más baja que la original) no ocupará espacio. Ahora bien: las fotos y videos que se guarden en cualquier tipo de calidad (alta u original) luego de esa fecha sí ocuparán cuota de almacenamiento, como se detalla aquí.

Es posible que si te quedas sin espacio tampoco puedas enviar ni recibir correos electrónicos a través de Gmail, aunque sí podrás continuar accediendo a tu cuenta de Google. Pero para poder seguir disponiendo de todas las opciones que te ofrece de almacenamiento vas a tener que liberar espacio, borrando correos, contenido multimedia, archivos, etc. que ya no necesites o bien adquiriendo espacio extra en Google One.

¿Qué pasa si no soluciono la falta de espacio o si mi cuenta está inactiva por mucho tiempo? Si superaste la cuota de espacio hace 2 años o más y no liberaste ni compraste más espacio para volver a estar por debajo del límite, es posible que Google se quite todo el contenido que tengas en Gmail, Drive y Fotos. Lo mismo podría ocurrir si durante 2 años o más tienes la cuenta inactiva, es decir, si no la utilizas. La forma más simple de mantener los datos activos es visitar periódicamente Gmail, Google Fotos y Google Drive.

Pero antes de que eso suceda, recibirás una notificación por correo electrónico y otras notificaciones de Google. La compañía explica, en sus términos y condiciones, que se contactarán con el usuario al menos tres meses antes de que se cumplan los requisitos para que se borre el contenido.

Además, se le dará al usuario la oportunidad de evitar que se borre su contenido, ya sea comprando más espacio de almacenamiento o quitando archivos. Existen algunas estrategias para quitar, de manera efectiva, contenido que ya no sea relevante y esté ocupando mucho espacio, tal como se explica en esta nota.

A su vez, para evitar perder información, el usuario tiene la posibilidad de descargar todo el contenido que tenga alojado en los servicios de Google

Ciencia y Tecnología

Marihuana duplica riesgo de muerte por infarto y derrame cerebral, revela estudio global con 200 millones de casos

Una nueva investigación publicada en la revista Heart advierte sobre un riesgo grave y hasta ahora subestimado: el consumo de marihuana puede duplicar las probabilidades de morir por enfermedades cardiovasculares, incluso en personas jóvenes y sin antecedentes médicos. El hallazgo surge de un metaanálisis de datos médicos que involucra a más de 200 millones de personas, la mayoría entre los 19 y 59 años, en países como Estados Unidos, Francia, Canadá, Australia, Egipto y Suecia.

Lo más preocupante es que quienes presentaron mayor riesgo eran adultos jóvenes sin factores de riesgo previos como hipertensión, tabaquismo o antecedentes familiares. “Lo que más nos llamó la atención fue que los pacientes hospitalizados por estos padecimientos eran jóvenes, sin historial de enfermedad cardiovascular ni factores de riesgo asociados”, señaló la investigadora Émilie Jouanjus, profesora asociada de farmacología en la Universidad de Toulouse, Francia.

Comparados con quienes no consumen cannabis, los usuarios tienen un 29% más de riesgo de sufrir un infarto y un 20% más de sufrir un derrame cerebral. La revisión sistemática no logró determinar el modo de consumo (fumado, vaporizado, comestible, etc.), pero con base en los patrones de uso en los países analizados, los autores concluyen que la mayoría probablemente lo consumía fumado.

Los especialistas advierten que esta forma de consumo conlleva riesgos similares al tabaco. “Cualquier método que implique inhalar cannabis implica riesgos, incluso para quienes están cerca y respiran el humo de segunda mano”, explicó la doctora Lynn Silver, profesora de epidemiología en la Universidad de California, San Francisco, y coautora de un editorial que acompaña el estudio.

Además, nuevas evidencias apuntan a que incluso los comestibles con THC pueden causar daño vascular. Una investigación publicada en mayo de 2025 reveló que los consumidores de comestibles mostraron una reducción del 56% en la función vascular, incluso más alta que en quienes fuman marihuana, con una reducción del 42%. “El THC, sin importar su forma de ingreso al organismo, tiene efectos preocupantes sobre el sistema cardiovascular”, advirtió la cardióloga investigadora Leila Mohammadi.

Uno de los elementos más inquietantes del estudio es el incremento en la potencia del cannabis disponible en el mercado legal. “Los productos actuales pueden contener hasta 99% de THC. No tienen nada que ver con la marihuana que se fumaba en los años setenta”, señaló Silver. Esta mayor potencia también está asociada con un aumento en los casos de adicción y trastornos mentales graves como psicosis o esquizofrenia. Se estima que en EE.UU., al menos 3 de cada 10 usuarios desarrollan trastorno por consumo de cannabis.

Aunque las políticas públicas han priorizado la regulación comercial y el otorgamiento de licencias a empresas, los expertos piden un viraje urgente hacia la educación sobre riesgos. “Necesitamos tratar el consumo de cannabis como tratamos el tabaco: con advertencias claras, educación médica y políticas que pongan la salud pública al centro”, afirmó Silver.

Los investigadores temen que la relación entre cannabis y enfermedad cardíaca esté subestimada. “Es probable que el vínculo sea incluso más fuerte de lo que reflejan los datos actuales”, reconoció Jouanjus.

En un contexto donde el uso de cannabis se normaliza cada vez más, especialmente en adultos mayores que lo utilizan para el dolor o el insomnio, la evidencia científica lanza una advertencia clara: el cannabis no es inocuo, y su consumo podría tener consecuencias fatales, incluso para quienes creen estar lejos de cualquier riesgo cardiovascular.

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