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Opinión

RADIO Y TELEVISION…por Jaime A. Fong R.

¿Cómo están todos? Con el siempre gusto de poder saludarlos por este espacio, les quiero platicar que el día de ayer llego a San Lázaro, la iniciativa en materia de Telecomunicaciones que firmo el presidente el pasado lunes.

Iniciativa que pide modificar diversos artículos de nuestra carta magna y otras leyes, con el objeto de poder ampliar los servicios y tarifas en diferentes ramas de las telecomunicaciones en nuestro país. ¿Pero en qué consiste?

Articulo 6°. REVO_AXiS_Digital_Radio_with_iPhoneiPod_Dock

Según el numeral sexto de nuestra constitución, establece la libertad de expresión en el sentido más amplio, es decir que la simple manifestación de las ideas no será objeto de alguna inquisición judicial ni administrativa.

La iniciativa propone agregar un apartado B a dicho artículo, para determinar que dicho derecho sea un servicio público de interés general, donde el Estado mexicano tiene la obligación de garantizar que sean bajo los principios de competencia, calidad, pluralidad, cobertura universal, interconexión, convergencia, acceso libre y continuidad

Es decir, que lo que pretenden es que el mayor número de personas puedan acceder a la promoción de actividades culturales, integración nacional, formación educativa y ética,  dar espacio a la diversidad y pluralidad de ideas que fortalezca al país.

Radio.

Las concesiones para la radio en México, se pretende sea llevado por el creado Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), el cual contara de autonomía constitucional, como lo es el Instituto Federal Electoral (IFE), el cual deberá de garantizar que más gente, sin importar su estatus económico, pueda acceder al mercado de la Radio en el país.

Lo anterior se va a ver reflejado con la licitación pública de más cadenas de radio a lo ancho y largo del país, donde como ya les comente, se espera que esto ayude a que con mayor competencia exista mayor beneficio para todos los mexicanos.

Televisión.

De entrada se habla sobre la licitación de dos cadenas de televisión abierta en México, actualmente solo existen dos, (televisa y tv-azteca). Con ello darán margen para que las empresas que estén interesadas en el negocio de los contenidos televisivos deban de ofrecer una mayor calidad y un mejor servicio a un bajo costo para todos aquellos que contratan sus espacios publicitarios en el medio.

Se habla de a quien o quienes tendrán dichas concesiones, la verdad es que eso no lo conocemos, sin embargo debemos de ser claros en que podrán ser grandes empresas que existen actualmente en alguna otra materia o bien aquellos que decidan invertir en este mercado, que para mi punto de vista, ha ido dejando de ser atractivo para muchos.

Lo que respecta a la banda ancha de telefonía fija y móvil, les comento que se espera que con estos cambios, tengamos mejor calidad de transferencia de voz y datos, así como un menor costo a lo que actualmente nos ofrece la mayor compañía de telefonía celular en el país. Esto será a través de la inversión por parte del gobierno mexicano en infraestructura del ramo dado que no se cuenta con ello.

¿Habrá un cambio en los servicios de la tecnología del siglo XXI?

 

Al tiempo, tiempo.

El viernes pasado cayó uno más –

Nos leemos la siguiente semana.

 

Twitter: @jafong

Jaime Agustín Fong Ríos, es originario de Ciudad Cuauhtémoc, Chihuahua, egresado de la Licenciatura en Derecho por la Universidad Autónoma de Chihuahua, ha trabajado como asesor de comisiones legislativas en el Congreso del Estado de Chihuahua y actualmente labora en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.jaime fong

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Opinión

León. Por Raúl Saucedo

La estrategia de la supervivencia

El pontificado de León XIII se desplegó en un tablero político europeo en ebullición. La unificación italiana, que culminó con la pérdida de los Estados Pontificios, dejó una herida abierta.

Lejos de replegarse, León XIII orquestó una diplomacia sutil y multifacética. Buscó alianzas —incluso improbables— para defender los intereses de la Iglesia. Su acercamiento a la Alemania de Bismarck, por ejemplo, fue un movimiento pragmático para contrarrestar la influencia de la Tercera República Francesa, percibida como hostil.

Rerum Novarum no fue solo un documento social, sino una intervención política estratégica. Al ofrecer una alternativa al socialismo marxista y al liberalismo salvaje, León XIII buscó ganar influencia entre la creciente clase obrera, producto de la Revolución Industrial. La Iglesia se posicionó como mediadora, un actor crucial en la resolución de la “cuestión social”. Su llamado a la justicia y la equidad resonó más allá de los círculos católicos, influyendo en la legislación laboral de varios países.

León XIII comprendió el poder de la prensa y de la opinión pública. Fomentó la creación de periódicos y revistas católicas, con el objetivo de influir en el debate público. Su apertura a la investigación histórica, al permitir el acceso a los archivos vaticanos, también fue un movimiento político, orientado a proyectar una imagen de la Iglesia como defensora de la verdad y del conocimiento.

Ahora, trasladémonos al siglo XXI. Un nuevo papa —León XIV— se enfrentaría a un panorama político global fragmentado y polarizado. La crisis de la democracia liberal, el auge de los populismos y el resurgimiento de los nacionalismos plantean desafíos inéditos.

El Vaticano, como actor global en un mundo multipolar, debería —bajo el liderazgo de León XIV— navegar las relaciones con potencias emergentes como China e India, sin descuidar el diálogo con Estados Unidos y Europa. La diplomacia vaticana podría desempeñar un papel crucial en la mediación de conflictos regionales, como la situación en Ucrania o las tensiones en Medio Oriente.

La nueva “cuestión social”: la desigualdad económica, exacerbada por la globalización y la automatización, exige una respuesta política. Un León XIV podría abogar por un nuevo pacto social que garantice derechos laborales, acceso a la educación y a la salud, y una distribución más justa de la riqueza. Su voz podría influir en el debate sobre la renta básica universal, la tributación de las grandes corporaciones y la regulación de la economía digital.

La ética en la era digital: la desinformación, la manipulación algorítmica y la vigilancia masiva representan serias amenazas para la democracia y los derechos humanos. León XIV podría liderar un debate global sobre la ética de la inteligencia artificial, la protección de la privacidad y el uso responsable de las redes sociales. Podría abogar por una gobernanza democrática de la tecnología, que priorice el bien común sobre los intereses privados.

El futuro de la Unión Europea: con la disminución de la fe en Europa, el papel del Vaticano se vuelve más complejo en la política continental. León XIV podría ser un actor clave en la promoción de los valores fundacionales de la Unión, y contribuir a dar forma a un futuro donde la fe y la razón trabajen juntas.

Un León XIV, por lo tanto, necesitaría ser un estratega político astuto, un líder moral visionario y un comunicador eficaz. Su misión sería conducir a la Iglesia —y al mundo— a través de un período de profunda incertidumbre, defendiendo la dignidad humana, la justicia social y la paz global.

Para algunos, el nombramiento de un nuevo papa puede significar la renovación de su fe; para otros, un evento geopolítico que suma un nuevo actor a la mesa de este mundo surrealista.

@Raul_Saucedo

rsaucedo.07@uach.mx

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