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Rechazan gobernadores de NY e Illinois amenaza de Trump de usar ejército en protestas

Los gobernadores de Nueva York, Andrew Cuomo, y de Illinois, Jay Robert Pritzker, rechazaron este lunes la amenaza del presidente Donald Trump de desplegar al ejército en los estados y ciudades frente a las intensas protestas por la muerte de George Floyd.

La tarde de este día en la Casa Blanca, Trump recomendó a todos los gobernadores desplegar a la Guardia Nacional, y advirtió que si las ciudades o estados “se niegan a tomar las acciones necesarias” frente a los disturbios, desplegará a las Fuerzas Armadas y resolverá “rápidamente el problema”.

El gobernador de Nueva York dijo “gracias, pero no, gracias”, en una entrevista a CNN, posterior a la declaración de Trump. Cuomo dijo que las personas “destructivas” son una pequeña minoría de los manifestantes.

“El saqueo, la actividad criminal, son intolerables, y desde el punto de vista de la aplicación de la ley hay que eliminarlos, pero están mezclados con manifestantes”, expresó Cuomo, y criticó que “lo que hizo el presidente hoy fue llamar al ejército estadounidense contra los ciudadanos estadounidenses”.

Cuomo dijo que el presidente busca recrear “la realidad” en Nueva York y que observó las protestas de este lunes en esta capital. “Eran jóvenes, en gran parte una multitud blanca, que se ofenden porque vieron el asesinato de Floyd y eso es lo que debería ser”.

Por su parte, el gobernador de Illinois dijo a CNN que el presidente Trump ha creado un momento incendiario y rechazó enérgicamente “que el gobierno federal pueda enviar tropas al estado”.

“Quiere cambiar el tema de su fracaso sobre el coronavirus, un fracaso miserable y ahora está viendo un momento en que hay disturbios debido a la injusticia que se hizo contra George Floyd. Ahora quiere crear otro tema y algo donde pueda ser la ley y presidente del orden”, dijo Pritzker.

El gobernador criticó la respuesta del presidente ante la protesta fuera de la Casa Blanca este lunes, cuando la policía roció con gas lacrimógeno a manifestantes pacíficos y defendió el derecho de las personas a reunirse ahí.

“Comenzaron a empujar a los manifestantes, arrojando botes de gases lacrimógenos. Esta no es la forma en que nos comportamos en Estados Unidos. Nuestras fuerzas del orden público están en las calles tratando de proteger a las personas”, expresó Pritzker.

Fuente: Aristegui Noticias

Opinión

Emilia Pérez: Una Mirada Cuestionada sobre México Por: Sigrid Moctezuma

En un mundo donde el cine es tanto un arte como una poderosa herramienta de representación cultural, las películas que abordan la identidad de un país llevan consigo una gran responsabilidad. Tal es el caso de Emilia Pérez, una cinta que, aunque prometía ser un relato innovador, ha generado un torrente de críticas por su visión estereotipada y su superficialidad al retratar la cultura nacional.

Descrita por sus creadores como un “narco-musical”, Emilia Pérez sorprendió al ganar cuatro Globos de Oro, lo que dejó en evidencia una desconexión entre las audiencias internacionales y la percepción mexicana. Mientras en el extranjero se celebra como un experimento cinematográfico audaz, aquí ha sido criticada por perpetuar clichés culturales que parecen sacados de una postal turística, ignorando las complejidades del México actual. Aunque su mezcla de comedia, drama y música despertó curiosidad inicial, para muchos terminó siendo un recordatorio de cómo los estereotipos siguen dominando la narrativa global.

Uno de los puntos de mayor desagrado ha sido la manera en que la película aborda temas sensibles como la identidad de género y la narcocultura. Si bien es positivo que estas cuestiones tengan espacio en la narrativa cinematográfica, en Emilia Pérez se sienten tratadas con una ligereza que no honra su trascendencia. Los personajes, en lugar de reflejar matices reales, se convierten en caricaturas que difícilmente conectan con el público.

Las críticas no solo vienen de los espectadores, sino también de sectores especializados en cine y cultura. Se ha señalado que la película parece diseñada para un público extranjero que consume el «México pintoresco», mientras ignora las voces y experiencias auténticas que definen al país. Lo que representa una oportunidad desperdiciada para proyectar un discurso que sea fiel a nuestra riqueza cultural y social.

Este fenómeno no es nuevo en el cine. Muchas producciones internacionales han intentado capturar supuestamente nuestra esencia, pero terminan cayendo en la trampa: el mariachi omnipresente, las cantinas llenas de tequila y la violencia gratuita. Emilia Pérez, desafortunadamente, parece sumar su nombre a esta lista.

No obstante, este tipo de reacciones también abre un espacio importante para la reflexión. La discusión que surge de estas películas pone sobre la mesa la necesidad de que seamos nosotros quienes contemos nuestras propias historias, desde múltiples perspectivas. Es imperativo que el relato cinematográfico internacional comience a escuchar más atentamente las voces locales y trabajen en colaboración para evitar simplificaciones que diluyan nuestra esencia.

En un mundo donde las plataformas digitales hacen que el cine viaje más rápido que nunca, la responsabilidad de representar adecuadamente a un país se vuelve aún más crucial. La recepción de Emilia Pérez debería servir como un recordatorio de que no somos un concepto único y fácil de definir, sino una amalgama compleja de historias, tradiciones y modernidades.

Quizá, en el futuro, podamos ver más producciones que tomen este desafío en serio, dejando de lado las visiones simplistas. Porque México, con todas sus luces y sombras, merece ser contado con verdad y profundidad.

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