La Asociación Americana de Ortodoncia recomendó que a partir de los siete años, todos los niños deben visitar y someterse a un examen con el ortodoncista.
Ello, a fin de detectar a tiempo cualquier problema, pues existen varias alteraciones que pueden afectar los dientes y las mandíbulas durante la infancia.
En ese contexto, el especialista del área de Ortodoncia de Mayo Clinic, John Volz, destacó que contrario a la creencia de visitar al ortodoncista en la adolescencia para la colocación de los frenos dentales, desde niños es necesario dicho examen.
Ello permite obtener valores basales de los dientes y las mandíbulas, así como detectar cualquier problema en sus primeras etapas.
El propósito de la ortodoncia, dijo, es prevenir, diagnosticar y tratar cualquier irregularidad dental o facial, la cual en términos técnicos es ‘maloclusión’, que significa ‘mala mordida’.
En un comunicado, insistió que aproximadamente a los siete años, la mayoría de los niños ya tiene varios dientes permanentes en las mandíbulas superior e inferior, y una vez que éstos empiezan a salir, el ortodoncista puede evaluar el desarrollo de la mordida en el niño y ver si hay áreas de las cuales preocuparse.
Comentó que la primera evaluación permite al especialista observar si la erupción dentaria está fuera de lugar, si faltan o sobran dientes, e identificar si hay alguna pérdida prematura de los dientes de leche o retraso en la erupción de los permanentes.
El examen de ortodoncia también permite revisar si los dientes son de tamaño normal y en caso de no serlo, evaluar si aquello amerita atención, como es el caso de los dientes superiores demasiado prominentes, que pueden ser problemáticos porque plantean mayor riesgo de sufrir daños ante una caída del niño.
Volz refirió que otros problemas son de apiñamiento dental o poco espacio entre los dientes, que puede aparecer a medida que salen los permanentes.
Además, el examen puede poner en evidencia la mala alineación de las mandíbulas, como resultado de una alteración en el crecimiento de una de ellas o ambas, y ofrecer la oportunidad de hablar sobre ciertos hábitos orales, tales como chupar un dedo, el pulgar o apretar los dientes.
También resaltó que en algunos niños, los problemas del habla empiezan a desarrollarse a consecuencia de ciertas dificultades dentales o mandibulares, incluso a temprana edad, por lo que es importante identificar y tratar dichos problemas lo más pronto posible, antes de que se vuelvan más graves.
De manera general, el tratamiento de ortodoncia en los niños pequeños no es tan completo como suele ser en adolescentes o en adultos, debido a que sólo se concentra en controlar los problemas específicos ya identificados, concluyó.
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