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México

Reconoce EPN que triunfo de AMLO fue contundente

El presidente Enrique Peña Nieto admitió que el triunfo del presidente electo Andrés Manuel López Obrador fue contundente, aunque dijo, él quería que ganara su candidato, José Antonio Meade.

Tras darse a conocer los resultados preliminares, comentó que se comunicó con López Obrador con el objetivo de felicitarlo y manifestar su disposición de llevar a cabo una transición ordenada.

En entrevista radiofónica, Peña Nieto dijo estar satisfecho por el proceso democrático y por su tranquilidad y civilidad de contendientes. «Estoy muy contento con la jornada electoral que tuvimos, más allá del resultado».

Aseveró que el PRI mantenía un desgaste por el clima antisistémico, motivo por el cual fue elegido Meade Kuribreña toda vez que no ha militado en algún partido político a pesar de trabajar en la administración pública federal.

México

Gentrificación en CDMX: crecimiento urbano que desplaza a sus habitantes

Colonias como la Roma, Condesa, Juárez y San Rafael se han convertido en epicentro de protestas vecinales por el aumento desmedido en las rentas, el despojo inmobiliario y la pérdida de identidad barrial. El fenómeno detrás de estas inconformidades es la gentrificación, un proceso urbano que, aunque para algunos simboliza renovación, para otros representa expulsión, desigualdad y ruptura social.

La gentrificación ocurre cuando barrios de clase trabajadora reciben fuertes inversiones económicas y una oleada de nuevos habitantes con mayor poder adquisitivo. Este cambio trae consigo mejoras en infraestructura y servicios, pero también incrementos abruptos en el precio de rentas y propiedades, desplazamiento de residentes originales y una transformación profunda en la cultura e identidad del barrio.

En la Ciudad de México, el fenómeno se ha intensificado con la llegada de nómadas digitales y extranjeros atraídos por el bajo costo de vida, quienes elevan la demanda de vivienda en zonas céntricas. Esto ha generado una turistificación desmedida, en la que muchas viviendas se destinan a rentas de corta estancia (como Airbnb), reduciendo la oferta para los habitantes locales.

A ello se suma la presión de desarrolladores inmobiliarios para que inquilinos tradicionales abandonen sus viviendas, con el fin de remodelarlas o demolerlas y construir nuevos complejos de lujo. Tiendas de abarrotes y fondas han sido reemplazadas por cafeterías de cadena y boutiques, alterando la vida comunitaria.

Además, la desigualdad urbana se agudiza: quienes no pueden pagar los nuevos precios se ven obligados a mudarse a zonas más lejanas, con mayores tiempos de traslado y menor acceso a servicios básicos.

En respuesta, colectivos ciudadanos y legisladores han exigido medidas que regulen el mercado inmobiliario, protejan a los arrendatarios y prioricen un desarrollo urbano equitativo. La gentrificación, advierten, debe atenderse antes de que transforme por completo el rostro y el alma de la capital.

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