No fue penal, fue goleada, con el arbitraje más puerco que pueda haber, jugadores sobornados para tirarse al suelo y levantar la mano y el ganador de siempre: las televisoras, no con el mundial, sino con la reforma en Telecomunicaciones, un verdadero robo en despoblado.
Para no abrumarlo con datos técnicos, reunimos los principales puntos de lo que los senadores Graciela Ortíz, Patricio Martínez y Lilia Merodio, aprobaron el fin de semana con la férrea oposición del también senador, pero panista, Javier Corral:
Empecemos con lo bueno: Derrumban el monopolio de Carlos Slim en telecomunicaciones, es decir telefonía fija, celular e internet, su feudo de siempre, pues ahora deberá dejar que otras compañías usen la red que lo hizo el más rico del mundo y tendrá que competir con ellas. Ya no podrá cobrar roaming (lo que usted paga por recibir llamadas fuera de su área), no se cobrará la consulta de saldo, ya no te llamarán para ofrecerte paquetes, desaparecen los plazos forzosos, podrás cambiar de compañía cuando quieras, sin tanto trámite, entre otras ventajas. Muy bien por todo esto.
Ahora viene lo malo: Contrario a lo que hicieron con Telcel, Telmex, Dish y todos los monopolios de Slim, que serán abiertos con ¡70 medidas! Para abrirlo a la competencia, todo lo relacionado con radiodifusión, llámese televisión abierta, digital y de microondas, así como la de paga y radio, serán entregados como regalo a Televisa y un poco a TVAzteca, pues nadie podrá impedir que estos monstruos se coman a las cableras locales con prácticas monopólicas como ofrecer paquetes casi regalados hasta hacerlas quebrar y luego, con el camino libre, subir el precio a su antojo, con el mercado sometido.
Otro punto importante es que con la televisión digital, habrá capacidad para cuatro veces más canales, cuando menos, pero ¿adivine qué? En vez de abrirlos a otras cadenas o a la competencia, serán entregados todos a las televisoras de siempre, que además podrán comercializar más del 40% de su tiempo al aire y ¡sorpréndase! Los informerciales no cuentan como publicidad, así que tienen prácticamente vía libre para vender tanto como puedan un bien que, en teoría, pertenece a todos los mexicanos, el espectro radioeléctrico.
Por el contrario, las televisoras y radios comunitarias tienen prohibidísimo vender publicidad, pues deben conformarse con lo que el Gobierno les otorgue, y en ningún caso las estaciones de radio no comerciales podrán tener torres mayores a 30 metros o más de 2 watts de potencia. Esto significa potencia para una cuadra; los escucharán sus vecinos, si no tienen árboles altos o muros gruesos. Todo esto está encaminado a que nadie fuera de las televisoras y radiodifusoras coludidas con el poder pueda transmitir nada. Un golpe a las radio comunitarias ya cualquier intento de organización y difusión ciudadana y de minorías.
El Ifetel tiene ahora más autonomía y puede supervisar todo… pero nada más supervisar, pues las sanciones volvieron a la Segob, que podrá imponerlas a criterio (con línea del presidente o de otro funcionario) y por el monto que prefiera. Por ejemplo, la publicidad de comida chatarra será vigilada por el Ifetel, pero la sanción la impondrá la Secretaría de Salud. Hay otros casos más.
El punto que quizá más delicado es que ahora las autoridades contarán con el permiso para monitorear a cualquiera de nosotros, nuestras comunicaciones, mensajes, correos, etcétera, todo en tiempo real y sin orden judicial. Esto significa que una empleada municipal podría revisar dónde se encuentra cada vez que quiera, qué escribe, a quién, etcétera, y peor aún, decírselo a secuestradores, asesinos o simplemente ladrones. Les dejaron la mesa servida y el platillo principal es nuestra privacidad. Cualquier funcionario puede saber todo sobre usted, todo. No hay reglas. Esto es sólo un poco de lo malo, hay mucho, mucho más.
Muchas de estas leyes fueron aprobadas por presiones de las televisoras a los legisladores, deudas pendientes y, sobre todo, promesas, muchas promesas, pues todos sueñan con ser gobernadores, funcionarios federales y lo que sea, para lo cual la buena relación con TV y Radio puede ser fundamental. Les hablaron al oído y al ciudadano… que se lo lleve el Diablo.
Hoy todos los diputados federales del PRI están concentrados en la Ciudad de México para darle trámite a la reforma en Telecomunicaciones, pero realmente no son ellos sus mejores impulsores, sino el PAN, a través de personajes como Manuel Lozano, Roberto Gil Zuarth, Cordero y todo el equipo de Calderón, un lastre del que México no se ha podido deshacer.
Pero en el PRI local les valen las telecomunicaciones. Están clavados en definir candidatos para las diputaciones federales de 2015, el semillero para iniciar la carrera rumbo a la gubernatura y sus principales posiciones. Todos andan bien metidos y adelantar nombres sería llenar este espacio. Sobran los soñadores.
El que está haciendo berrinche es Fermín Ordóñez, quien trae atravezado al alcalde Javier Garfio por no cumplirle sus caprichos y ahora está tirando parejo el ‘fuego amigo’, que de amistoso no tiene nada. Ya andan viendo cómo asilenciarlo y parece que ni su padrino Pancho Salcido podrá salvarlo, pues como activo del PRI vale poco y como funcionario apenas más que nada.
Y quien fue sucesor de Garfio en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, Lalo Esperón, ya se cansó de su partido y de plano se quitó el disfraz de panista para pasarse al lado donde le han dado más valor, el PRI, si no formalmente, al menos de facto. Ya empezó la despedazadera del PAN, pues todo apunta a que les repetirán la dosis de arrancarles a sus cuadros fuertes de una forma o de otra, desde el PRI o desde Palacio. Más vale que Mario Vázquez sepa unir a su gente o se los van a voltear.
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