Jenna Phillips, de 21 años, solía trabajar como óptica en Austin, Texas. Pero ahora se dedica a imitar perros en línea para contenido adulto, una actividad que le deja mucho más ingresos que su primer trabajo.
Phillips cambió de profesión cuando se dio cuenta de la cantidad de dinero que pretender ser un perro le dejaba. No obstante, no solamente lo hace por las ganancias, sino porque en su “corazón siempre pensó que era un cachorro”.
Ahora, con tan solo siete videos en su cuenta de Tik Tok, la mujer cuenta con más de 122.000 seguidores. Y en su cuenta de contenido adulto en la plataforma de OnlyFans tiene suscriptores que pagan hasta USD 20 para ver su contenido exclusivo en el que persigue pelotas, camina con una correa y toma baños; en la mayoría de ellos se encuentra desnuda.
Me siento como un perro: solo quiero rodar, jugar a la pelota, que me rasquen la cabeza, correr y jugar. Todo de eso. Siempre he actuado como un cachorro, pero no de manera sexual al principio. Solía fingir que era un cachorro cuando era pequeña. Realmente amo los elogios, me encanta escuchar ‘buena chica’. Hace que mi corazón se derrita cada vez
Durante el primer año y medio, el contenido que hacía para su cuenta de OnlyFans eran cosas simples, pero cuando Phillips visitó una convención en Chicago, conoció a dos hombres que estaban adentrados en la “escena del juego de mascotas”, y este encuentro la inspiró para aprender más del tema.
Ha habido un gran aumento en mis seguidores desde que empecé a hacer contenido de cachorros. La mayoría de la comunidad de cachorros es para hombres homosexuales. Cada vez que iba a comprar el equipo, era solo para hombres
Fue entonces cuando combinó su pasión por imitar perros con un hueco que existía en el mercado de contenido explícito. Ahora este empleo le hace ganar mucho más de lo que ganaba antes.
“Pensé, ¿por qué no creo el mercado? Sé que hay una demanda, así que, ¿por qué no la proporciono? Ahora es mi trabajo a tiempo completo. Mis ingresos han aumentado 100 veces desde que empecé a generar contenido de juegos para cachorros. Estoy ganando seis cifras al mes”, indicó.
No solamente se dedica a hacer videos generales, sino que hace “pedidos especiales”, por los que cobra hasta USD 1.200.
Hago videos personalizados, y lo máximo que he cobrado por un video fue USD 1.200. Si alguien me dice lo que quiere, le daré una cita. Cuanto más excéntrico lo quieras, más costará
A pesar de que trata de no juzgar y de mantener una mente abierta con los fetiches de cada persona, una cosa es segura: nunca trabajará con animales.
“Algunas de las solicitudes son demasiado. La gente me ha pedido que me filme con un perro de verdad, y no puedo decir que no lo suficientemente rápido. No hay animales involucrados en mi filmación y nunca habrá”, aseveró.
Por lo pronto Phillips está viviendo en un sueño y se siente muy contenta de poder hacer este contenido y de tener fanáticos que siguen sus pasos, literalmente.
“Esto es lo que más me gusta hacer. Me siento tan agradecida de ganarme la vida haciendo algo que estaría haciendo incluso si no hubiera dinero involucrado. Mis fanáticos hacen mi mundo. Estoy muy agradecida por ellos”, agregó.
Desaparece en Disneyland y aparece días después en un bote de basura en Mexicali: el misterioso caso de Annie Encino
Una adolescente estadounidense de 16 años fue localizada con vida dentro de un contenedor de basura en Mexicali, Baja California, días después de haber desaparecido en el parque Disney California Adventure, en Anaheim. El caso ha despertado preocupación e interrogantes en ambos lados de la frontera, especialmente por el silencio mediático en México y las lagunas que aún rodean su cruce hacia territorio nacional.
Annie Kathleen Encino desapareció el pasado 20 de abril tras una discusión con su familia dentro del parque temático. Fue vista por última vez alejándose sola, lo que activó una Alerta Amber en Estados Unidos. Sin embargo, esa alerta nunca cruzó a territorio mexicano, dejando a la opinión pública del país sin conocimiento de su desaparición… hasta que la historia dio un giro tan insólito como alarmante.
Días después, una llamada anónima al 911 alertó a la policía municipal de Mexicali sobre la presencia de una menor dentro de un bote de basura. Al llegar al sitio, los oficiales encontraron a la joven en condiciones que no han sido detalladas, pero confirmaron su identidad. El consulado de Estados Unidos fue notificado de inmediato y su madre viajó a la ciudad fronteriza para identificarla y llevarla de regreso.
Hasta ahora, las autoridades mexicanas no han informado cómo fue que Annie cruzó la frontera sin documentos, sin acompañantes y sin ser detectada. Tampoco han revelado si fue víctima de trata, secuestro, abuso o si viajó voluntariamente con ayuda de terceros. La Fiscalía de Baja California mantiene abierta una investigación para esclarecer los hechos.
Lo que sí queda claro es que algo falló en los mecanismos de cooperación fronteriza. Ni la alerta internacional funcionó, ni hubo un protocolo binacional que permitiera actuar a tiempo. La aparición de una menor estadounidense en un contenedor de basura, en una ciudad donde los casos de desapariciones no son novedad, pone una vez más bajo la lupa la crisis de seguridad y el flujo irregular entre ambos países.
Mientras se esperan más detalles oficiales, el caso de Annie Encino evidencia que incluso en un entorno supuestamente seguro como Disneyland, la vulnerabilidad de los menores puede terminar en una historia digna de una serie policiaca.