Ni el antiguo Egipto tuvo una plaga de chapulines tan masiva como la que ocurrió ayer en Chihuahua, de manera que la pregunta no es quién renunció sino quién se quedó en su puesto, ya que fue un verdadero deshuesadero, aunque claro, sueltan uno para ir por otro más gordo, mucho más gordo.
Independientemente de si tienen obligación o posibilidades reales de alcanzar la bendita unción tricolor, el primero en renunciar fue el ahora alcalde con licencia Javier Garfio, quien mostró decencia al asegurar que, quede o no quede, no volverá a ocupar la silla que dejó, la cual será regida por el empresario favorito de Palacio, Eugenio Baeza, el señor que vende 11 mil millones de pesos en salchichas al año.
Enrique Serrano también hizo lo propio y le encargó el changarro a Javier González, quien era su suplente y había movido las aguas en educación.
Lilia Merodio también fue autorizada por el senado y por los rabinos del PRI, y en su lugar quedó la diputada Adriana Terrazas, quien a su vez pidió licencia para saltar de una cámara a otra. El mismo caso ocurrió con Graciela Ortíz, quien dejó vacía su silla y tuvo que llamar a la diputada federal Georgina Zapata, hija del ‘Don Corleone’ de la CTM.
Héctor Murguía también tenía un puesto a modo, con presupuesto y todo para encampanarse con lana pública como si nada, pero no quiso quedarse atrás y se lanzó también, dejando tirado su puesto de representante ante la Conago, en el cual duró apenas cuatro días… ni para qué el trámite.
Marcelo González Tachiquín fue el otro que dejó todo para seguir sus aspiraciones, y tras haber ocupado tres cargos en el gabinete, presentó su renuncia, al igual que el director de Finanzas y Administración de Prospera, Víctor Valencia de los Santos, y el delegado del Issste, Jorge Esteban Sandoval, estos últimos identificados con el grupo Delicias.
Los panistas no se quedaron atrás. Juan Blanco tiró el encargo que recién había alcanzado como diputado federal panista, mientras que Jaime Beltrán también hizo su trámite ante el Cabildo de Delicias.
Así los adelantados, a pesar de que la mayoría de ellos no tenía ni obligación ni motivo estricto para renunciar, ya que tanto PRI como PAN publicarán sus convocatorias hasta enero, pero nadie quiso quedarse fuera del arranque, para no verse indecisos o rezagados ni dar tiempo a que su capital político migre a un proyecto más decidido.
Así se fue al carajo el pacto priísta de no pedir licencia y mantener el suspenso hasta enero, la instrucción de Manlio Fabio Beltrones para ponerle una correa a los acelerados, e incluso hubo quienes se sintieron incómodos de tener que dar el salto tan pronto como Teto, quien no alcanzó a usar ni el excusado en su nuevo encargo.
Otro punto que llamó la atención fue el formato de la renuncia ya que mientras la mayoría usó el clásico papeleo y discurso hipocritón, Marcelo González Tachiquín le apostó a las redes sociales como una muestra más de que se siente un político 2.0 y sabe que la comunicación política ya no es cómo antes. Palomita.
Ahora sí ya andan todos sin correa, y no se sorprenda topárselos hasta en la fila de los tamales, aunque eso sí, con el tacto necesario para no pedir directamente el voto ni incurrir en lo que sus rivales llamarán ‘actos anticipados de campaña’, aunque dicho sea estos actos empezaron hace mucho, en algunos casos hace años. Estrictamente en los tiempos, los partidos deberán emitir sus convocatorias entre el 2 de diciembre y el 15 de enero.
Así, queda manifiesto lo que siempre se ha sabido. La elección de precandidato a gobernador se les fue de las manos en Chihuahua, y el llamado del supremo líder Manlio Fabio no dio ninguna certeza a nadie, ni tampoco hay un panorama, pacto ni ganas de pactar. Todos se sienten con derecho a ser, con méritos y con tamaños para alcanzar la silla. Si no, ni para qué soltar la ubre que tenían.
La primera en lanzarse fue Lilia, pues ella trae proyecto político propio y aunque con sus padrinos, podríamos decir que es de las que gozan con mayor independencia, y por eso saltó cuando vio el cobijo que se le daba a ‘Teto’ desde Palacio, pues mientras a ellos les ponían su estatequieto al ex alcalde juarense hasta le daban vuelito.
El gobernador Duarte tiene cuatro apuestas: Serrano y Garfio como oficiales, Teto como comodín y Tachiquín es el por si acaso pues tiene permiso pero no apoyo, muestra de que ni él sabe para dónde sopla el viento, y que prefiere presentar una terna que un solo perfil y así diversificar sus apuestas, pues hace varios sexenios que ningún gobernador chihuahuense logra imponer a su ‘gallo’.
Será dentro de dos o tres semanas que Peña Nieto y Beltrones acuerden quién será el elegido de una vez por todas, si no es que ya lo han hecho. Lo que es seguro es que muchos de los aventados ya están descartados, pero no se sabe quiénes, y por eso prefirieron saltarse las trancas que descartarse solitos. Pronosticar ahora sería especular, no hay nada para nadie, aunque para unos haya menos que para otros.
Los únicos que no están en la saltadera son Marco Adán Quezada y Óscar Villalobos, al fin y al cabo que ellos ni tienen puesto ni necesidad de aguantar el golpeteo y desgaste previo, peor del que ya se llevaron, sobre todo el ex alcalde de Chihuahua a quien le pegaron todo lo posible con el tema Aeroshow, sin ser el mero mero del baecismo, pues comparte cariño con Víctor Valencia, Jorge Estaban Sandoval y Óscar Villalobos, quienes parecen mantener un pacto de unidad nomás entre ellos, el pacto de los desheredados. Chela y Lilia van solas, sin grupo en Chihuahua, pero con empuje fuerte desde el Altiplano, que es donde finalmente se decidirá todo.
Los más encantados con la atomización de los grupos priístas son los del PAN, con dos apuestas (por lo pronto), que son Blanco y Beltrán del Río, aunque tienen un escenario tan favorable que hasta se especula que Gustavo Madero y Javier Corral podrían decir “siempre sí”, sobre todo este último que de un tiempo para acá arreció el golpeteo contra el gobernador Duarte y empuja un día sí y otro también, con éxito al menos mediático, la demanda contra el ballezano, quien no ha podido explicar de dónde y con qué se compró un banco, si era un humilde lotero hasta antes de ser gobernador. Está raro.