México es el país de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos con la mayor tasa de natalidad en adolescentes de entre 15 y 19 años.
Dos de cada diez nacimientos en el país son de una mujer menor de 20 años. En 2012 se contabilizaron prácticamente medio millón de nacimientos de bebés cuya madre fue una adolescente.
Pero hay más: entre 2006 y 2014 hubo casi 100 mil nacimientos en mujeres menores de 15 años que probablemente están relacionados con abuso o violencia.
Tan sólo entre 2013 y 2014 se registraron 394 nacimientos en niñas de 10 años.
De acuerdo con el reporte Embarazo y Maternidad en la Adolescencia realizado por Save The Children, los embarazos en la adolescencia se relacionan con violencia sexual, nupcialidad temprana, el no uso o uso incorrecto de anticonceptivos y, en general, la poca educación integral en sexualidad entre los adolescentes.
Y contrario a lo que se pudiese pensar, también tiene que ver el hecho de que algunas adolescentes ven a la maternidad como un medio para conseguir un estatus dentro de sus comunidades.
Si bien una tercera parte de los embarazos entre adolescentes no son planeados, muchas de ellas desean el embarazo por falta de otras oportunidades y de un contexto donde la maternidad es el único rol valorado de las mujeres en el lugar donde viven.
En este contexto, al menos una de cada cinco mujeres contrae una unión conyugal antes de cumplir los 18 años, y las jóvenes hablantes de lengua indígena presentan proporciones de matrimonio infantil superiores al 40 por ciento en los estados de Chiapas, Guerrero y Veracruz.
El problema es que el embarazo adolescente tiene repercusiones importantes para el desarrollo, la salud y los derechos humanos de las adolescentes.
El estudio de Save The Children advierte que puede poner en riesgo su propia supervivencia, ya que al no contar con el desarrollo físico adecuado tienen mayores probabilidades de morir por complicaciones en el embarazo o el parto que las mujeres adultas, y aumenta también la probabilidad de tener un nacimiento prematuro y que el bebé nazca con bajo peso.
Otro de los problemas a los que se enfrentan las adolescentes embarazadas es la deserción escolar.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Deserción en la Educación Media Superior, 17.7 por ciento de las mujeres embarazadas menores de 18 años deja la escuela, mientras que la deja 30.7 por ciento de las menores de 15 años.
La reproducción de la pobreza es otra de las consecuencias del embarazo adolescente, pues según el Fondo de Población de Naciones Unidas, 33 por ciento de las mujeres de 20 a 24 años que fueron madres adolescentes se encuentran en el quintil más pobre y 32 por ciento de los hogares encabezados por padres jóvenes vive en pobreza.