Durante una revisión del acervo literario de la escuela Tàber de Barcelona, se decidió retirar 200 libros por considerar que reproducen patrones sexistas, reiterando una conducta tóxica entre los alumnos y alumnas.
Si bien vetaron todo tipo de textos, desde preescolares que enseñan a leer a los infantes hasta obras de alta literatura; lo que más ha destacado es que la iniciativa alcanzó a cuentos clásicos como La Caperucita Roja, La Bella Durmiente y La leyenda de Sant Jordi, una historia del folclor español.
Se alega principalmente que estos libros no demuestran un trato igualitario entre hombres y mujeres, al poner a lo varones como personajes valientes, competitivos y violentos; mientras que las féminas eran rebajadas a una presencia dramática. De ahí que estos no se adecuen a los valores actuales, es decir, más sensibles a la igualdad de género, señaló Anna Tutzó, una de las madres que revisaron el catálogo de la biblioteca de la escuela.
«La sociedad está cambiando y es más sensible a la cuestión de género, pero esto no se está reflejando en los cuentos»
Hay que señalar que otras escuelas del España se han sumando a este movimiento, revisando el catálogo de sus bibliotecas y sacando los textos que consideran no se adecuan a la realidad contemporánea. Esto con el fin de darle a los niños y niñas una perspectiva adecuada que no esté atravesada por los estereotipos de género que, en su interpretación, promueven las obras citadas.
Al respecto, la editoriales que publican varios de los textos retirados, entre ellos el de la Caperucita Roja, se han posicionado en contra de este proyecto; alegando que es una censura artera y que más que ayudar al desarrollo de los niños, se quiere invisibilizar estos problemas, encerrándolos en una burbuja en lugar de obligarlos a que les hagan frente.
Asimismo, alegan que se debe de dejar que los niños se enfrente a estas obras; pero con un enfoque crítico para favorecer precisamente la evolución del pensamiento en estas y otras cuestiones. El ocultarlos significa obviar nuestro pasado, los errores de este y hacía dónde queremos ir, ya con una nueva visión para corregir el desequilibrio que enaltece a un género y rebaja a otro.
Con información de El País