Las exportaciones desde la región china de Xinjiang a EE.UU. se duplicaron en el primer trimestre de 2021 a pesar de las sanciones impuestas por Washington contra los productores locales, dio a conocer este jueves South China Morning Post con referencia a los datos de la Administración General de Aduanas de China.
Según el medio, durante los primeros tres meses de 2021 se registró un aumento del 113 % con respecto al año anterior, sumando 64,4 millones de dólares. Si bien este resultado puede ser explicado por partir de una base baja debido al cierre de China en los primeros meses de 2020, cabe destacar que la cifra sigue representando un 46,5 % más en comparación con los datos del primer trimestre de 2019.
Las cifras interanuales son parte de una tendencia actual más amplia de aumento de las exportaciones chinas que sería un indicador de la recuperación económica tras los cierres relacionados con la pandemia del coronavirus.
Explicaciones del fenómeno
A pesar de esta alza, el valor de las exportaciones desde Xinjiang es mínimo comparado con el conjunto del intercambio comercial entre los dos países en el primer trimestre de 2021 (119.200 millones de dólares).
De acuerdo a Chris Rogers, analista de la compañía de datos de comercio Panjiva, la suma «es tan pequeña que podría reflejar algo tan trivial como envíos directos de comercio electrónico o importaciones privadas en lugar de reflejar una actividad corporativa sostenida».
Al mismo tiempo, el crecimiento podría indicar también que los agentes económicos se apresuraron a realizar todas sus transacciones antes de que se produzca una prohibición completa de los productos de Xinjiang contemplada en un proyecto de la ley que tramita el Senado de EE.UU.
Tensiones en torno a Xinjiang
Recientemente, el gigante asiático se convirtió en objeto de críticas desde el exterior por supuestas violaciones de derechos de las comunidades musulmanas de Xinjiang. En diciembre de 2020, EE.UU. prohibió la importación del algodón de las empresas locales por un supuesto uso de trabajos forzosos de la población local.
Desde el punto de vista de Washington, las medidas restrictivas podrían incentivar a Pekín a cambiar su postura en torno a la región. Por su parte, las autoridades chinas negaron repetidamente las acusaciones y calificaron la retórica de los países de Occidente de «interferencia» en sus asuntos internos.