La pesadilla de la violencia amenaza otra vez a Chihuahua. La ola de ejecuciones que sufrió la entidad en octubre hace recordar los peores tiempos de la entidad. Los de Villas de Salvárcar. Las muertas de Juárez. Los coches bomba del crimen organizado. Un déjà vu del terror.
De acuerdo con la fiscalía del estado, el mes pasado se cometieron 207 homicidios dolosos, la cifra más alta desde mayo de 2012, cuando se registraron 224, aunque todavía lejana de los 406 reportados en agosto de 2010, cuando se tuvieron los picos más altos de violencia.
Esos fueron los años más cruentos en Chihuahua por la disputa de la plaza entre el cártel de Sinaloa y el de Juárez. Aquellos en que las bandas convirtieron a la ciudad en la más peligrosa del mundo.
Hoy, gobiernos estatal y municipal atribuyen esta nueva escalada de ejecuciones al narco, pero aseguran que la pugna ya no es por la mariguana, cocaína o heroína, como en años anteriores, sino por el crystal, una variante de la anfetamina, mucho más adictiva, redituable y destructiva.
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