SILAO, 25 de marzo.- El Papa Benedicto XVI instó hoy a los mexicanos a evitar la venganza, a desterrar el odio que divide, fomentar la fraternidad, promover el respeto, la defensa y la promoción de la vida humana, con la ayuda de la Virgen de Guadalupe.
En un mensaje pronunciado con motivo del rezo de la oración Mariana del Ángelus ante cientos de miles de personas reunidas en el Parque Bicentenario de este municipio, el jerarca católico reflexionó sobre la figura de la Virgen Morena y su amor hacia México.
“En estos momentos en que tantas familias se encuentran divididas o forzadas a la migración, cuando muchas padecen a causa de la pobreza, la corrupción, la violencia doméstica, el narcotráfico, la crisis de valores o la criminalidad, acudimos a María en busca de consuelo, fortaleza y esperanza”, expresó el Papa.
Joseph Ratzinger pidió tener presente que la verdadera devoción a la Virgen María no consiste ni en un estéril y transitorio sentimentalismo, ni en una vana credulidad, sino que procede de la fe verdadera, la cual lleva a reconocer la excelencia de la madre de Dios.
“Es la madre del verdadero Dios, que invita a estar con la fe y la caridad bajo su sombra, para superar así todo mal e instaurar una sociedad más justa y solidaria”, puntualizó.
El Papa Benedicto XVI sostuvo que “amarla es comprometerse a escuchar a su hijo, venerar a la Guadalupana es vivir según las palabras del fruto bendito de su vientre”.
El líder católico comentó que al rezar el Ángelus sus ojos se dirigieron espiritualmente hacia el cerro del Tepeyac, al lugar donde la madre de Jesús es honrada con fervor desde hace siglos, como signo de reconciliación y de la infinita bondad de Dios para con el mundo.
Recordó que sus predecesores en el papado honraron a la Virgen de Guadalupe con títulos entrañables como “señora de México”, “celestial patrona de Latinoamérica” o “madre y emperatriz del continente”.
Constató que sus fieles hijos, quienes experimentan sus auxilios, la invocan llenos de confianza con nombres tan afectuosos y familiares como “rosa de México”, “señora del cielo”, “Virgen morena”, “madre del Tepeyac” o “noble indita”.
“Deseo poner nuevamente bajo la dulce mirada de Nuestra Señora de Guadalupe a este País y a toda Latinoamérica y el Caribe”, anunció el Papa.
“Confío a cada uno de sus hijos a la estrella de la primera y de la nueva evangelización, que ha animado con su amor materno su historia cristiana, dando expresión a sus gestas patrias, a sus iniciativas comunitarias y sociales, a la vida familiar, a la devoción personal en estas nobles tierras”, ponderó.
Tras el rezo del Ángelus Joseph Ratzinger se acercó hacia una imagen de la Guadalupana, ante la cual rezó unos instantes, poco antes de bendecir 91 reproducciones exactas del Ayate del Tepeyac, que serán distribuidas en igual número de Diócesis de México.
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