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«Riesgo de contagio al tocar superficies contaminadas de covid es de 1 entre 10 mil: EUA

El uso de desinfectantes es innecesario en la mayoría de las situaciones cotidianas para combatir al coronavirus, aunque se venden como rosquillas. Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de EE UU (CDC) han repasado todas las evidencias científicas sobre contagio de covid por superficies y concluyen que basta con limpiar con jabón o detergente común.

Sobre todo, porque el riesgo de contagio por esa vía, por tocar una superficie contaminada es muy, muy raro. Los CDC se atreven a poner una cifra: menos de un contagio por cada 10.000 veces que se toque un punto con coronavirus.

Los CDC ya dejaban claro desde hace tiempo que el riesgo de infección por esta vía es muy poco probable, pero ahora han realizado un análisis específico. “Debido a los muchos factores que afectan la eficiencia de la transmisión ambiental, el riesgo relativo de transmisión por fómites del SARS-CoV-2 se considera bajo en comparación con el contacto directo, la transmisión por gotitas o la transmisión aérea”, señalan en su revisión.

Fómites es como se denomina a este modo de contagio, mientras que se sigue considerando lo más peligroso el contacto directo con una persona contagiada, que al hablar, toser, etcétera, genera gotitas de distintos tamaños que pueden ser inhaladas por otra persona. Los CDC resaltan que las mascarillas y la higiene de manos también son una buena estrategia contra el posible contagio por superficies.

El Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) también señala en sus guías que esta vía de contagio es la menos probable y destaca que no se ha registrado, después de millones de enfermos en todo el mundo, ningún caso de infección por fómites.

Los CDC indican además que, como sucede con el contagio al inhalar el virus en suspensión, los exteriores también son menos peligrosos para la infección por superficies “debido a la dilución y el movimiento del aire, así como a las condiciones ambientales más difíciles, como la luz solar”.

Todos los organismos y autoridades sanitarias desaconsejan la fumigación o nebulización de lugares y este documento de los CDC vuelve a insistir en que ni es útil ni seguro. Y solo recomienda el uso de desinfectantes especiales, más allá del jabón normal, “en situaciones en las que ha habido un caso sospechoso o confirmado de COVID-19 en interiores dentro de las últimas 24 horas”.

Fuente: El País

Opinión

Emilia Pérez: Una Mirada Cuestionada sobre México Por: Sigrid Moctezuma

En un mundo donde el cine es tanto un arte como una poderosa herramienta de representación cultural, las películas que abordan la identidad de un país llevan consigo una gran responsabilidad. Tal es el caso de Emilia Pérez, una cinta que, aunque prometía ser un relato innovador, ha generado un torrente de críticas por su visión estereotipada y su superficialidad al retratar la cultura nacional.

Descrita por sus creadores como un “narco-musical”, Emilia Pérez sorprendió al ganar cuatro Globos de Oro, lo que dejó en evidencia una desconexión entre las audiencias internacionales y la percepción mexicana. Mientras en el extranjero se celebra como un experimento cinematográfico audaz, aquí ha sido criticada por perpetuar clichés culturales que parecen sacados de una postal turística, ignorando las complejidades del México actual. Aunque su mezcla de comedia, drama y música despertó curiosidad inicial, para muchos terminó siendo un recordatorio de cómo los estereotipos siguen dominando la narrativa global.

Uno de los puntos de mayor desagrado ha sido la manera en que la película aborda temas sensibles como la identidad de género y la narcocultura. Si bien es positivo que estas cuestiones tengan espacio en la narrativa cinematográfica, en Emilia Pérez se sienten tratadas con una ligereza que no honra su trascendencia. Los personajes, en lugar de reflejar matices reales, se convierten en caricaturas que difícilmente conectan con el público.

Las críticas no solo vienen de los espectadores, sino también de sectores especializados en cine y cultura. Se ha señalado que la película parece diseñada para un público extranjero que consume el «México pintoresco», mientras ignora las voces y experiencias auténticas que definen al país. Lo que representa una oportunidad desperdiciada para proyectar un discurso que sea fiel a nuestra riqueza cultural y social.

Este fenómeno no es nuevo en el cine. Muchas producciones internacionales han intentado capturar supuestamente nuestra esencia, pero terminan cayendo en la trampa: el mariachi omnipresente, las cantinas llenas de tequila y la violencia gratuita. Emilia Pérez, desafortunadamente, parece sumar su nombre a esta lista.

No obstante, este tipo de reacciones también abre un espacio importante para la reflexión. La discusión que surge de estas películas pone sobre la mesa la necesidad de que seamos nosotros quienes contemos nuestras propias historias, desde múltiples perspectivas. Es imperativo que el relato cinematográfico internacional comience a escuchar más atentamente las voces locales y trabajen en colaboración para evitar simplificaciones que diluyan nuestra esencia.

En un mundo donde las plataformas digitales hacen que el cine viaje más rápido que nunca, la responsabilidad de representar adecuadamente a un país se vuelve aún más crucial. La recepción de Emilia Pérez debería servir como un recordatorio de que no somos un concepto único y fácil de definir, sino una amalgama compleja de historias, tradiciones y modernidades.

Quizá, en el futuro, podamos ver más producciones que tomen este desafío en serio, dejando de lado las visiones simplistas. Porque México, con todas sus luces y sombras, merece ser contado con verdad y profundidad.

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