Mónica Mares, de 36 años, y Caleb Peterson, de 19, están enamorados pero son madre e hijo.
Ambos se enfrentan a una pena de hasta 18 meses de cárcel si las autoridades de la localidad de Clovis, en Nuevo México, los hallan culpables de incesto.
Pero Mares y Peterson, de ascendencia nativa americana, están dispuestos a encarar todos los obstáculos que hallen en su camino con tal de estar juntos, informa el diario británico Daily Mail.
Él es el amor de mi vida y no quiero perderlo. Mis hijos lo quieren, al igual que mi familia. Nada podrá interponerse entre nosotros, ni las cortes, ni la cárcel, nada”, afirma la mujer.
Ella dio a luz a Caleb a los 16 años y lo dio en adopción. Volvieron a encontrarse después de 18 años.
Fue durante la pasada Navidad que Mares, madre de nueve hijos, se reunió con Caleb, quien vivía con su padre adoptivo en Texas. Los contactos iniciaron a través de Facebook.
Fue casi amor a primera vista pero al principio fue un amor de madre. Él me abrazó como madre”, cuenta la mujer.
El incesto está tipificado como crimen en los 50 estados de Estados Unidos, aunque las penas varían de acuerdo con cada entidad.
El caso de Mares y Peterson es conocido como ‘atracción sexual genética’, un término que describe el fenómeno de atracción sexual entre personas genéticamente cercanas como hermanos, primos de primer y segundo grado e incluso padres e hijos.
Un jurado emitirá su veredicto en los próximos días.
AMOR SIN BARRERAS
A pesar de que reconocen estar en una situación inusual, tanto Mares como Peterson argumentan que si hubieran vivido desde el principio como una familia, nada de esto estaría sucediendo.
Nunca creí que estuviera loco por tener todos estos sentimientos porque nunca la vi como mi madre. Fue más bien como si hubiera salido a conocer a una persona al azar. No me sentí mal, sino normal”, explica él.
Si él hubiera estado conmigo todo este tiempo, no creo que nada de esto estaría pasando entre nosotros”, opina ella.
Peterson asegura que fue el primero en confesar su amor, y no se arrepiente.
Nunca he tenido nada en toda mi vida y entonces ella aparece y me hace feliz. Después de alrededor de una semana o más empecé a sentir algo por ella y creo que me enamoré”, cuenta.
Aunque llegaron a vivir juntos, las autoridades les impusieron una restricción para verse hasta que se resuelva el proceso.
En febrero pasado, un pleito con los vecinos que derivó en la llegada de la policía, terminó por evidenciar su caso ante las autoridades, que desde entonces tomaron cartas en el asunto.
Actualmente, Mares no puede ver a sus otros hijos ni tener ningún tipo de contacto con Peterson, por una orden judicial.
Pero ella dice que todo ha valido la pena, pues es lo mejor que le ha pasado en su vida y quiere pasar el resto de su vida con él.
Tengo que estar a su lado. Cuando salga de prisión me mudaré a un estado que nos permita estar juntos”, afirma.
Caleb está dispuesto a pasar por lo mismo. Lo que sea que tenga que suceder pasar para estar juntos”, agrega.
APOYO Y RECHAZO
Además de los problemas legales, Mares y Peterson deben lidiar con el repudio de algunos vecinos y miembros de su comunidad desde que el caso salió a la luz.
También han recibido amenazas de muerte.
He tenido muchos problemas con la gente. Me llaman ‘incestuosa’”, denuncia.
Pese al rechazo generalizado, una organización que respalda los romances entre personas con lazos consanguíneos les ha brindado su apoyo.
Cristina Shy, quien encabeza el sitio electrónico www.lilysgardener.com, una entidad que defiende historias similares como la de Mares y Peterson, asegura que está siguiendo el caso de cerca.
Somos adultos. No somos pedófilos. Queremos estar juntos pero estamos relacionados. Eso no debería ser un factor”, considera Shy, quien tiene una relación ilegal con su medio hermano.
La activista espera recaudar fondos para conseguir un abogado de alto perfil que defienda el caso de Mares y Peterson, incluso si es necesario llegar a la Suprema Corte de Justicia.
Este caso podría sentar un precedente y cambiar la legislación en todo el país”, manifiesta.
En dos años puedo vernos viviendo juntos y felices. El amor verdadero puede hacer cualquier cosa”, augura Peterson.
Excelsior