Casi la totalidad de los condones que se venden en Rusia son extranjeros, por lo que la posibilidad de que el gobierno prohíba su importación desencadenó una verdadera alarma entre la población más joven.
Los rusos están aprendiendo a vivir sin quesos importados y otros lujos que les vedan las sanciones del Kremlin. Pero cuando esta semana se dijo que el gobierno podría prohibir la importación de condones se desencadenó una verdadera alarma, lo que comprendió sombríos pronósticos de un aumento de las infecciones de Sida y de embarazos no deseados.
Casi la totalidad de los condones que se venden en Rusia son extranjeros, un legado de la era soviética, cuando los modelos de producción local eran conocidos por su escasa confiabilidad, dijo el propietario de una tienda de condones de Moscú a la revista Sekret Firmy.
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Por lo que parece, los rumores carecían de fundamento. La prohibición de importaciones que propuso el Ministerio de Industria y Comercio de Rusia se aplicaría sólo a los condones y otros elementos médicos que compran las reparticiones gubernamentales, no a los que venden los comercios minoristas a los consumidores.
El presidente Vladimir Putin no ha dicho si respalda la idea. Ante preguntas que plantearon los medios locales, el vocero de Putin, Dmitry Peskov, dijo que el Kremlin no estaba al tanto de la propuesta.
De todos modos, la reacción a las versiones destaca la dificultad de reducir la dependencia rusa de los productos importados, como quiere Putin, en respuesta a las sanciones occidentales que se impusieron a Rusia luego de su anexión de Crimea.
“Tenemos que usar las sanciones para pasar a un nuevo nivel de desarrollo” mediante la ayuda a la industria local para que produzca más y reemplace las importaciones, dijo Putin durante su programa televisivo anual en primavera.
Fuente El Financiero