Por fin, la que parecía ser la corrida del sexenio entre el timado ex presidente del Supremo Tribunal de Justicia del Estado y la cúpula duartista, acabó en una faena en la que apenas saltó el toro al ruedo tuvo que salirte sin orejas y, lo peor, sin rabo.
Fue fácil. Lo pusieron contra las cuerdas, le hicieron ver los inconvenientes de enfrentarse contra la maquinaria en el poder y prefirió aceptar la jugosa jubilación anticipada como magistrado, para que se vaya a vivir en sana paz y a ejercer el derecho desde el ámbito privado.
Esto luego de una negociación directa con el gobernador César Duarte y con el candidato del PRI a la gubernatura, Enrique Serrano, esto luego de dejar botada la Secretaría de Educación que recién había asumido, con el infantil pretexto de que la raza le rogó a llanto abierto que volviera ante la “desmantelación” que estaba haciendo su sucesor, Gabriel Sepúlveda, en el inmaculado Poder Judicial del Estado.
Ni aunque se lo hubiera propuesto hubiera podido Gabriel Sepúlveda hacer tanto daño como el que le atribuyó Salcido. El ridículo de este personaje le aterrizó como un meteorito en la cabeza cuando los magistrados, con excepción de dos, votaron a favor del nuevo presidente, y así Salcido tuvo que huir con el rabo entre las patas.
Salcido se va aullando que le jugaron chueco, que le pusieron una trampa, pero no tiene ninguna cara para quejarse de los malos manejos y las transas en el Poder Judicial, pues no se le olvida que le pusieron su horma a la Sala de Control Constitucional con la que entró, que esa sala no dio resultado alguno en más de un año de operaciones, y que de ahí lo saltaron directo a la presidencia del STJE, lo que fácil llega, fácil se va.
Luego le aplicó a los magistrados del Supremo la mismíta que le están aplicando ahora a él: la jubilación anticipada, cuando soltó un huracán para ‘oxigenar’ el Poder Judicial y hacer llegar vientos más favorables a sus intereses. En resumidas cuentas, le dieron una cucharada de su propia medicina.
Ahora, se irá a casa muy campante, con una pensión de consolación que pagaremos todos, pues de nuevo las arcas públicas sirven sólo para financiar los proyectos de los becados de siempre, tengan o no tengan la menor utilidad para la ciudadanía que paga sus impuestos.
Sin embargo, el Poder Judicial es nuevamente el mayor nido de la ilegalidad, pues la Ley dice clarititito que no se puede pensionar a nadie que no haya cumplido cuando menos cinco años de servicio y Salcido lleva dos. ¡Esas son pensiones! Trabajar dos años y recibir sueldo por lo que resta de vida ¡Viva la burocracia chihuahuense!
Aquí lo único que queda más que evidenciado (si es que a alguien le quedaba duda), es que la división de poderes se da sólo en los sellos con los que membretan. Fuera de ahí los poderes Legislativo y Judicial son un apéndice más de la dictadura duartista, aunque cada vez más desgastada, pues día a día se vuelve más insoportable.
Y hablando de dictaduras insoportables, los que tuvieron que apechugar fueron los rebeldes Fermín Ordoñez y Pedro Domínguez, quienes ya después de su chiripiorca salieron a respaldar con todo las decisiones del partido, de dientes para afuera, pero con la esperanza de que les toque un huesillo o dos por ahí, pues peor es nada.
Los que andan desanimados y hasta medio desaparecidos son los aspirantes panistas a la gubernatura, Juan Blanco y Jaime Beltrán del Río, cada vez más opacados por la figura de ‘Chacho’ Barraza, que parece ser el único aspirante capaz de unir en torno a sí a las huestes azules de distintas tribus, más por pragmatismo que por convicción, pues ha llegado a tanto el odio y la lucha de egos que buena parte de los panistas prefieren a un externo (y con billetes de respaldo) que al candidato de enfrente.
Ahora el equipo de ‘Chacho’ ya tiene luz verde para buscar las firmas como independiente, hacerse promoción en redes sociales con la fórmula patentada por el Bronco y aplicar la misma franquicia que llevó a la gubernatura a Jaime Rodríguez Calderón: una cara más o menos fresca, entrona, que prometa (de a mentiritas) llevar al bote a los caciques actuales, pero sin cumplirlo para no echarse enemigos de oquis y poder gobernar con bastante apoyo. Es innegable, los equipos de Blanco y Beltrán del Río saben que se acerca el momento de tirar la toalla, a ‘Chacho’ ya nadie lo para.