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Sanciones a terapias de conversión sexual.

Ciudad de México.— Con albazo de por medio, Morena aprobó en el pleno del Senado la eliminación y penalización de las terapias conocidas como de conversión sexual.

Con 59 votos en favor, dos en contra y 16 abstenciones del PAN, el dictamen fue aprobado en lo general. El senador Víctor Fuentes, de Acción Nacional, cuestionó que el dictamen no hubiese transitado por la Comisión de Salud.

La senadora Olga Sánchez Cordero aseguró que el dictamen había sido aprobado en la Comisión de Justicia el 27 de noviembre de 2019

Se sancionará con dos a seis años de prisión a quien realice, imparta, aplique obligue o financie cualquier tipo de tratamiento, terapia, servicio o práctica que obstaculice, restrinja, impida, menoscabe, anule o suprima la orientación sexual, identidad o expresión de género de una persona.

La sanciones aumentarán al doble cuando las conductas tipificadas se apliquen en contra de menores de 18 años, adultos mayores o personas con alguna discapacidad.

El coordinador de la bancada de Morena, Ricardo Monreal, afirmó en tribuna que existen argumentos legales y científicos que demuestran que las terapias de conversión vulnera los derechos humanos de las personas por su orientación sexual.

«Es el momento en que los legisladores otorguemos a las personas que conforman la comunidad LGBTIQ+ el andamiaje jurídico adecuado, que les permita hacer realidad un reclamo justo y necesario, para que estén en condiciones de entender y comprender la realidad en que se desenvuelven, ya que no buscan redefinir su orientación sexual, sino darle un reconocimiento y sentido», argumentó.

La senadora Olga Sánchez Cordero, también de Morena, puso de relieve el hecho de que hay personas de la comunidad LGBTIQ+ a las que obligan a tomar medicamentos, recibir tratamientos y a practicarse procedimientos médicos mediante la privación de su libertad en centros de salud por su condición sexual.

«Estamos incurriendo en una plena violación a las garantías humanas al derecho a decidir libremente», objetó el panista Víctor Fuentes. «Háganme el refregado favor que estamos modificando la Ley de Salud sin haber pasado por la comisión de salud», protestó.

«No necesariamente tenía que pasar (el dictamen) por la Comisión de Salud porque esto va más allá: este es un tema cultural y es preciso darles espacio a los derechos de todos, especialmente de la comunidad LGBTTIQ», razonó.

El panista Damián Zepeda dijo estar «absolutamente en contra de que, a cualquier persona, menor de edad o adulto, se le obligue a hacer cualquier cosa. O sea, nadie tiene por qué poder obligar a una persona a hacer algo que no quiera. Pero igualmente creo que es un abuso quererle prohibir a un adulto, que tiene pleno ejercicio de su ser, el decidir ir a recibir cualquier tipo de terapia en este país. ¿Pues como quién creen que son como para invadir la decisión libre de un ser humano en México?»

La panista Xóchitl Gálvez votó en favor del dictamen, que fue remitido a la Cámara de Diputados para su revisión.

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Especiales

Acapulco lucha por sobrevivir. Por Itali Heide

Imágenes: Manuel Villavicencio

Antes incluso de verlo, Acapulco se huele. El olor de la basura acumulada durante semanas en las calles, la humedad de toneladas de lodo, árboles y hojas cubriendo portones, e incluso el olor a muerte persiste en el aire. Sobre el SEMEFO, buitres vuelan en una coreografía coordinada que señala que la muerte es mucho más frecuente que las cifras oficiales.

Itali Heide

Itali Heide

Al adentrarse en las devastadas calles de Acapulco, uno podría pensar que ha sido transportado a una zona de guerra. Ni una sola casa o edificio ha quedado indemne, con cristales esparcidos por todos los patios y líneas de agua de dos metros de altura en hogares que sirven de recordatorio del horror por el que pasaron los guerrerenses.

Aunque la pérdida material es devastadoramente triste, la angustia llega cuando se escuchan las historias de los sobrevivientes. Doña Francisca ha vivido en el poblado de Yetla toda su vida. De pie en la puerta de su casa, mirando hacia atrás, hacia el lugar que una vez conoció como un hogar seguro, recuerda la noche que la vio pedir por su vida. «No pude hacer nada», dice con las mejillas llenas de lágrimas, «el viento era tan fuerte que me agarré a la cama rezando que no me llevara el viento».

¿Quién iba a pensar que de un día para otro toda una región podía desaparecer del mapa? Es como si alguien hubiera hubiera arrastrado su dedo pulgar por el paisaje, sin dejar ni una sola palmera recta, mientras la mayoría yacía en el suelo como el destino le había deparado. La gente sufrió enormemente, y algunos pasaron 20 horas en sus casas con el agua hasta el pecho, sosteniendo a sus hijos y suplicando por una salida.

Nos gusta pensar que lo peor ya ha pasado. ¿Qué puede haber peor que vientos de 300 km/h? Por desgracia, el verdadero peligro está aún por llegar. Medical IMPACT llevó una brigada médica a Acapulco esta semana, apoyando a los supervivientes con consultas médicas gratuitas, medicación y apoyo emocional. Tras atender a más de 300 pacientes, salieron a la luz los verdaderos riesgos: habrá más muertes tras el huracán que por la tormenta en sí.

En las colonias Alborada Cardenista, Yetla y Ejido Viejo, cientos de guerrerenses se presentaron con lesiones, enfermedades y riesgos que ponen en peligro su vida y su salud. Viviendo sin agua potable, comida, electricidad o incluso higiene básica, no es de extrañar que la enfermedad esté por todas partes. Bebés con la cara llena de granos debido al agua sucia, niños con heridas infectadas con riesgo de septicemia, estómagos doloridos y resfriados por las horas pasadas en el agua están por todas partes.

Quienes ya lidiaban con alguna enfermedad, ahora sufren más. Decenas de pacientes diabéticos a los que Medical IMPACT atendió se han quedado sin insulina ni medicación vital, mientras yacían en sus casas esperando a que llegara la ayuda o a que les sobreviniera un coma diabético. Incluso si pudieran encontrar insulina, no hay forma de almacenarla: debe conservarse a baja temperatura, y sin electricidad, guardarla en el refrigerador no es posible.

Es devastador pasear por calles que antes estaban llenas de vida y ver a la gente limpiar minuciosamente sus casas mientras intentan recordar cómo era tener una vida normal. Sin embargo, sirve como testimonio de la voluntad que tienen los guerrerenses para seguir adelante. En los poblados olvidados y abandonados por el gobierno y otros grupos de apoyo, las comunidades se reúnen en zonas comunes y se ayudan mutuamente.

Las doñas montan mesas para hacer taquitos de requesón y frijol, los hombres llevan palas de casa en casa sacando el barro y la basura, los niños ríen y juegan, perros amistosos buscan caricias y se juntan recursos para apoyarse mutuamente. Incluso en las ruinas, la tragedia parece sacar lo mejor de la gente (aunque en algunos casos, también lo peor).

Acapulco está lejos de recuperarse. Llevará años reconstruir la ciudad y los pueblos circundantes, pero la verdadera prueba es mantener a la gente segura, alimentada, hidratada y sana. Mientras nos adentramos en aguas desconocidas, es responsabilidad del gobierno, la sociedad civil y la comunidad mundial seguir apoyando a quienes lo perdieron todo y pueden perder más, incluso su vida.

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