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Santa Lucía copia modelo de Texcoco; desplazará a animales y agravará ruido

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La ampliación del nuevo Aeropuerto en la base militar de Santa Lucía, en el municipio de Zumpango, Estado de México, amenaza con encarecer terrenos aledaños, sobrepoblar la zona, depredar hectáreas verdes y desplazar a cientos de animales endémicos.

De esta manera —como en su momento se acusó al proyecto que fue cancelado en Texcoco— la adaptación y ampliación de la base área-civil ocasionará incluso más ruido a poblaciones aledañas al terreno.

Especialistas, sociedad civil y alcaldes advierten que el impacto ambiental será irreversible, además del desplazamiento de especies nativas como aves y mamíferos por el incremento de decibeles de ruido.

La situación es tal que exigen al gobierno presentar los estudios de impacto ambiental y levantar un censo sobre las áreas verdes que resultarán afectadas por la ampliación y adaptación de la obra federal.

En entrevista con Antonio Lara Duque, director del Centro de Derechos Humanos Ceferino Ladrillero, sostuvo que existe una preocupación legítima de los vecinos y comunidades en dos niveles, el primero relacionado al tema del agua y el segundo sobre la afectación de zonas verdes.

Uno de los principales argumentos es porque la base se encuentra enclavada en la Cuenca Cuautitlán, y que a la postre ocasionaría un desabasto a miles de pobladores.

“De realizarse el proyecto se estaría construyendo sobre una cuenca que tiene una sobreexplotación de 800%, la zona tiene desabasto de agua, se está extrayendo agua ocho veces más, esto significa que se puede prever un infarto hídrico”, indicó.

Ricardo Ovando, representante del Sistema Comunitario de Agua Potable de Tecámac y vocero de la Coordinadora Nacional Agua para Todos Agua para la Vida afirmó que la administración federal sigue sin atender sus demandas como pobladores aledaños al Aeropuerto.

Dijo que además del daño ambiental que detonará la construcción también se incrementará la población flotante en los municipios que rodean el sitio, ubicado en una especie de cinturón en la entidad mexiquense.

“La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) presentó una manifestación de impacto sin estudios de riesgo y de suelo; además, tampoco levantaron estudios de medio ambiente ni de agua”, externó Ovando.

CONSULTA “PATITO”
Líderes de las organizaciones vecinales afirmaron que sólo se ha consultado a un pueblo originario de los 20 que se encuentran a los alrededores del área de Santa Lucía y que tendrían afectaciones por el proyecto del gobierno federal.

“Se convocó a gente sin los elementos científicos. En reunión con la Sedena realizada el 30 de mayo se corroboró que seis millones de litros de agua se necesitarán para atender la demanda de este aeropuerto, y todavía no sabemos de dónde se sacarán”, indicó el vocero.

A lo anterior se le suma, los hallazgos de fósiles de animales y vestigios, además del ecosistema lacustre que no están siendo tomados en cuenta por las autoridades federales.

Así lo reveló Hernán Correa, profesor investigador de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), quien además señaló que esta obra significará un aumento en el ritmo de la Cuenca de México, y que podría colapsar servicios públicos de todo tipo, no solamente de vialidades y abasto de agua.

Fuente: Publimetro

México

México acordó con Estados Unidos liberar agua del Río Bravo desde el 15 de diciembre

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El Gobierno de México y Estados Unidos fortalecieron su cooperación para la gestión del agua en la cuenca del Río Bravo, tras varias semanas de negociaciones, y acordaron iniciar entregas de agua a partir del 15 de diciembre, informó la Secretaría de Relaciones Exteriores mediante un comunicado.

Ambos países coincidieron en la importancia de cumplir con las obligaciones establecidas en el Tratado de Aguas de 1944, instrumento que regula la distribución del recurso hídrico y la administración de aguas compartidas entre las dos naciones. Como parte del acuerdo, México liberará un volumen de 249 mil 163 millones de metros cúbicos de agua para Estados Unidos, conforme a los términos del tratado.

La Secretaría de Relaciones Exteriores precisó que las entregas se realizarán dentro del marco legal vigente, respetando la disponibilidad hidrológica y los límites operativos establecidos, sin afectar el suministro de agua para consumo humano ni la producción agrícola en la región fronteriza.

El entendimiento se consolidó después de que el 8 de diciembre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reclamara a México el adeudo de agua correspondiente y advirtiera sobre la imposición de aranceles de 5 por ciento en caso de incumplimiento. Un día después, el 9 de diciembre, se llevó a cabo de manera virtual la quinta reunión binacional del año para dar seguimiento a las entregas y evaluar la situación técnica.

En dicho encuentro participaron funcionarios de alto nivel de ambos gobiernos. Por parte de México asistieron el secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Julio Berdegué; el subsecretario para América del Norte y encargado del despacho de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Roberto Velasco; y el titular de la Comisión Nacional del Agua, Efraín Morales. Por Estados Unidos participaron la secretaria de Agricultura, Brooke Rollins, y el subsecretario de Estado, Christopher Landau.

El Tratado de Aguas de 1944 no solo contempla la entrega de agua, sino también la generación de energía eléctrica, el control de avenidas, obras de saneamiento del río Tijuana y la operación de las presas internacionales Falcón y La Amistad. Ambos gobiernos señalaron que han trabajado de manera coordinada para atender el ciclo actual y cubrir el déficit del ciclo anterior, conforme a lo establecido en el Artículo 4 del acuerdo.

Las autoridades destacaron la necesidad de mantener el diálogo técnico a través de la Comisión Internacional de Límites y Aguas y la International Boundary and Water Commission, con el objetivo de garantizar la sostenibilidad del recurso hídrico y la protección de la población y la agricultura frente a la sequía histórica. Con este acuerdo, México reiteró su compromiso con los tratados internacionales y la cooperación bilateral en materia de agua.

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