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Scarlett Johansson lo ha dicho fuerte y claro: “La monogamia no es natural”

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“La idea del matrimonio es muy romántica, es una idea muy bonita, y su práctica puede ser una cosa muy bella. Pero no creo que sea natural ser una persona monógama. Puede que me critiquen por esto, pero creo que es mucho trabajo”. Con estas palabras habla del matrimonio la actriz Scarlett Johansson en su última entrevista. “Es mucho trabajo. El hecho de que sea tanto trabajo para todo el mundo, eso prueba de que no es una cosa natural. Tengo mucho respeto por el matrimonio y he participado en él, pero definitivamente creo que va en contra de algún instinto”.
La intérprete, de 32 años, se pronuncia de esta manera pocas semanas después de que saltara la noticia de la separación de su segundo marido y padre de su hija. Unas declaraciones que ha hecho para el número del marzo/abril de Playboy —en un número en el que la revista vuelve a sus orígenes al introducir los desnudos de nuevo en sus páginas—. Aunque no está claro si el encuentro tuvo lugar antes o después de que en enero saltara la noticia de su divorcio del periodista francés Roman Dauriac, aunque en la entrevista le llama “marido”. “El matrimonio es un contrato jurídicamente vinculante y eso tiene un peso”, asegura ella, y añade que es un estado civil que siempre cambia a las personas.
Una entrevista en la que Johansson, que está promocionando la película Ghost in the Shell: El alma de la máquina, también habla de la maternidad, un proceso “increíblemente profundo” que asegura que la ha cambiado y, en unas declaraciones algo más políticamente correctas, dice que ser madre es lo mejor que le ha pasado en la vida. “Sentía miedo de que la vida me iba a cambiar, y lo ha hecho de una manera drástica. Pero me siento en muchos sentidos mucho más yo misma que antes”.
Roman Dauriac y Scarlett Johansson se convirtieron en padres de Rose Dorothy hace dos años. La pareja se casó en 2014 tras dos años de relación, y su separación cogió a muchos por sorpresa el pasado mes de enero —algunos medios de comunicación estadounidenses aseguran que su ruptura se produjo en verano—. Ninguno de los protagonistas ha hablado sobre su situación, pero dejaron patente su buena relación cuando a los pocos días se dejaron fotografiar juntos en un evento. Antes, la actriz estuvo casada con el también actor Ryan Reynolds de 2008 a 2011, una relación a la que pusieron punto final por sus ajetreadas agendas.
Una larga entrevista en la que toca temas profesionales y también de su vida privada, como cuando fue víctima de un hackeo de su correo electrónico que terminó con fotos suyas privadas circulando por Internet. “Fue una locura. Me hizo darme cuenta de lo vulnerables que somos todos a eso. La persona que hackeó mi email hizo lo mismo con otras 50 personas públicas y también a sus exnovias, le puede pasar a cualquiera”. Por esa sensación de vulnerabilidad y por falta de tiempo es por lo que ella argumenta que tampoco está en ninguna red social (“no es mi naturaleza”). En 2012, Christopher Chaney, el hombre que accedió a las cuentas de correo de Scarlett Johansson, Christina Aguilera y otras 50 mujeres, fue condenado a 10 años de prisión.

Fuente: El País

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SocialMediaCUU explica porqué las redes sociales son trascendentales en las elecciones

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Los datos que proporciona el INE respecto de la lista nominal, es decir, la lista de personas que ya tienen credencial para votar, muestra un porcentaje muy amplio de gente joven que votará por primera vez. Entre sus principales características está el hecho de que utilizan principalmente medios digitales para informarse y, por su número, representan un valioso mercado para todos los partidos políticos.


 

En la lista nominal se cuentan poco más de 98 millones de personas, al corte de febrero de 2024. Así, en el país existen poco más de 15 millones de personas inscritas entre los 18 y 24 años; es decir, primovotantes, lo que representa el 15% del total.

Si sumamos a la población millennial y centennial, es decir, todas las personas de 18 a 39 años inscritas, tenemos a casi 47 millones, que representan al 48%, es decir, prácticamente la mitad del universo de votantes.

Las cifras son claras: 15 millones de personas que no han participado jamás en un proceso electoral presidencial (y posiblemente en ningún otro) y que, estadística e históricamente, no tienen una preferencia política definida, pueden inclinar la balanza a favor de cualquier candidata o candidato; y casi la mitad de la lista nominal utiliza Internet y medios digitales para enterarse de las propuestas de las y los actores políticos.

De acuerdo con los últimos datos disponibles de la Encuesta Nacional Sobre Disponibilidad Y Uso De Tecnologías De La Información En Los Hogares (ENDUTIH), en el país existen 93 millones de internautas, siendo la franja de edad de los 18 a los 34 años, la que más se conecta a la red. Por otro lado, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) muestra que las audiencias de radio han bajado a un 8.9% del universo de personas que pueden recibir una señal y las de televisión, a 14.1%. Para radio, las audiencias principales se encuentran en el rango de edad de 35 a 44 años, y las de TV se sitúan en 45 años o más.

Y es en este sentido en donde se plantea la problemática de las leyes electorales, ya que se tienen medios tradicionales como la televisión, la prensa impresa y la radio sobrerregulados, que incluso llevaron al INE a convertirse en una especie de central de medios gracias a la excesiva espotización; no obstante, los medios digitales, los más consultados por un enorme segmento de la población, no fueron tomados en cuenta en las normativas actuales.

Las plataformas digitales se convierten en una especie de tierra sin ley que permite a partidos y actores políticos realizar prácticas no éticas sin temor a sanción alguna ya que no solo no se contemplan acciones de comunicación política digital o fiscalización adecuada, además las normativas vigentes solo son aplicables a autoridades, actores y partidos políticos, no obstante, cualquier persona puede hacer una campaña electoral utilizando redes sociales y plataformas digitales.

De ahí la necesidad de crear marcos legales que permitan que las y los ciudadanos puedan elegir de manera libre, autónoma y sin cohesión a sus gobernantes, ya que tal y como se encuentra el panorama normativo electoral, la posibilidad de crear estrategias al marco de la ley para favorecer o entorpecer las campañas es muy alta, frente a un riesgo prácticamente nulo.

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