El senador brasileño Chico Rodrigues, aliado del presidente Jair Bolsonaro, trató de esconder miles de reales en su ropa interior durante un allanamiento en su casa, pero sus esfuerzos fueron infructuosos.
El incidente, que tomó estado público este jueves y dominó la conversación brasileña, volvió a poner en primera plana la corrupción en el gigante sudamericano, un mal que el mandatario dice haber erradicado en su Gobierno y que le ha empujado a sacrificar a su “viejo colega”.
La Policía encontró el miércoles 30.000 reales en metálico (unos USD 5.450) escondidos en la ropa interior que Rodrigues usaba cuando varios agentes irrumpieron en su casa de Boa Vista, en el estado amazónico de Roraima, en el marco de una operación que investiga el desvío de dinero público destinado para combatir la pandemia del nuevo coronavirus.
El escándalo aumentó la presión sobre Rodrigues, senador por el partido conservador Democratas, y Bolsonaro no demoró en oficializar este jueves su destitución como vicejefe del bloque oficialista en el Senado bajo el argumento de que su Gobierno “combate la corrupción” independientemente de quien sea la “persona sospechosa”.
En el pasado, Bolsonaro llegó a hacer gala de la relación entre ambos, la cual calificó como “unión casi estable” tras muchos años actuando juntos en el Legislativo.
“Esa operación es un ejemplo típico de mi Gobierno, de que no hay corrupción en mi Gobierno y que se combate la corrupción sea de quien sea. Hace dos años que ustedes no escuchan sobre hechos de corrupción en mi Gobierno. Mi Gobierno son los ministros, las estatales y bancos oficiales. Ese es mi Gobierno”, aseveró al respecto Bolsonaro este jueves en declaraciones a un grupo de seguidores.
“Algunos creen que toda la corrupción tiene que ver con el Gobierno. No. Nosotros destinamos decenas de miles de millones para los estados y municipios, hay enmiendas parlamentarias también y, de vez en cuando, no es raro, hay gente que malversa los recursos”, agregó el jefe de Estado, desmarcarcándose de las acusaciones contra el senador.
Jair Bolsonaro, que en su campaña electoral prometió total empeño en la lucha contra la corrupción, advirtió la víspera que daría “una patada en el cuello” a quien practique actos corruptos durante su gestión, No obstante, uno de sus hijos, el senador Flavio Bolsonaro, es investigado por sospechas de desvío de dinero.
El mandatario también afirmó recientemente que la operación Lava Jato, que destapó una gigantesca red de desvíos de recursos de la petrolera estatal Petrobras y puso tras las rejas a innumerables políticos y ejecutivos del país, “acabó” porque en su Gobierno “no hay más corrupción”.
Al asumir el poder en enero del 2019, Bolsonaro nombró como ministro de Justicia al juez Sergio Moro, el magistrado responsable por la Lava Jato y quien condujo a prisión al ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva tras condenarle por corrupción.
Pero Moro renunció este año enemistado con el gobernante, al que acusó de intentar interferir políticamente en la Policía Federal, órgano que estaba bajo su coordinación en la cartera de Justicia.
Las artimañas de Rodrigues, quien ha defendido su inocencia, ocuparon las principales titulares de prensa en Brasil este jueves e inundaron las redes sociales, donde “dinero en el trasero” se convirtió en uno de los asuntos más comentados del país.
El modo en el que el senador intentó esconder el dinero resucitó algunos de los capítulos más rocambolescos de la corrupción en Brasil, un lastre que el país arrastra desde hace décadas y que ganó más atención a partir de 2014 con la operación Lava Jato.
Desde entonces las operaciones anticorrupción se han repetido con frecuencia en Brasil, dando lugar a escenas inusitadas, como la montaña de billetes encontrada en 2017 en nueve maletas escondidas en un búnker del ex ministro Geddel Vieira Lima, hombre de confianza del ex presidente Michel Temer y quien fue condenado por blanqueo de capitales y asociación delictiva.
La policía necesitó entonces 14 horas y siete máquinas para contabilizar miles de billetes que sumaron un total de 51 millones de reales, unos USD 8,4 millones al tipo de cambio actual.