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Opinión

Separando los hechos de la ficción: Explicando QAnon. Por Itali Heide

Itali Heide

En 2017, la publicación críptica en un foro de 4chan de un usuario denominado ‘Q’, marcó el principio de una teoría de conspiración que eventualmente amenazaría la democracia americana. La polarización de los partidos, la ansiedad y la desconfianza en los medios han creado un caldo de cultivo para la difusión de información falsa y peligrosa.

En los términos más simples, QAnon es un extenso conjunto de teorías de conspiración que alega que el mundo es gobernado por una red de pedófilos élite que adoran a Satanás, quienes conspiran en contra de Trump y operan una red global de tráfico sexual de menores. Según esta narrativa, se cree que Trump fue reclutado por generales militares para postularse a la presidencia, con el fin de disolver el control de la ‘élite’ y llevarlos a justicia.

La lista total de alegaciones de QAnon es increíblemente enorme: la ramificación de afirmaciones contradictorias alimenta los diferentes grupos que se han apegado a estas especulaciones. Los distintos hilos de la narrativa de QAnon van desde la teoría de que los niños son vendidos en sitios web de muebles, John F Kennedy Jr sigue vivo, la extracción de una sustancia química en niños que prolonga la vida (les recuerda al famoso ‘líquido de rodillas’?), la existencia de los extraterrestres, dudas sobre la nacionalidad de Barack Obama y decenas de otras variantes conectadas a QAnon.

Partidarios de QAnon hablan sobre sus creencias políticas en la Convención Nacional Republicana. (Imagen: AFP)

El mensaje fundamental está claro en cada desviación de la teoría principal: Trump está en control. Él es el único que podrá salvar al mundo del mal. Al ser impulsada por voces de extrema derecha, como Alex Jones y Sean Hannity, la teoría se ha inyectado en la torrente sanguínea política.

Cuando fue cuestionado sobre alegaciones que lo conectan a QAnon, Trump comentó que los seguidores de esta teoría son «personas que aman a nuestro país». Muy a la contraria, en 2019 la FBI designó a QAnon como una ‘amenaza terrorista doméstica’, debido a su potencial para incitar violencia extremista. A pesar de esto, la teoría ha sido apoyada por varios candidatos republicanos al Congreso de Estados Unidos.

Entonces, ¿quién tiene la razón? ¿Será que el mundo se ha cegado ante este hecho que cambiaría el tejido social de la humanidad? La respuesta corta, es no. La respuesta larga, también es no.

La ‘investigación’ detrás de QAnon se acerca más a la evangelización que al análisis de la realidad. En medios y redes, se utilizan tácticas de manipulación para capturar la atención de usuarios vulnerables, especialmente a quienes apoyan otros movimientos polémicos de derecha, como grupos antivacunas, escépticos del COVID-19, negacionistas del cambio climático, entre otros. Una vez dentro del algoritmo de QAnon, son enviados a un entorno de medios controlados que repiten contenido pro-QAnon.

Un hombre en Wall Street carga un cartel de ‘¿Quién es Q?’ en agosto de 2019. (Imagen: Ben Gilbert/Business Insider)

Para lograr la viralidad de esta teoría de conspiración, los seguidores crean contenido que afirma sus sospechas sin fundamentos. Documentales con información errónea, especulación en medios masivos y grupos donde interactúan estos ‘detectives ciudadanos’, sin el sustento de pruebas y datos.

La potencia de QAnon aumentó en las últimas semanas, mediante una táctica con la campaña #SaveTheChildren y #SaveOurChildren. Más que traer a la luz la realidad terrible del tráfico de menores en el mundo, se desvía la atención de fuentes legítimas que luchan contra la trata, como Save The Children y Polaris Project. Al inundar las redes con contenido que insinúa una narrativa falsa y estadísticas engañosas, se pierde el enfoque a los niños que realmente sufren las consecuencias del tráfico.

La explotación sexual comercial global genera aproximadamente $99 mil millones de dólares anuales (Imagen: Arcgis)

Diversas redes sociales se han unido al combate contra la desinformación que se dispersa rápidamente en el mundo digital. Twitter, TikTok, Youtube, Facebook y Reddit han eliminado contenido que contiene información falsa, así como grupos, hashtags, perfiles y publicaciones que celebran o sugieren comportamiento violento relacionado con QAnon.

Al ser bombardeados con información contrastante a diario, debemos tomar responsabilidad por buscar la verdad entre toda la falsedad. Politifact ha refutado muchas de las teoríasviralizadas. Si realmente queremos deshacer las redes de tráfico humano que se encuentran en cada rincón del mundo, debemos separar los hechos de la ficción. Mediante organizaciones como UNICEF y Hope For Justice, tenemos a nuestro alcance material educativo que nos ayudará a reconocer, prevenir y erradicar el tráfico de menores.

Ya sea el tráfico de refugiados en Europa, la esclavitud de menores en Asia, la prostitución digital en Estados Unidos, el trabajo forzado en África o la explotación sexual en Latinoamérica, nuestro compromiso con el objetivo de la educación sobre la trata de niños puede hacer una diferencia enorme. Cuando se trata de niños, aprender y compartir información sobre el tema es una de las armas más poderosas. Al quitarle importancia al tema mediante teorías de conspiración falsas, el fenómeno de la trata de niños continúa bajo nuestras narices mientras la sociedad se distrae con alegaciones absurdas.

Opinión

La semilla. Por Raúl Saucedo

Libertad Dogmática

El 4 de diciembre de 1860 marcó un hito en la historia de México, un parteaguas en la relación entre el Estado Mexicano y la Iglesia. En medio de la de la “Guerra de Reforma», el gobierno liberal de Benito Juárez, refugiado en Veracruz, promulgó la Ley de Libertad de Cultos. Esta ley, piedra angular del Estado laico mexicano, estableció la libertad de conciencia y el derecho de cada individuo a practicar la religión de su elección sin interferencia del gobierno.

En aquel entonces, la Iglesia Católica ejercía un poder absoluto en la vida política y social del país. La Ley de Libertad de Cultos, junto con otras Leyes de Reforma, buscaba romper con ese dominio, arrebatándole privilegios y limitando su influencia en la esfera pública. No se trataba de un ataque a la religión en sí, sino de un esfuerzo por garantizar la libertad individual y la igualdad ante la ley, sin importar las creencias religiosas.
Esta ley pionera sentó las bases para la construcción de un México moderno y plural. Reconoció que la fe es un asunto privado y que el Estado no debe imponer una creencia particular. Se abrió así el camino para la tolerancia religiosa y la convivencia pacífica entre personas de diferentes confesiones.
El camino hacia la plena libertad religiosa en México ha sido largo y sinuoso. A pesar de los avances logrados en el lejano 1860, la Iglesia Católica mantuvo una fuerte influencia en la sociedad mexicana durante gran parte del siglo XX. Las tensiones entre el Estado y la Iglesia persistieron, y la aplicación de la Ley de Libertad de Cultos no siempre fue consistente.
Fue hasta la reforma constitucional de 1992 que se consolidó el Estado laico en México. Se reconoció plenamente la personalidad jurídica de las iglesias, se les otorgó el derecho a poseer bienes y se les permitió participar en la educación, aunque con ciertas restricciones. Estas modificaciones, lejos de debilitar la laicidad, la fortalecieron al establecer un marco legal claro para la relación entre el Estado y las iglesias.
Hoy en día, México es un país diverso en materia religiosa. Si bien la mayoría de la población se identifica como católica, existen importantes minorías que profesan otras religiones, como el protestantismo, el judaísmo, el islam y diversas creencias indígenas. La Ley de Libertad de Cultos, en su versión actual, garantiza el derecho de todos estos grupos a practicar su fe sin temor a la persecución o la discriminación.
No obstante, aún persisten desafíos en la construcción de una sociedad plenamente tolerante en materia religiosa. La discriminación y la intolerancia siguen presentes en algunos sectores de la sociedad, y es necesario seguir trabajando para garantizar que la libertad religiosa sea una realidad para todos los mexicanos.

La Ley de Libertad de Cultos de 1860 fue un paso fundamental en la construcción de un México más justo y libre. A 163 años de su promulgación, su legado sigue vigente y nos recuerda la importancia de defender la libertad de conciencia y la tolerancia religiosa como pilares de una sociedad democrática y plural.
Es importante recordar que la libertad religiosa no es un derecho absoluto. Existen límites establecidos por la ley para proteger los derechos de terceros y el orden público. Por ejemplo, ninguna religión puede promover la violencia, la discriminación o la comisión de delitos.
El deseo de escribir esta columna más allá de conmemorar la fecha, me viene a deseo dado que este último mes del año y sus fechas finales serán el marco de celebraciones espirituales en donde la mayoría de la población tendrá una fecha en particular, pero usted apreciable lector a sabiendas de esta ley en mención, sepa que es libre de conmemorar esa fecha a conciencia espiritual y Libertad Dogmática.

@Raul_Saucedo
rsaucedo@uach.mx

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