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Revista

Shakira aceptó fraude fiscal, fue condenada a tres años de cárcel y pagará millonaria multa

La cantante colombiana compareció antes las autoridades españolas y aceptó los cargos que el fisco le imputaba

La cantante colombiana Shakira admitió este 20 de noviembre del 2023 haber cometido fraude fiscal en España entre los años 2012 y 2014. La Audiencia de Barcelona la condenó a tres años de prisión, pero le concedió la suspensión de la pena a cambio del pago de una multa de 432.000 euros.

La fiscalía española acusó a Shakira de haber ocultado ingresos por valor de 14,5 millones de euros durante esos años. La cantante habría declarado que residía en Bahamas, cuando en realidad vivía en España la mayor parte del tiempo.

Shakira aceptó el acuerdo alcanzado con la fiscalía, que le permite evitar la cárcel. Sin embargo, tendrá que pagar una multa de 2,5 millones de euros por el fraude fiscal, así como una multa adicional de 1,5 millones de euros por intereses y costas.

La cantante emitió un comunicado en el que reconoció su error y expresó su arrepentimiento. «Asumo toda la responsabilidad de mis actos, haré frente a las consecuencias y colaboraré con las autoridades», dijo.

El caso de Shakira ha generado gran polémica en España. Algunos críticos han señalado que la cantante ha recibido un trato favorable por parte de la justicia, mientras que otros han defendido que el acuerdo alcanzado es justo.

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¿Conoces a un “todólogo”? La ciencia explica el porqué de dicha situación

Un reciente estudio publicado en PLOS ONE revela un fenómeno interesante: muchas personas creen que poseen suficiente información para tomar decisiones informadas, aun cuando en realidad carecen de datos importantes. Este concepto, conocido como la “ilusión de información adecuada”, explica por qué la gente tiende a actuar con confianza, incluso en situaciones donde su comprensión es limitada.

Los autores del estudio, Hunter Gehlbach, Carly D. Robinson y Angus Fletcher, destacan cómo esta creencia de “saber lo suficiente” puede influir en una variedad de situaciones, desde conflictos internacionales hasta problemas cotidianos. Según los investigadores, “las personas rara vez se detienen a considerar qué información les podría estar faltando, y en su lugar, suponen que la porción de información que conocen es suficiente para comprender bien la situación”.

¿Cómo se realizó el estudio?

Para explorar este fenómeno, el equipo de investigación realizó un experimento con 1261 participantes a los que se les pidió tomar una decisión hipotética sobre una situación en la que dos escuelas debían fusionarse o mantenerse separadas. A un grupo de control se le dio acceso a toda la información necesaria para evaluar la situación, mientras que al otro grupo, denominado de “tratamiento”, se le proporcionó solo la mitad de esos datos. A pesar de recibir información limitada, los participantes de este último grupo creían estar tan bien informados como aquellos del grupo de control.

Una de las conclusiones más sorprendentes del estudio fue que “los participantes del grupo de tratamiento se sentían igual de capacitados para tomar decisiones reflexivas” que aquellos con acceso completo a la información. Esta confianza no solo impactó sus decisiones, sino también la forma en que percibían las decisiones de otros. En promedio, ambos grupos pensaron que la mayoría de las personas tomarían una decisión similar a la suya, lo que refleja un efecto conocido como “falso consenso”.

Antecedentes psicológicos de los “todólogos”

La “ilusión de información adecuada” comparte ciertos elementos con otro sesgo psicológico bien estudiado: el “realismo ingenuo”, el cual sostiene que las personas asumen que sus puntos de vista son objetivos y que cualquier desacuerdo se debe a la falta de información o a la irracionalidad del otro. Los autores del estudio mencionan que “al igual que el realismo ingenuo, la ilusión de información adecuada puede dificultar que las personas reconozcan la validez de otras perspectivas”.

Además, este estudio ayuda a entender cómo estas creencias afectan el día a día. Por ejemplo, ¿quién no ha experimentado la frustración de estar detrás de un coche en un semáforo y ver que no avanza? En ese momento, solemos asumir que tenemos suficiente información para juzgar la situación y, por lo tanto, el motivo por el que el coche no avanza parece irracional. Sin embargo, podría haber un peatón cruzando que no está a nuestra vista, lo que cambia completamente la situación. Este tipo de conclusiones apresuradas pueden ser causadas por la misma ilusión de información adecuada que se exploró en el estudio.

Los investigadores también encontraron que incluso cuando se proporcionaba a los participantes la información completa después de haber tomado su decisión inicial,muchos de ellos continuaban respaldando su decisión original. “Esto sugiere que la información inicial, aunque incompleta, se vuelve difícil de cambiar una vez que se ha formado una opinión basada en ella”.

La terquedad pese a la información insuficiente

Los resultados del estudio tienen implicaciones importantes, especialmente en un mundo donde el acceso a la información es desigual y la gente no siempre se expone a una visión completa de los hechos. En contextos tan amplios como los debates políticos y tan específicos como las relaciones personales, asumir que se tiene toda la información puede impedir que las personas reconozcan puntos de vista diferentes y, en última instancia, puede exacerbar los conflictos.

Los autores señalan que esta “ilusión” de suficiencia de información puede llevar a que las personas no se cuestionen su propio entendimiento de una situación, sino que interpreten cualquier desacuerdo como un signo de falta de lógica o de información en el otro. “Si las personas pensaran en la información que no tienen, podrían ser menos rápidas en asumir que su punto de vista es el único válido”, explican los investigadores.

¿Qué se busca con los resultados de la investigación?

En el experimento, se asignó a los participantes a leer un artículo sobre una escuela enfrentando una crisis de agua, y luego se les pidió que tomaran una decisión sobre si la escuela debía fusionarse con otra o mantenerse separada. Aquellos que recibieron solo la mitad de la informaciónmostraron un sesgo fuerte hacia la decisión presentada en los datos que habían visto, lo que confirma que las decisiones no solo dependen de la información disponible, sino también de lapercepción de su suficiencia.

El estudio concluye que, para enfrentar esta ilusión, es fundamental que las personas desarrollen una “conciencia metacognitiva” que les permita cuestionar la cantidad y calidad de la información que tienen antes de formar juicios. Los investigadores esperan que estos hallazgos ayuden a crear herramientas para educar a las personas en habilidades críticas de evaluación de información, promoviendo así una sociedad más informada y menos polarizada.

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