La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, prometió justicia tras el asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, un político independiente y reconocido opositor del crimen organizado, quien había denunciado públicamente las amenazas en su contra y exigido mayor seguridad para los funcionarios locales.
Manzo, de 40 años, fue atacado a balazos la noche del sábado mientras participaba en la inauguración de un festival de Día de Muertos en el centro de Uruapan, Michoacán, una de las regiones más afectadas por la violencia criminal en el país. El atentado desató indignación y generó llamados ciudadanos a manifestarse en Morelia para exigir el fin de la impunidad.
El gobierno federal informó que dos personas fueron detenidas y un tercer sospechoso murió durante los operativos. En respuesta, Sheinbaum encabezó una reunión urgente de su gabinete de seguridad y condenó el crimen como un “vil asesinato”, asegurando que el Estado utilizará todos sus recursos “para garantizar paz, seguridad y justicia plena, sin impunidad”.
El secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, detalló que Manzo contaba con protección federal desde diciembre de 2024, reforzada en mayo de este año, con 14 elementos de la Guardia Nacional encargados de la vigilancia perimetral, además de apoyo de la policía local. Explicó que los atacantes “aprovecharon la vulnerabilidad de un evento público” para perpetrar el crimen, y reiteró que no habrá impunidad.
Carlos Manzo asumió la alcaldía en septiembre de 2024 como uno de los pocos políticos independientes del país. Su gestión se distinguió por denunciar los vínculos del crimen organizado con sectores políticos y económicos, especialmente en torno a la industria del aguacate, uno de los motores económicos de Michoacán. “No quiero ser otro alcalde en la lista de los ejecutados”, había dicho apenas en septiembre, durante una entrevista con Joaquín López-Dóriga.
El alcalde insistía en que el gobierno federal debía reforzar la seguridad en Uruapan, epicentro de la llamada “capital del aguacate”, una región codiciada por grupos criminales debido a las ganancias que genera la exportación del fruto a Estados Unidos. En esa misma entrevista, pidió apoyo directo a Harfuch y a la presidenta Sheinbaum para frenar la violencia y proteger a las autoridades municipales.
El asesinato provocó reacciones internacionales. Christopher Landau, subsecretario adjunto de Estado de Estados Unidos, condenó el crimen y expresó la disposición de su país para fortalecer la cooperación con México “a fin de erradicar al crimen organizado en ambos lados de la frontera”.
La muerte de Carlos Manzo se suma a la ola de violencia que ha cobrado la vida de varios alcaldes y periodistas en los últimos años, en un contexto en el que la lucha contra el crimen organizado continúa siendo uno de los mayores desafíos del Estado mexicano.