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“Si la gente dice que renuncie, pues dejo la Presidencia”: López Obrador

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, recalcó que los opositores de su gobierno tiene el derecho de manifestarse, pues se vive en una democracia.

“Yo creo que en efecto tienen derecho a manifestarse. Tienen derecho a manifestarse. La diferencia entre una dictadura y una democracia es que en la democracia hay libre manifestación de las ideas, se garantizan las libertades y el derecho a disentir. No veo ningún problema. Creo que así es la democracia”, indicó el mandatario mexicano.

López Obrador reiteró que la oposición cuenta con la revocación de mandato, en 2022, donde se preguntará a la población si quiere que el presidente continúe o renuncie, al ser cuestionado sobre la marcha #AmloVeteYa que un grupo de personas realizó el pasado fin de semana.

«Nosotros mismos, ayer lo decía , propusimos la revocación del mandato. En la Constitución se establece que periódicamente, en este caso a principios del 2022 , incluso había yo propuesto de que fuese en el 2021 la revocación del mandato, la oposición no aceptó y se acordó que fuese una consulta para el 2022.

Se va a preguntar, quieres que continúe el presidente o que renuncie, porque el pueblo manda y el pueblo es el que decide en la democracia, si la gente dice que renuncie pues dejo la presidencia. No puedo estar gobernando sin el apoyo de los ciudadanos, no comparto la idea de que si un gobernante tiene una aceptación, como sucede, del 20% , solo porque lo eligieron por 6 años tiene que seguir en el cargo, imaginense un presidente sin respaldo popular», explicó López Obrador.

Lo único que pidió en las protestas es que no hayan actos violentos. Afirma que comprende que la Transformación que encabeza “no le gusta” a quienes “no quieren dejar de robar, quienes quieren mantener privilegios”.

“Nosotros estamos llevando una transformación y con el pueblo todo sin el pueblo nada”, reiteró.

López Obrador en un video que publicó en sus redes sociales el domingo pasado, exhortó a sus adversarios, a los que calificó como conservadores, a que “no coman ansias”, ya que en 2022 se podrá convocar a la gente y decidir si continúa o no como presidente de la República.

El sábado diversos estados del país se llevaron a cabo manifestaciones para exigirle al mandatario federal su renuncia por lo que consideraron ha sido una deficiente conducción del país.

El jefe del Ejecutivo acusó que estos grupos actúan de forma individualista y sobretodo están en contra del destierro de la corrupción y seguir tendiendo privilegios del gobierno.

“Tenemos que ir hacia adelante y seguir con la transformación de la vida pública de México porque la peste, no pandemia, la peste que más ha dañado a México ha sido la corrupción y hay que desterrar la corrupción y por eso no podemos dar ni un paso atrás, eso no lo entienden nuestros adversarios que protestan, que quieren que yo dimita, que yo me vaya del gobierno», expuso.

“Que no coman ansias; yo mismo establecí las reglas porque soy un hombre de principios, no voy a estar en el gobierno si el pueblo no me apoya, no me respalda”, afirmó el mandatario federal desde su casa en Palenque.

El jefe del Ejecutivo recordó que el próximo año habrán elecciones y ahí el pueblo podrá optar por regresar al régimen conservador y de corrupción o apuntalar la transformación de Mexico.

Fuente: Infobae

Opinión

Emilia Pérez: Una Mirada Cuestionada sobre México Por: Sigrid Moctezuma

En un mundo donde el cine es tanto un arte como una poderosa herramienta de representación cultural, las películas que abordan la identidad de un país llevan consigo una gran responsabilidad. Tal es el caso de Emilia Pérez, una cinta que, aunque prometía ser un relato innovador, ha generado un torrente de críticas por su visión estereotipada y su superficialidad al retratar la cultura nacional.

Descrita por sus creadores como un “narco-musical”, Emilia Pérez sorprendió al ganar cuatro Globos de Oro, lo que dejó en evidencia una desconexión entre las audiencias internacionales y la percepción mexicana. Mientras en el extranjero se celebra como un experimento cinematográfico audaz, aquí ha sido criticada por perpetuar clichés culturales que parecen sacados de una postal turística, ignorando las complejidades del México actual. Aunque su mezcla de comedia, drama y música despertó curiosidad inicial, para muchos terminó siendo un recordatorio de cómo los estereotipos siguen dominando la narrativa global.

Uno de los puntos de mayor desagrado ha sido la manera en que la película aborda temas sensibles como la identidad de género y la narcocultura. Si bien es positivo que estas cuestiones tengan espacio en la narrativa cinematográfica, en Emilia Pérez se sienten tratadas con una ligereza que no honra su trascendencia. Los personajes, en lugar de reflejar matices reales, se convierten en caricaturas que difícilmente conectan con el público.

Las críticas no solo vienen de los espectadores, sino también de sectores especializados en cine y cultura. Se ha señalado que la película parece diseñada para un público extranjero que consume el «México pintoresco», mientras ignora las voces y experiencias auténticas que definen al país. Lo que representa una oportunidad desperdiciada para proyectar un discurso que sea fiel a nuestra riqueza cultural y social.

Este fenómeno no es nuevo en el cine. Muchas producciones internacionales han intentado capturar supuestamente nuestra esencia, pero terminan cayendo en la trampa: el mariachi omnipresente, las cantinas llenas de tequila y la violencia gratuita. Emilia Pérez, desafortunadamente, parece sumar su nombre a esta lista.

No obstante, este tipo de reacciones también abre un espacio importante para la reflexión. La discusión que surge de estas películas pone sobre la mesa la necesidad de que seamos nosotros quienes contemos nuestras propias historias, desde múltiples perspectivas. Es imperativo que el relato cinematográfico internacional comience a escuchar más atentamente las voces locales y trabajen en colaboración para evitar simplificaciones que diluyan nuestra esencia.

En un mundo donde las plataformas digitales hacen que el cine viaje más rápido que nunca, la responsabilidad de representar adecuadamente a un país se vuelve aún más crucial. La recepción de Emilia Pérez debería servir como un recordatorio de que no somos un concepto único y fácil de definir, sino una amalgama compleja de historias, tradiciones y modernidades.

Quizá, en el futuro, podamos ver más producciones que tomen este desafío en serio, dejando de lado las visiones simplistas. Porque México, con todas sus luces y sombras, merece ser contado con verdad y profundidad.

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