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Opinión

Sin candidaturas independientes plenas, no hay reforma por Jaime Garcia Chávez

Sin candidaturas independientes plenas, no hay reforma

 

Mientras se preparaba la publicación de esta columna, la mayoría priísta en el Congreso del Estado de Chihuahua aprobaba lo que llaman “reforma política”, con el rechazo de la bancada panista, que tomó la tribuna y solicitaban que aquella no fuera aprobaba al vapor, como de costumbre. Las imágenes y los videos vertidos aquí los recogió la prensa local. La columna, intacta antes de estos acontecimientos, es la siguiente:

Ya es habitual que a cualquier reformilla que tenga que ver con el estado se le vista bajo el nombre de reforma política y aún con el más pomposo de reforma de Estado. Creo que uno y otro concepto, cuando se usan con precisión, se refieren a aspectos esenciales y así se pueden distinguir a lo largo de ciclos históricos bien determinados. Como sucede con la demagogia, ambos conceptos tienen gravedad y por tanto suelen emplearse con largueza para engañar a la sociedad y en ocasiones hasta para autoengañarse por parte de los legisladores.

Esto pasa hoy en Chihuahua y lo iré comentando en los días que vienen, iniciando por referirme al destino que se les quiere asignar a las candidaturas independientes. Como se sabe, por Decreto No. 866-2015 II P.O. publicado en el P.O.E. No. 26 del 1° de abril de 2015, se reformaron los artículos 21 y 27 Bis de la Constitución local, dando paso a la existencia y respaldo constitucional a dichas candidaturas, dejando a la ley secundaria el establecimiento de los requisitos para su utilización electoral. Nos enteramos que tras la declaratoria, amplia y contundente, ahora se pretenden establecer las taxativas que la nulifican, de dar paso a taxativas inadmisibles porque, el principio de toda democracia política es el derecho de los ciudadanos, sin la obligada mediación que ha imperado en el país para asignarles a los partidos políticos prácticamente el monopolio de la postulación.

Lo que quiero decir, lisa y llanamente, es que no es correcto, conforme a una interpretación válida de la Constitución, establecer como requisito el que un aspirante a un cargo de elección deba contar para sí como antecedente el haber renunciado a un partido político, ya como militante, ya como dirigente. Porque si derecho tienen los ciudadanos para pertenecer a un partido político y aprovecharse de su estructura y ventajas para postularse, igual derecho deben tener los ciudadanos en sí mismos, por lo que obligarlos a una previa renuncia es poner un obstáculo que la Constitución no dispone, y no puede disponer, por decirlo de alguna manera, porque en el principio y en el centro de toda democracia está el ciudadano.

Bien es cierto que las candidaturas independientes han llevado un sello particular que las asocia a una disidencia previa, con la ruptura correspondiente, y el caso más elocuente en la coyuntura es el de Jaime Rodríguez, mejor conocido como El Bronco. Cuando se analiza este caso es frecuente que se derive a la búsqueda de un ciudadano virginal, casi en estado de naturaleza, sin “contaminación previa”. Sólo a esos se les quiere reconocer el carácter de independientes, olvidando que aquíindependiente tiene una interpretación única, tanto política como gramaticalmente: aquel que no busca el respaldo de un partido político, ya que en la historia del país está más que claro que legal y de hecho ese monopolio se asignó a los partidos políticos con registro, convirtiéndose el registro mismo, durante décadas, en un requisito prácticamente insalvable, interpretación que fortalece la de la calidad independiente que la propia Constitución de Chihuahua ya establece.

Pero hay algo más, que divido en dos aspectos: el primero, que ponerle limitaciones del tipo de la renuncia previa, tasada en años, prácticamente le daría a la reforma el carácter de ley especial, por tener destinatarios de carne y hueso, y a eso se le llama discriminación y exclusión de derechos. Y ambas cosas no pasan por los principios constitucionales en vigor en el país. El segundo tiene que ver con ese reiterado señalamiento sobre el que he venido insistiendo en los últimos días: los ciudadanos no son menores de edad a los que se les deba dar una tutoría de rango constitucional y que se expresaría así: si tu quieres ser candidato independiente, nunca, por ningún motivo, pertenezcas a un partido; y si ya lo hiciste, renuncia con uno, dos o tres años de anticipación. Además de que la calidad de independiente no necesariamente se supone en el ciudadano, sino en los que aparte de tener esa característica opten por tener su libertad, que en este caso es la que se quiere conculcar.

En realidad la única reforma de fondo que se estaría haciendo en la ley, es la de abrirle paso pleno a las candidaturas independientes. Por lo demás, todo sería demagogia o reacomodo entre las mismas facciones que detentan los cargos públicos, tales como aumentar inútilmente el número de diputados, fijar derechos fáciles de alcanzar a las prerrogativas y mantener el 2% para sostener el registro partidario. Una reforma así en esencia no le modifica nada a la política, sino que la denigra, y del estado ni qué hablar.

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Y esto es lo que acaba de ocurrir este día:

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Opinión

León XIV: Entre Herencia y Esperanza. Por Caleb Ordoñez Talavera

El pasado 8 de mayo de 2025, la Plaza de San Pedro volvió a rugir con fuerza: un nuevo Papa, un nuevo nombre, y un nuevo horizonte para la Iglesia Católica. Robert Francis Prevost, estadounidense con alma latinoamericana, elegido como León XIV, asumió el timón de una institución milenaria que vive uno de sus momentos más complejos y decisivos.

Caleb Ordoñez T.

Caleb Ordoñez T.

Con 69 años y una historia de servicio en Perú y otros países del continente, León XIV hereda tanto la fuerza reformadora de su antecesor como las tensiones no resueltas que convulsionan los cimientos del Vaticano. Los desafíos son múltiples y profundos, pero también ofrecen la oportunidad de renovar la confianza y el sentido de pertenencia en millones de fieles en el mundo. Apuntémoslos, uno por uno.

Una Iglesia católica dividida.

El pontificado de Francisco dejó importantes avances, pero también sembró tensiones internas entre sectores progresistas y conservadores. La polarización no es nueva, pero ha ganado intensidad, especialmente en temas como el celibato, la diversidad sexual, y el papel de las mujeres. León XIV deberá actuar como un gran equilibrista: firme en convicciones, pero abierto al diálogo; pastor cercano, pero líder con autoridad.

Mantener la unidad sin sofocar el debate interno será clave. La religión católica no puede permitirse un cisma silencioso. León XIV debe tender puentes entre tradiciones y modernidad, entre las voces que claman por apertura y las que defienden la ortodoxia. Su perfil pastoral y su cercanía con América Latina podrían ser su mejor carta para lograrlo.

Crisis económica: Finanzas al Límite.

Uno de los retos más urgentes es la crisis económica que atraviesa el Vaticano. La caída estrepitosa de donativos, el déficit presupuestal que ronda los 30 millones de euros anuales y la pesada carga de sueldos y pensiones para miles de empleados son señales de alarma. León XIV no solo necesita recortar gastos con sensatez, sino también encontrar nuevas formas de financiamiento ético, sin comprometer la esencia espiritual del Vaticano.

La transparencia financiera y la gestión eficiente no son asuntos secundarios: son condiciones necesarias para recuperar la credibilidad y garantizar la sostenibilidad de las obras sociales, misiones y proyectos educativos que sostienen millones de vidas.

El Papel de la Mujer

Aunque se han dado pasos hacia una mayor participación de la mujer en la Iglesia, la brecha sigue siendo enorme. Las mujeres sostienen gran parte del trabajo pastoral, educativo y social del catolicismo, pero siguen excluidas de la toma de decisiones de mayor nivel.

León XIV tiene la oportunidad —y la obligación moral— de abrir un diálogo sincero y concreto sobre el acceso de las mujeres a ministerios más amplios, incluidos aquellos roles que hoy están reservados solo para varones. No se trata solo de equidad, sino de reconocer con justicia el rostro femenino de la fe.

Abusos Sexuales: Justicia Sin Excusas.

La herida de los abusos sexuales sigue abierta. Aunque se han adoptado protocolos y se han hecho avances, aún hay diócesis que actúan con opacidad o lentitud. León XIV deberá liderar con determinación un proceso de limpieza profunda: no más encubrimientos, no más silencios.

El mundo espera una Iglesia sin miedo a la verdad, que escuche a las víctimas, que repare con justicia y que garantice que nunca más el poder religioso sirva como escudo para la impunidad.

Una Voz de Paz en un Mundo en Guerra.

El nuevo Papa también enfrenta un mundo convulso: conflictos armados, crisis migratorias, cambio climático y una creciente indiferencia espiritual. León XIV ha empezado su pontificado con un llamado a la paz y al encuentro entre pueblos. No es casual: su experiencia misionera, su contacto con comunidades marginadas y su carácter conciliador le dan autoridad moral para convertirse en una voz de paz con peso geopolítico.

Frente al avance del individualismo, el cinismo y el fanatismo, León XIV puede volver a hacer de la Iglesia una plataforma de escucha, mediación y servicio.

Un Papa con el Reto de Conectar

En un mundo que ya no cree fácilmente en las instituciones, León XIV tendrá que hacer lo que Francisco inició: bajar del trono, caminar entre la gente, hablar su idioma, y ofrecer respuestas reales. La Iglesia no puede ser solo una voz moral; debe ser un testimonio de esperanza concreta.

Su pontificado apenas comienza, pero los pasos que dé en estos primeros meses marcarán el tono de su legado.  (Y una caída cada vez más aguda de católicos) ¿Será León XIV el Papa que reconstruya los puentes rotos entre la fe católica y el mundo? Hay razones para creer que sí. Pero también muchas heridas que sanar, y estructuras que transformar.

La historia lo espera. Y millones de creyentes católicos también.

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