Carreteras bloqueadas y comunicaciones interrumpidas en el sur de Filipinas frustraban el miércoles las labores de rescatistas, quienes buscaban a cientos de personas desaparecidas tras el impacto de un poderoso tifón que dejó al menos 283 muertos.
El tifón Bopha, que registró vientos de 120 kilómetros por hora (kph) y ráfagas de hasta 150 kph, azotó centros vacacionales junto a la costa y zonas de buceo en la isla de Palawan, pero se debilitaba en su camino hacia el oeste.
El área más duramente golpeada fue la isla sureña de Mindanao, donde Bopha tocó tierra el martes. La tormenta provocó aluviones e inundaciones junto a la costa y en localidades mineras y agrícolas del interior.
El ministro del Interior Manuel Roxas dijo que 300 personas se encontraban desaparecidas.
«Familias enteras fueron arrastradas», dijo Roxas a periodistas mientras inspeccionaba la zona de desastre.
Buena de parte de las áreas afectadas quedaron aisladas por carreteras destruidas y puentes colapsados, por lo que los equipos de rescate del Ejército estaban siendo trasladados en helicópteros.
La red de suministro eléctrico y los servicios de comunicaciones también estaban suspendidos.
De acuerdo a cifras entregadas por el Ejército y funcionarios de agencias de emergencias, 283 personas perdieron la vida.
Miles de filipinos estaban en refugios y las autoridades solicitaron alimentos, agua y frazadas. Decenas de vuelos domésticos fueron suspendidos el miércoles.
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