Un sujeto fue captado arrojando ácido muriático en el piso afuera de un Oxxo en Cancún, Quintana Roo, para quitar del lugar a una niña indígena.
De acuerdo a la Agencia Quadratín, el hecho ocurrió afuera de la tienda Oxxo ubicada una parada antes del puente Calinda, sobre el Bulevar Kukulcán, en la zona hotelera de Cancún.
El video fue compartido en redes sociales y se puede observar a la pequeña sentada afuera de la tienda, cuando el hombre de la tercera edad empieza a rociar aparentemente ácido muriático en el piso hasta llegar a donde estaba la pequeña, de entre 12 y 14 años de edad, quien al sentir las gotas del químico que comenzaban a picarle su piel, se levantó de inmediato.
Que se quite de ahí, si no le parece, llévesela a su casa”, le contestó el sujeto a una señora que salió de la tienda a reclamarle por su acción.
Testigos indicaron que el hombre vende tours a un lado de la tienda de conveniencia, por lo que según él decidió echar el ácido para que la niña se retirara del lugar “para no afear la zona”.
La acción del sujeto indignó a cientos en redes sociales y turistas que presenciaron el hecho, pues consideran que las calles son públicas y México es de todos.
La pequeña solo descansaba un momento afuera de la tienda, ya que al parecer, acompañada de su madre, venden pulseras en la zona hotelera, detalló la Agencia Quadratín.
El Senado mexicano aprobó este jueves, con 85 votos a favor y 36 en contra, el proyecto de decreto que expide la Ley General de Aguas y reforma diversas disposiciones de la Ley de Aguas Nacionales, en un contexto de creciente presión sobre los recursos hídricos del país por sequías, conflictos por concesiones, crecimiento urbano y alta demanda del sector agrícola.
La minuta fue remitida al Senado por la Cámara de Diputados, que la aprobó tras 24 horas de acaloradas discusiones. La iniciativa deriva de una propuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum para regular el derecho humano al acceso, disposición y saneamiento del agua, así como priorizar su consumo humano y doméstico ante autorizaciones, permisos, concesiones y asignaciones del recurso.
El senador Óscar Cantón Zetina, de Morena, aseguró que el centro de este proyecto es la persona y no los grandes acaparadores de agua, pues se crea un trinomio virtuoso entre tierra, agua y gente. Afirmó que la legislación es la mayor aliada de los productores y campesinos de México, ya que elimina la visión mercantilista del agua y la regresa a su dueño legítimo, que es el pueblo de México.
La senadora del PAN, Verónica Rodríguez, señaló que esta reforma convierte el agua en un instrumento de manipulación política y electoral. Apuntó que le da al gobierno federal la posibilidad de decidir de manera discrecional quién mantiene su concesión, quién la pierde, a quién le reducen volúmenes de agua y a quién sí le permiten operar, lo que demuestra que es peligroso para la democracia, el campo, la seguridad alimentaria y las familias.
Carolina Viggiano, del PRI, advirtió que el proyecto no contó con estudios económicos ni presupuestales, no cuenta con análisis de impacto financiero y tampoco se asegura inversión para la infraestructura, operación ni vigilancia de los sistemas de agua. Además, señaló que no se consultó a los pueblos originarios.
Luis Donaldo Colosio, de Movimiento Ciudadano, indicó que los cambios abren la puerta a más control gubernamental sin contrapesos reales, a más trámites y a más incertidumbres para el campo mexicano. Afirmó que se concentran atribuciones en la Comisión Nacional del Agua sin reglas claras, crece el riesgo de arbitrariedad, corrupción, favoritismos y castigo político, además de que se crea incertidumbre en la asignación de derechos y volúmenes, lo que desincentiva la inversión, la tecnificación y frena proyectos.
La nueva Ley General de Aguas establece que las concesiones para el uso del vital líquido no podrán ser intercambiadas entre particulares, con la obligatoriedad de que sea la Conagua la que las distribuya de nuevo.
La discusión y aprobación en las Cámaras de Diputados y Senadores ocurre en un contexto donde el sector agrícola consume cerca del 75 por ciento del agua disponible para consumo en el país.