La nieve y el frío ha paralizado el sureste de Estados Unidos. Cinco personas han muerto en Alabama y dos en Georgia como consecuencia de accidentes de tráfico.
En el área metropolitana de Atlanta se vivió un auténtico infierno en las carreteras: miles de conductores quedaron atrapados al volante. Más de 2.000 niños tuvieron que pasar la noche del martes en las escuelas. La mayoría regresaron a sus casas durante el miércoles.
Aun ahora, más de 24 horas después de que se registrara la nevada, persisten los problemas viales mientras crece la indignación por la ineficacia de las autoridades.
El caos de Atlanta
Cuando una capa de nieve de apenas unos tres dedos desencadena un gran tráfico, que deja varados a los automovilistas y niños en las carreteras interestatales durante horas, hay algo mal.
Supuestamente, cinco centímetros de nieve no deben convertir las calles en estacionamientos. Pero cientos de automovilistas en Alabama y Georgia padecen este miércoles las consecuencias de la nevada de un día antes.
En Atlanta, siete estudiantes seguían en camino a casa en un autobús escolar a las 05:30 horas (local) de este miércoles, 16 horas después de que salieron de la escuela. La vocera de Escuelas Públicas de Atlanta, Kimberly Willis Green, dijo que «varios cientos de estudiantes de nueve escuelas están protegidos en el interior».
En total, cayeron entre cinco y ocho centímetros de nieve en Georgia; suena a poco, pero en realidad es la cantidad que se registra en esa región en todo un año, dijo el meteorólogo de CNN, Taylor Ward.
Más de 1.000 accidentes automovilísticos han sido reportados en el área metropolitana de Atlanta,más de 100 de ellos con lesionados, dijo el comisionado de Seguridad Pública de Georgia. «Estamos trabajando en retirar los vehículos abandonados», dijeron las autoridades.
Por su parte, el gobernador de Alabama Robert Bentley dijo que los estudiantes podrían quedarse en las escuelas por segunda noche consecutiva.
Varados
Rebekah Cole estaba preparada para pasar la noche en su vehículo en una calle de Atlanta, cuando la temperatura bajó de los cero grados y se prendió la luz de la gasolina. Era como una «película de zombis», dijo.
Las calles y autopistas estaban llena de gente en sus coches y camiones en la misma situación que ella, varados en el hielo durante ocho, 10 y hasta 12 horas.
De repente, oyó voces. «No escuchaba de dónde venían», relató. Varias personas habían salido de sus autos, caminaban y conversaban entre los demás coches cubiertos de nieve.
Diez horas después de salir de su oficina, a unos 15 kilómetros de su casa, Cole estaba apenas a la mitad del camino.
«Si consigo gasolina, prenderé la calefacción», dijo.
Desde donde estaba, podía verse la estación de combustible llena de gente.
Un gran problema
La historia de Cole se replicó en la región sur de Estados Unidos, desde Louisiana hasta Carolina del Norte y Alabama, con lluvias, nevadas y aguanieve que crearon una capa de hielo delgada. La zona no está familiarizada con este tipo de clima.
Los automovilistas se apresuraron a llegar casa con los primeros avisos de caída de nieve, por lo que el tráfico aumentó. Georgia y Alabama fueron especialmente afectados y los gobernadores de ambos estados declararon emergencia.
En Alabama, donde la lluvia helada hizo riesgosa la conducción, por lo menos cinco personas murieron en accidentes de tráfico relacionados con el clima de este martes. El gobernador envió a 350 miembros de la Guardia Nacional para ayudar a los automovilistas.
Viajeros varados buscaron refugio en casas de desconocidos, escuelas e incluso en Home Depot, que durante la noche abrió 26 tiendas para los conductores en Alabama y Georgia.
Advertencias desatendidas
Todo el mundo había sido advertido. En Atlanta se esperaban hasta cinco centímetros de nieve, pero la gente no hizo caso de la previsión. Por la mañana, cuando la nieve no había llegado, las personas acudieron al trabajo y a la escuela, como si nada fuera a suceder.
Luego empezó a caer la nevada y los automovilistas comenzaron a llenar las calles.
Este miércoles por la mañana, el alcalde de Atlanta, Kasim Reed, dijo que parte de la culpa fue del gobierno por cerrar las escuelas y oficinas de gobierno al mismo tiempo que las empresas.
Los buenos samaritanos
La catástrofe exhibió la bondad de muchas personas. Quienes vivían a lo largo del camino repartieron bebidas calientes y agua para los varados, como Cole.
«Tomé un poco de té de unos niños, de ellos y de su mamá», dijo. Pero pronto se presentó otro problema: no había lugar para ir al baño, por lo que dejó de tomar.
Ese fue un mero inconveniente en comparación con la situación de una mujer embarazada que dio a luz en el suburbio de Sandy Springs, en Atlanta. El tráfico le impidió ir al hospital y bloqueó a los paramédicos que iban hacia ella.
Un agente de la policía intervino y le ayudó recibir a su niña durante la noche.
Las niñeras
En Alabama, los profesores se quedaron para cuidar a los estudiantes que se quedaron atrapados. El mal tiempo obligó a unos 4,500 alumnos a pasar la noche en varios edificios escolares en Hoover, y había 800 estudiantes atrapados en escuelas de Birmingham.
«El personal se queda con ellos, para darles de comer», dijo el superintendente de escuelas de la ciudad de Birmingham, Craig Witherspoon. «Las preparatorias están poniendo películas».
El gobernador Robert Bentley pidió a los padres que no podían llegar a sus hijos a mantener la calma. «Sé que hay ansiedad», dijo. «Quiero asegurar a todos los padres que confíen en los profesores que cuidan a sus hijos durante el día, serán atendidos esta noche».
No todos se quejaban. «Un día muy emocionante», tuiteó la profesora Carol McLaughlin la tarde del martes. «Los niños están siendo verdaderos soldados. : ) Creo que ellos piensan que es una aventura».
Quédate en casa
En Alabama y Georgia, las autoridades pidieron a los automovilistas mantenerse fuera de las carreteras. «Esta es una situación muy peligrosa», dijo Bentley. «La gente tiene que quedarse en casa. Tienen que quedarse allí hasta que las condiciones mejoren».
El alcalde de Atlanta instó a los residentes a dejar de conducir durante al menos un día para dar oportunidad de despejar los caminos. «En las próximas 24 horas, realmente se necesita que la gente se quede en casa», dijo.
Las advertencias de no conducir llegaron demasiado tarde para algunos. Este miércoles, Reed dijo que 30 camiones de sal fueron desplegados para quitar la nieve.
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