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Suspenden estadio Corregidora tras violencia; equipos buscarán romper con barras

La Liga BBVA Mx anunció que se determinó la suspensión del estadio Corregidora, donde juega el club Gallos Blancos del Querétaro, tras los hechos de violencia ocurridos la tarde del sábado, que dejaron al menos 26 personas lesionadas, dos de ellas de gravedad.

En conferencia de prensa, Mikel Arriola, presidente de la Liga BBVA, informó que además, el próximo martes se convocó a una asamblea extraordinaria de los dueños de los clubes, “donde abordaremos qué va a pasar con los grupos de animación y cómo podemos cerrar con acciones contundentes esos espacios de colaboración”.

Independientemente de lo que resulte de la reunión, Arriola afirmó que, después de los enfrentamientos entre aficionados ocurridos durante el partido Atlas-Gallos Blancos, “las barras visitantes ya no van a poder ir a los estadios”.

Acerca del estatus del estadio, indicó que el tiempo de la suspensión será determinado por la comisión disciplinaria, pero esta dio inicio a partir de este domingo.

En lo que respecta a las sanciones a la empresa de seguridad que se encontraba resguardando el sitio, Gabriel Solares, presidente del club Gallos Blancos, dijo que se encuentran evaluando el accionar de la empresa “que tiene muchos años de trabajar en el estadio y en muchos eventos en Querétaro”.

De acuerdo con Solares, en el momento en el que ocurrieron los hechos, el estadio Corregidora se encontraba bajo resguardo de 358 elementos de seguridad privada, 100 policías estatales y 150 municipales.

Según las autoridades, los enfrentamientos entre aficionados dejaron un saldo de 26 personas heridas, de las cuales tres ya fueron dados de alta y dos son reportados en estado grave.

La Fiscalía General del Estado inició una carpeta de investigación por esos hechos, por los delitos de homicidio en grado de tentativa y violencia en espectáculos deportivos.

Por su parte, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) dijo que investiga la responsabilidad de las autoridades en lo ocurrido, pues estas tienen la obligación de garantizar la seguridad de personas dentro y fuera de sitios en los que se realicen eventos, incluso si estos sin privados.

Fuente: Animal Político

Opinión

Emilia Pérez: Una Mirada Cuestionada sobre México Por: Sigrid Moctezuma

En un mundo donde el cine es tanto un arte como una poderosa herramienta de representación cultural, las películas que abordan la identidad de un país llevan consigo una gran responsabilidad. Tal es el caso de Emilia Pérez, una cinta que, aunque prometía ser un relato innovador, ha generado un torrente de críticas por su visión estereotipada y su superficialidad al retratar la cultura nacional.

Descrita por sus creadores como un “narco-musical”, Emilia Pérez sorprendió al ganar cuatro Globos de Oro, lo que dejó en evidencia una desconexión entre las audiencias internacionales y la percepción mexicana. Mientras en el extranjero se celebra como un experimento cinematográfico audaz, aquí ha sido criticada por perpetuar clichés culturales que parecen sacados de una postal turística, ignorando las complejidades del México actual. Aunque su mezcla de comedia, drama y música despertó curiosidad inicial, para muchos terminó siendo un recordatorio de cómo los estereotipos siguen dominando la narrativa global.

Uno de los puntos de mayor desagrado ha sido la manera en que la película aborda temas sensibles como la identidad de género y la narcocultura. Si bien es positivo que estas cuestiones tengan espacio en la narrativa cinematográfica, en Emilia Pérez se sienten tratadas con una ligereza que no honra su trascendencia. Los personajes, en lugar de reflejar matices reales, se convierten en caricaturas que difícilmente conectan con el público.

Las críticas no solo vienen de los espectadores, sino también de sectores especializados en cine y cultura. Se ha señalado que la película parece diseñada para un público extranjero que consume el «México pintoresco», mientras ignora las voces y experiencias auténticas que definen al país. Lo que representa una oportunidad desperdiciada para proyectar un discurso que sea fiel a nuestra riqueza cultural y social.

Este fenómeno no es nuevo en el cine. Muchas producciones internacionales han intentado capturar supuestamente nuestra esencia, pero terminan cayendo en la trampa: el mariachi omnipresente, las cantinas llenas de tequila y la violencia gratuita. Emilia Pérez, desafortunadamente, parece sumar su nombre a esta lista.

No obstante, este tipo de reacciones también abre un espacio importante para la reflexión. La discusión que surge de estas películas pone sobre la mesa la necesidad de que seamos nosotros quienes contemos nuestras propias historias, desde múltiples perspectivas. Es imperativo que el relato cinematográfico internacional comience a escuchar más atentamente las voces locales y trabajen en colaboración para evitar simplificaciones que diluyan nuestra esencia.

En un mundo donde las plataformas digitales hacen que el cine viaje más rápido que nunca, la responsabilidad de representar adecuadamente a un país se vuelve aún más crucial. La recepción de Emilia Pérez debería servir como un recordatorio de que no somos un concepto único y fácil de definir, sino una amalgama compleja de historias, tradiciones y modernidades.

Quizá, en el futuro, podamos ver más producciones que tomen este desafío en serio, dejando de lado las visiones simplistas. Porque México, con todas sus luces y sombras, merece ser contado con verdad y profundidad.

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