París, Francia
Tadej Pogacar lo volvió a hacer: el esloveno se coronó campeón del Tour de Francia por cuarta vez, consolidándose como uno de los grandes de la historia. Pero la última etapa no fue el típico paseo triunfal por los Campos Elíseos. Bajo una tormenta parisina, con calles empedradas mojadas y subidas inesperadas, Pogacar quiso más… y casi se lleva también la victoria de etapa. Casi.
El último día del Tour 2025 fue cualquier cosa menos aburrido. Con 50 km por recorrer, los organizadores neutralizaron los tiempos de la general debido a la lluvia intensa, dejando libertad total para que los valientes pelearan por la gloria. Pogacar, aunque ya era virtual campeón, decidió atacar. Sí, atacar. En el último ascenso a Montmartre, levantó al público de sus asientos, pero ahí apareció el belga Wout van Aert con una brutal aceleración que lo dejó sin respuesta.
Van Aert, quien no ganaba una etapa desde 2022, se lanzó solo en los últimos 5 km, aguantando con clase y potencia hasta cruzar primero en los Campos Elíseos. Fue una pequeña venganza del equipo Visma tras un Tour decepcionante, donde ni siquiera estuvieron cerca de disputar la general. Esta victoria, sin embargo, les da una pizca de dignidad.
Pogacar llegó tranquilo a la meta, sonriente, con el puño en alto. Ya sin presión, sabiendo que su hazaña estaba consumada. Cuatro Tours, y aún no cumple 27 años. Solo nombres como Hinault, Anquetil, Merckx e Indurain han ganado tantas veces. Pero ninguno con este estilo: Pogacar lo hace todo, ataca en montaña, gana cronos, se lanza por etapas planas… y hasta se arriesga en París, como si fuera el primer día.
Detrás de ellos, corredores como Jorgenson, Mohoric y Ballerini disputaron los demás puestos del podio de etapa, mientras el pelotón lidiaba con el pavimento resbaloso y los gritos ensordecedores de una multitud volcada en cada esquina de la capital francesa.
El Tour de Francia 2025 termina con una mezcla perfecta de locura, talento y espectáculo. Y con una certeza: Pogacar no solo quiere ganar, quiere hacerlo con estilo. París se rindió ante él, aunque la última ovación del día fue para Van Aert, el último en reír… en el último día del Tour.
