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Resto del mundo

‘¿Y qué tan rápido le servía cafés a Obama?’ La entrevista incómoda a Clinton

A principios de 1990, Chris Farley tenía un personaje recurrente en «Saturday Nigth Live»: un anfitrión que creaba en torno a sus huéspedes un ambiente complicado y nervioso con las preguntas más horribles e inapropiadas que se le ocurrían.

Ahora la televisión tiene a Zach Galifianakis, que ha mantenido vivo ese espíritu con su programa,  “Entre dos Helechos”.

Galifianakis hace preguntas mal informadas y por momentos ofensivas a sus huéspedes. Ahora le tocó recibir a la candidata demócrata a la presidencia de los Estados Unidos, Hillary Clinton.

El programa es hilarante. De inicio, se ve a Hillary sentada sola y preguntándose, ¿dónde está Zach? a quien vemos con una máscara, caminar de puntillas a espaldas de Hillary para asustarla; cuando está a unos metros, dos guardaespaldas de la ex secretaria de Estado lo toman de los hombros y lo lanzan al suelo. Hillary le dice que no es bueno hacer algo así, con el servicio secreto por los alrededores.

Ya recompuesto, Galifianakis comienza la entrevista señalando que Clinton podría ser el primer presidente blanco para las personas menores de 8 años.

A continuación, recuerda que Hillary ocupó una secretaría (la de Estado) con Obama, y le pregunta cuántas palabras escribe a máquina y que tan rápido y cuántos cafés le servía a Barack Obama. A Hillary no se le mueve un cabello, ni siquiera cuando Zach le pregunta: ¿Y qué pasaría si queda usted embarazada? ¿Nos tendríamos que aguantar 9 meses siendo gobernados por Tim Kaine?

EL FACTOR TRUMP
Más adelante, Galifianakis le menciona a Hillary a Trump. ¿Cuándo ve lo bien que le va a Trump, no se pone a pensar que le iría mejor si fuera más racista? Hillary sonríe con incredulidad viendo a una cámara lejana y solo mueve la cabeza de lado a lado.

En honor a la verdad, hay que respetar la valentía de Galifianakis, para ver a Hillary Clinton a los ojos, burlarse de sus trajes y preguntarle quién se los hace porque le gustaría mandarse hacer algunos para la fiesta de Halloween.

Más adelante, cuando le pregunta sobre sus propuestas de campaña y Hillary le habla sobre sus intenciones económicas, Galifianakis la interrumpe para anunciar un comercial de sus patrocinadores y aparece un spot de campaña de Donald Trump.

Cuando Hillary le pregunta por qué puso ese comercial en medio de su entrevista, le contesta que porque le paga con filetes. Hillary le responde: “Yo tendría miedo de comerlos”.

Resto del mundo

Cofece multa a Walmart por prácticas monopólicas: la batalla legal apenas comienza

La Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) asestó un golpe histórico al multar a Walmart de México con 93.4 millones de pesos tras concluir una investigación que se extendió por más de cuatro años. La razón: prácticas monopólicas relativas, particularmente en el trato con sus distribuidores.

Según el dictamen de la Cofece, Walmart aprovechó su posición dominante en el mercado para imponer condiciones desfavorables a los proveedores, afectando la competencia en el sector. Aunque no se han revelado todos los detalles de las “contribuciones” impuestas a los distribuidores, el veredicto destaca cómo estas prácticas distorsionan el acceso al mercado y perjudican a competidores más pequeños.

En respuesta, Walmart no tardó en reaccionar. La empresa anunció que impugnará la decisión y enfatizó su compromiso con el cumplimiento de las leyes mexicanas. En su comunicación oficial, destacó que la sanción carece de fundamento y que está basada en interpretaciones erróneas. Este movimiento era predecible: para una empresa de este tamaño, 93 millones de pesos no solo representan una cifra considerable, sino también una amenaza a su reputación.

Por otro lado, la Cofece también se juega mucho. Este caso es una muestra clara de su intención de reforzar la vigilancia sobre los gigantes corporativos. Sin embargo, una batalla legal prolongada podría poner a prueba su capacidad de defender sus resoluciones en tribunales.

Más allá de la multa, el caso de Walmart pone el reflector sobre una problemática común en el comercio minorista: el desbalance de poder entre grandes cadenas y pequeños distribuidores. Si bien el desenlace de este litigio aún está por definirse, el mensaje es claro: los días de actuar sin consecuencias podrían estar contados. La industria y los consumidores estarán atentos a cada movimiento en esta batalla judicial.

 

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