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México

Temen una nueva guerra de narcos tras secuestro del hijo de ‘El Chapo’

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El levantón de Jesús Alfredo Guzmán Salazar, uno de los hijos de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán hace temer una nueva guerra entre cárteles para hacerse con importantes plazas, estimaron analistas.

Será especialmente en el oeste del país donde “se puede esperar más violencia, no sólo en la costa norte de Jalisco, sino también en la zona metropolitana de Guadalajara”, dijo el investigador de la Universidad de Guadalajara Fernando Espinoza.

Para este experto en temas de seguridad, aumentarán de nivel los enfrentamientos del narco en Guadalajara, capital de Jalisco, porque Alfredo Guzmán nació y se movía por Zapopan, uno de los municipios de la zona metropolitana de Guadalajara.

Esto va a traer como consecuencia una guerra entre estos grupos como las que ya hemos vivido en muchas zonas de la República mexicana”, valoró.

Para el especialista en seguridad de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Javier Oliva, el suceso provocará un repunte de la violencia en el país, que en estos últimos meses ha llegado a las peores cotas registradas en el sexenio.

Además, recordó que es parte de la lógica de los cárteles:

Detrás de la neutralización de un importante líder del crimen organizado (Joaquín Guzmán fue recapturado este enero) siempre vienen disputas, fracturas violentas en su absoluta mayoría”, señaló.

“Esto podría indicar una escalada”, dijo Samuel Logan, socio gerente de la consultora de seguridad Southern Pulse, acerca del secuestro. “Este es un movimiento muy valiente”.

En este momento hay una guerra por el control del cártel del Pacífico, y en esa guerra, se está centrando el tema en ataques a sus familiares”, dijo Raúl Benítez, también especialista en seguridad y profesor de ciencias políticas de la Universidad Nacional Autónoma de México.

 

 

Excelsior

México

Senado aprueba Ley General de Aguas en medio de acalorado debate y críticas de oposición

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El Senado mexicano aprobó este jueves, con 85 votos a favor y 36 en contra, el proyecto de decreto que expide la Ley General de Aguas y reforma diversas disposiciones de la Ley de Aguas Nacionales, en un contexto de creciente presión sobre los recursos hídricos del país por sequías, conflictos por concesiones, crecimiento urbano y alta demanda del sector agrícola.
La minuta fue remitida al Senado por la Cámara de Diputados, que la aprobó tras 24 horas de acaloradas discusiones. La iniciativa deriva de una propuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum para regular el derecho humano al acceso, disposición y saneamiento del agua, así como priorizar su consumo humano y doméstico ante autorizaciones, permisos, concesiones y asignaciones del recurso.
El senador Óscar Cantón Zetina, de Morena, aseguró que el centro de este proyecto es la persona y no los grandes acaparadores de agua, pues se crea un trinomio virtuoso entre tierra, agua y gente. Afirmó que la legislación es la mayor aliada de los productores y campesinos de México, ya que elimina la visión mercantilista del agua y la regresa a su dueño legítimo, que es el pueblo de México.
La senadora del PAN, Verónica Rodríguez, señaló que esta reforma convierte el agua en un instrumento de manipulación política y electoral. Apuntó que le da al gobierno federal la posibilidad de decidir de manera discrecional quién mantiene su concesión, quién la pierde, a quién le reducen volúmenes de agua y a quién sí le permiten operar, lo que demuestra que es peligroso para la democracia, el campo, la seguridad alimentaria y las familias.
Carolina Viggiano, del PRI, advirtió que el proyecto no contó con estudios económicos ni presupuestales, no cuenta con análisis de impacto financiero y tampoco se asegura inversión para la infraestructura, operación ni vigilancia de los sistemas de agua. Además, señaló que no se consultó a los pueblos originarios.
Luis Donaldo Colosio, de Movimiento Ciudadano, indicó que los cambios abren la puerta a más control gubernamental sin contrapesos reales, a más trámites y a más incertidumbres para el campo mexicano. Afirmó que se concentran atribuciones en la Comisión Nacional del Agua sin reglas claras, crece el riesgo de arbitrariedad, corrupción, favoritismos y castigo político, además de que se crea incertidumbre en la asignación de derechos y volúmenes, lo que desincentiva la inversión, la tecnificación y frena proyectos.
La nueva Ley General de Aguas establece que las concesiones para el uso del vital líquido no podrán ser intercambiadas entre particulares, con la obligatoriedad de que sea la Conagua la que las distribuya de nuevo.
La discusión y aprobación en las Cámaras de Diputados y Senadores ocurre en un contexto donde el sector agrícola consume cerca del 75 por ciento del agua disponible para consumo en el país.

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