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Chihuahua

«Tengo miedo, me van a chingar»: chihuahuense narra cómo leyes de EU destruyen a su familia

Por: Enrique Corte Barrera

Cuando Hugo Carrasco tenía apenas 10 años, se fue de Chihuahua de ilegal para establecerse en Arizona, donde creció, se casó e hizo su vida, una vida que están a punto de arrebatarle por no tener papeles. Fue entonces cuando el sueño americano se le convirtió en pesadilla.

Hugo estaba descansando en su casa, cuando vio por la ventana al temido sheriff Joe Arpaio practicando su ‘deporte’ favorito:
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cazar indocumentados mexicanos. Entonces aparecieron dos hombres armados hasta los dientes y con escudos, justo frente a su puerta, gritándole y tratándolo como a un criminal. Sintió tanto pánico que se escondió y llamó a Leslie, su esposa, embarazada de cuatro meses.

Ella se fue a toda velocidad para la casa, la cual encontró rodeada de policías y perros, quienes no la dejaron entrar a su propio hogar y la trataron como a una peligrosa delincuente: “Yo me sentía tan indefenso, corriendo de un lado a otro, pero mejor salí para que no fueran a lastimar a mi esposa”. Se entregó.

Encadenado como un animal, fue acusado de robo de identidad y el uso de documentos falsos para trabajar. “Y ese fue el día en que mi mundo se acabó. Ahora me enfrento a la deportación y a la separación permanente de mi esposa, mis dos hijos y el tercero que acaba de nacer”.

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Hugo nació en un ranchito de Chihuahua: “sólo me acuerdo de un hombre que nos llevaba caminando por el desierto y que nos escondió en unas tarimas para pasar los retenes y llegar hasta Douglas, Arizona”. Ahí ya los esperaba su papá, quien trabajaba en el ‘roofing’, instalando techos.

“Mi vida comenzó de nuevo. Vi a mi papá y sabía que éramos indocumentados, pero no sabía lo que eso significaba. Celebramos en nuestro departamento de Phoenix, todos juntos de nuevo, y fui feliz hasta que entré a la secundaria. Ahí supe que yo era diferente pues otros chicos podían sacar su licencia de conducir y yo no, traté de entrar al Ejército y no me admitieron, y empecé a entender lo que iba a ser mi vida, que no podría invitar a una chica a salir, que tendría que pasar el resto de mi vida escondiéndome como un criminal”, nos narra.

Y todo empeoró cuando comenzaron las redadas de Joe Arpaio, un sheriff abiertamente racista, quien colocó retenes por toda laJoe-Arpaio-Fist-Angry-cropped-proto-custom_28 ciudad aterrorizando a cientos de familias mexicanas, entre ellas la suya: un primito de seis años fue capturado y obligado a marchar a un campo de concentración en el desierto, como en los tiempos de los nazis.

Aún así siguió trabajando en una marisquería con papeles falsos. Le tocó atender a Arpaio y entonces sentía ganas de vomitar de miedo y de asco. Estaba cansado de huir, pero entonces conoció a Leslie, de quien se enamoró y se convirtió en su esposa.

Ahorraron para comprar una casa, tuvieron hijos y cumplieron el sueño de la mayoría de las personas: formar su familia y ser felices, pero el «sheriff nazi» no lo permitió. Se lo llevó.

Se podría pensar que al casarse con una ciudadana de EU obtendría los papeles, pero no fue así debido a que entró a ese paísDSC 34776 (3) ilegalmente y no admitieron su petición de perdonarlo por haber llegado a EU siendo niño. Al contrario, lo acusaron de robo de identidad, un delito considerado grave en Arizona.

Pasó tres meses en la cárcel y gracias a un excelente abogado fue liberado y puesto en un programa de monitoreo, en parte por sus antecedentes intachables, pues era estudioso, trabajador, hacia servicio voluntario y nunca se había metido en problemas. Pudo estar libre para ver nacer a su hijo, pero en cualquier momento reabrirán su caso y pedirán su deportación.

“Ahora he estado visitando a políticos y activistas para contarles mi historia. Necesitamos urgentemente una reforma migratoria para tener a las familias juntas. Millones de migrantes como yo no podemos ser residentes legales por una condena anterior, pero merezco una oportunidad para mantener a mi familia con mi trabajo legal. Si me envían de vuelta a Chihuahua mis hijos no van a tener a su padre a su lado y mi esposa no tendrá apoyo ¿podrían llamar a eso justicia?”.

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Maru Campos fortalece la conectividad de más de 70 mil chihuahuenses con rehabilitación de carretera El Mirador-Dr. Belisario Domínguez-San Francisco de Borja

La gobernadora Maru Campos encabezó el arranque de las obras de rehabilitación y modernización de la carretera El Mirador-Dr. Belisario Domínguez-San Francisco de Borja, que garantizará la movilidad y conectividad de más de 70 mil habitantes de la región centro del estado.

El proyecto, que comprende un total de 96 kilómetros de carretera, inició con la renivelación de la superficie de rodamiento, recarpeteo asfáltico, pintura y la instalación de señalamientos, en dos kilómetros del poblado de San Lorenzo.

Durante el acto, la mandataria reiteró la voluntad de su Gobierno, de apoyar obras que mejoren la calidad de vida de la ciudadanía y le permita acceder con mayor facilidad, a servicios esenciales como la educación, la salud y el empleo.

“Mantengámonos unidos como chihuahuenses, porque hay que seguir trabajando por el bien de nuestras familias. Hay que seguir construyendo más de lo bueno”, expresó Maru Campos a la comunidad.

Manuel Miramontes, director de la Secundaria Estatal “Tutuaca” No. 3088, agradeció a nombre de los residentes de los municipios de Gran Morelos, Dr. Belisario Domínguez, San Francisco de Borja, Nonoava, Guachochi, Santa Isabel y Riva Palacio, la atención y el despliegue de recursos para esta obra.

“Contar con buenas carreteras permite que esto se haga de manera rápida y eficiente. Nuestro sincero agradecimiento por el interés que ha tenido para este municipio tan pequeño, pero que está lleno de gente trabajadora”, expresó.

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