En el amplio territorio de la zona arqueológica que alberga las famosas pirámides de Teotihuacán, en México, desde hace meses se están llevando a cabo unas obras ilegales, que podrían poner en peligro tanto restos arqueológicos de gran valor como la propia consideración de Patrimonio Mundial de estos monumentos centenarios.
El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México ha condenado «enérgicamente» estas obras no autorizadas y lleva meses denunciándolas. El pasado 5 de marzo ordenó la suspensión de las labores y precintó el lugar, sin embargo, los trabajos prosiguieron. El 30 de marzo llevó a cabo una segunda diligencia de suspensión y advirtió de que iniciaría los procedimientos penales correspondientes.
Nada de lo anterior dio resultado, por lo que el 20 de abril se presentó una denuncia penal ante el Ministerio Público Federal por el delito de daño al patrimonio arqueológico. A pesar de estas acciones emprendidas por el INAH, las obras continúan.
Por su parte, el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios de la ONU de México (ICOMOS) ha manifestado «su enorme preocupación» y alienta a que se detenga la «destrucción» y a que se persiga a sus responsables. En su comunicado también alerta que los trabajos de excavación amenazan «restos arqueológicos, habitacionales y monumentales que también están siendo saqueados».
¿Arrasando la arqueología para construir un parque recreativo?
El presidente Miguel de la Madrid (1982-1988) firmó un decreto el 30 de noviembre de 1988 declarando la Zona de Monumentos Arqueológicos en el área conocida como Teotihuacán. Mediante esta acción, se ordenó la protección y el cuidado de 3.381 hectáreas, 71 áreas y ocho centiáreas del Estado de México para preservar «el legado arqueológico que contiene esta zona».
En el decreto presidencial se advertía que «el proceso de urbanización al que está sujeta la zona de Teotihuacan» podría producir «un deterioro irreversible que significaría la pérdida de una parte importante de nuestro patrimonio cultural».
Las polémicas obras actuales se encuentran en las parcelas 23 y 19, del Ejido Purificación, en el municipio Oztoyahualco, dentro del área protegida de la Zona Arqueológica de Teotihuacán (ZAT), donde se cree que los primeros pobladores llegaron alrededor de 400 años antes de Cristo. Cientos de años después, en el siglo III d.C., llegaría el apogeo de las Pirámides del Sol y de la Luna, principales reclamos del lugar.
Los investigadores sostienen que en esta zona todavía quedan muchos tesoros arqueológicos por desenterrar y se advierte de que al menos uno de esos montículos preñado de riquezas antiguas ya habría sido destruido por las obras. Una petición en la plataforma change.org ya ha conseguido casi 8.000 firmas a favor de detener la construcción.
Tras un enorme cercado, también construido sin ningún permiso, hay excavadoras y maquinaria pesada que, al parecer, ha podido acceder hasta el predio debido a la falta de vigilancia que se originó por la pandemia. Las obras de excavación amenazan con afectar hasta siete hectáreas de la zona protegida, que albergan al menos 25 estructuras arqueológicas y grutas con vestigios prehispánicos.
Varios medios locales atribuyen la propiedad de estos terrenos a René Monterrubio, un político local que fue presidente municipal del cercano pueblo de San Juan Teotihuacán. En su día prometió construir una gran noria en la zona, aunque le fue denegado el permiso. Ahora se especula con que el objetivo de las obras sea la construcción de un parque recreativo, considerando la llegada masiva de turistas a la zona.
El conjunto monumental de Teotihuacán fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987 y constituye la zona arqueológica más visitada de México, recibiendo millones de turistas durante el año previo a la explosión de la pandemia de coronavirus.
Se encuentra a tan solo 50 kilómetros al noroeste de la Ciudad de México y es el sitio arqueológico de su tipo más grande de todo el continente americano. En su época de esplendor llegó a alcanzar los 20 kilómetros de extensión y los 100.000 habitantes.
El área de Oztuyahualco, conocida como la ciudad vieja de Teotihuacán, ya había sufrido saqueos con anterioridad debido, principalmente, a su lejanía de los monumentos principales del complejo.