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Tiburón Gigante

Científicos del Instituto Español de Oceanografía, el IEO, han encontrado en un yacimiento a 1.000 metros de profundidad, en las Islas Canarias, restos de megalodón (Otodus megaselachus). Este tipo de tiburón es el más grande que ha existido hasta el momento, pobló esta agua durante el Mioceno y podía llegar a medir 20 metros y pesar 100 toneladas.

Aunque el yacimiento paleontológico fue descubierto hace casi un año, en octubre de 2012, no ha sido hasta ahora que se han podido analizar detenidamente los restos hallados. Los científicos del IEO han comprobado que los huesos y dientes depositados en la montaña submarina conocida como Banco de Concepción, situada al norte de la isla de La Graciosa, pertenecen a megalodón, lo que permite conocer con más exactitud qué tipo de seres vivos habitaban esta agua hace millones de años.

Para uno de los biólogos marinos que han trabajado en la investigación, Pedro J. Pascual, se trata de un acontecimiento de gran relevancia científica, pues aporta información novedosa que permite esbozar el paisaje marino existenente en las Islas Canarias cuando estas empezaban a nacer del lecho oceánico, durante el Mioceno, entre 23 y 5 millones de años atrás.

Además del Otodus (Megaselachus) megalodón, se han encontrado restos de otras especies ya extintas como el Paratodus benedeni (uno de los grandes depredadores en aguas abiertas de la época), Cosmopolitodus hastalis (considerado el tiburón antecesor del gran tiburón blanco actual),Hemipristis serra (tiburón parecido al cazón dientuso actual), Isurus retroflexus (especie de tiburón ya extinta de la familia de los Lámnidos) e incluso restos de un sirénido que podría pertenecer al géneroMetaxytherium.

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Desaparece en Disneyland y aparece días después en un bote de basura en Mexicali: el misterioso caso de Annie Encino

Una adolescente estadounidense de 16 años fue localizada con vida dentro de un contenedor de basura en Mexicali, Baja California, días después de haber desaparecido en el parque Disney California Adventure, en Anaheim. El caso ha despertado preocupación e interrogantes en ambos lados de la frontera, especialmente por el silencio mediático en México y las lagunas que aún rodean su cruce hacia territorio nacional.

Annie Kathleen Encino desapareció el pasado 20 de abril tras una discusión con su familia dentro del parque temático. Fue vista por última vez alejándose sola, lo que activó una Alerta Amber en Estados Unidos. Sin embargo, esa alerta nunca cruzó a territorio mexicano, dejando a la opinión pública del país sin conocimiento de su desaparición… hasta que la historia dio un giro tan insólito como alarmante.

Días después, una llamada anónima al 911 alertó a la policía municipal de Mexicali sobre la presencia de una menor dentro de un bote de basura. Al llegar al sitio, los oficiales encontraron a la joven en condiciones que no han sido detalladas, pero confirmaron su identidad. El consulado de Estados Unidos fue notificado de inmediato y su madre viajó a la ciudad fronteriza para identificarla y llevarla de regreso.

Hasta ahora, las autoridades mexicanas no han informado cómo fue que Annie cruzó la frontera sin documentos, sin acompañantes y sin ser detectada. Tampoco han revelado si fue víctima de trata, secuestro, abuso o si viajó voluntariamente con ayuda de terceros. La Fiscalía de Baja California mantiene abierta una investigación para esclarecer los hechos.

Lo que sí queda claro es que algo falló en los mecanismos de cooperación fronteriza. Ni la alerta internacional funcionó, ni hubo un protocolo binacional que permitiera actuar a tiempo. La aparición de una menor estadounidense en un contenedor de basura, en una ciudad donde los casos de desapariciones no son novedad, pone una vez más bajo la lupa la crisis de seguridad y el flujo irregular entre ambos países.

Mientras se esperan más detalles oficiales, el caso de Annie Encino evidencia que incluso en un entorno supuestamente seguro como Disneyland, la vulnerabilidad de los menores puede terminar en una historia digna de una serie policiaca.

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