Conecta con nosotros

Opinión

Todo menos cordura. Por Itali Heide

Itali Heide

En las primeras horas después de las elecciones que han escalado la división entre los republicanos y los demócratas del pueblo estadounidense, Donald Trump puso en duda la validez de los resultados. Un plan bien pensado, alimentado por la siempre inminente pérdida que sin duda alguna, tenía que pertenecer a un presidente que ha tratado continuamente de deslegitimar la democracia en un país sobre frágiles piernas sociopolíticas. La ira, la negación y la frustración lo han consumido desde el momento en que los votos por correo comenzaron a favorecer al presidente electo Joe Biden, y su negativa a retractarse de sus afirmaciones de fraude electoral han llegado a un sorprendente y triste resultado.

Del otro lado del Río Grande, en la capital de nuestro país vecino, los partidarios de Trump irrumpieron en el edificio del Capitolio, amotinándose entre gritos de «detengan el robo», agitando banderas confederadas y ocupando las oficinas del Congreso. Mientras eran evacuados políticos y periodistas del edificio del Capitolio, las puertas y ventanas fueron derribadas por la furiosa multitud. Hubo lesionados, y una muerte, dejando a una familia en duelo y marcando un final desgarrador para este disturbio.

Los manifestantes pro-Trump irrumpieron en el Capitolio mientras el Congreso contaba los votos electorales en un motín histórico. (Imagen: Saul Loeb)

Durante los últimos cuatro años, la gente en los Estados Unidos y el mundo ha mirado con horror como un presidente demagogo se aprovechó de la división subyacente del pueblo americano, desafiando la ley y la democracia en cada paso del camino. El 6 de enero de 2021 pasará como una fecha histórica, empezando de manera infernal un nuevo año que prometía mejores tiempos por delante. Mientras el COVID continúa devastando países, el teatro político del Partido Republicano se convierte en un acto mortal de terrorismo doméstico por los seguidores radicales del Presidente Donald Trump.

No fueron los rusos, ni China, no fueron los Clintons y mucho menos Ucrania, fueron los fieles admiradores de un presidente que predica con odio, actúa con arrogancia y piensa con soberbia. Por más que se ha demostrado que es un mentiroso compulsivo, tramposo y corrupto, millones de partidarios se unen a él mientras incita a las multitudes a desafiar el tejido mismo de la Constitución y la democracia de su país. El partido republicano ha traído sobre él una mancha permanente, que se transmitirá a través de las generaciones y se recordará como un día en el que los Estados Unidos de América se arraigaron a la dictadura y al fascismo, ejecutando un golpe que mató más que solo la paz.

El 20 de enero, América debe aplicar la de <borrón y cuenta nueva>. Ya no es tema de enfrentar a republicanos contra demócratas, sino a americanos contra Trump. Los que apoyan su partido, deben romper con el hombre que ha ridiculizado el asiento presidencial. Ha probado continuamente los límites de la impunidad, y de todas las veces que ha cruzado una línea, ésta será sin duda su legado eterno. Quizá estemos en la cúspide de la muerte que procede del surgimiento de América. Mientras el poder cambia, las tensiones aumentan y las comunidades esperan, Trump continúa dividiendo a las mismas personas que juró proteger, hasta nuevo aviso.

Opinión

Ken Salazar: ¿Embajador o Actor de Telenovela? Por Caleb Ordoñez T.

¡Ah, Ken Salazar! El embajador de Estados Unidos que nos ha dejado perplejos con sus altibajos políticos, sus declaraciones dignas de un guión de serie, y su relación complicada con la Cuarta Transformación. Si algo ha demostrado este diplomático es que puede pasar de ser el mejor amigo de la 4T a su crítico más feroz, dependiendo de cómo soplen los vientos en Washington. Vamos, que ni él mismo parece saber en qué equipo juega.

La historia de Salazar en México comenzó con un apoyo incondicional a la estrategia de seguridad de López Obrador. “Queremos ayudar a México”, decía con entusiasmo. Todo iba viento en popa: AMLO estaba contento, Salazar estaba contento, y la relación bilateral estaba, si no perfecta, al menos pacífica. Pero, de repente, Salazar empezó a lanzar críticas, como si su personaje hubiese sufrido un cambio drástico de dirección. ¿Qué pasó? Pues, para sorpresa de todos, ¡Donald Trump volvió al juego! Y al parecer, eso trajo consigo una versión “Ken Salazar 2.0”, una más crítica y menos amigable.

Caleb Ordoñez T.

Caleb Ordoñez T.

La situación llegó al punto de que Marcelo Ebrard, nuestro ex canciller, tuvo que enviarle un mensaje directo (aunque con tono irónico y de pulida diplomacia): “Dear Ken, what are you talking about?”. ¿Qué habrá pensado Salazar al leer esa frase? Porque para el diplomático promedio, una indirecta así es casi un grito. ¡Imagínense! Si hasta los memes en Twitter le daban vuelta, como si se tratara de una pelea entre amigos que ya no se soportan.

Por si fuera poco, Sheinbaum, en una de sus mañaneras, no perdió la oportunidad de hacer un comentario jocoso sobre los vaivenes del embajador. “Es que Ken se confunde”, dijo en tono irónico, como quien habla de un viejo amigo algo despistado. Claro, el comentario causó risas entre los presentes, pero también dejó en claro que el equipo de AMLO ya no se toma muy en serio las críticas de Salazar. Tal parece que la figura de Salazar es ahora vista como una especie de personaje excéntrico, más digno de un episodio de sátira política que de una embajada.

Pero lo realmente intrigante es: ¿quién podría suceder a Ken Salazar si Trump llega a la Casa Blanca nuevamente? ¿A quién enviaría el expresidente a continuar esta telenovela diplomática? Tal vez podríamos ver a alguien de su círculo más leal, como un Mike Pompeo, experto en lanzar dardos con una sonrisa, o, por qué no, a alguien más peculiar y polémico, como un Rudy Giuliani, quien seguramente haría de la embajada un espectáculo.

La verdad, sea quien sea, seguro nos traerá más drama. Porque, al parecer, la embajada de Estados Unidos en México ya no es un puesto diplomático, sino un auténtico reality show político, donde el que llega, o es nuestro mejor amigo, o el villano de la temporada. Así que preparemos las palomitas, porque la novela de Ken Salazar, o de su posible sucesor, seguro aún nos tiene reservadas muchas sorpresas.

Y un edificio nuevo.

La embajada de Estados Unidos en México está casi lista, con un avance notable, y no podemos evitar preguntarnos: ¿vendrá Trump a cortarle el listón si gana en 2024?

Imaginemos el espectáculo: Sheinbaum dando la bienvenida en la mañanera y un Trump republicano hablando de “buenos vecinos” (entre ironías y sonrisas forzadas). ¿Cómo gestionarán esta relación diplomática? Seguro veremos un juego interesante de diplomacia y un poco de sarcasmo, donde ambos bandos tendrán que bailar al ritmo de las relaciones exteriores. Con Trump y Sheinbaum, podríamos estar ante el evento del año… o de la más extraña comedia política.

Continuar Leyendo
Publicidad
Publicidad
Publicidad

Más visto