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Tras 50 años, renuncia el director de inteligencia de EU

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El director de la Oficina de Inteligencia Nacional de Estados Unidos, James Clapper, renunció a su cargo, información que dio a conocer él mismo, durante su comparecencia ante el Congreso estadunidense.

Clapper explicó en una audiencia ante el comité de inteligencia de la Cámara baja, que presentó su carta de renuncia el día miércoles por la noche y que se siente «muy bien» acerca de su decisión de abandonar el gobierno.

La de Clapper, es la primera renuncia de un alto cargo de seguridad del gobierno del presidente Barack Obama tras la victoria del republicano Donald Trump en las elecciones del pasado 8 de noviembre.

Al comienzo de la audiencia, Clapper aclaró, no obstante, que todavía le quedan «64 días» de trabajo, hasta que concluya el mandato de Obama en enero.

TRAYECTORIA

Clapper, de 75 años, ya había anticipado hace un tiempo su intención de renunciar cuando concluyera la Presidencia de Obama, esto tras ofrecer más de 50 años de servicio y una carrera de más de cuatro décadas en los servicios de espionaje de Estados Unidos.

General retirado de la Fuerza Aérea, Clapper fue elegido por Obama en 2010 para dirigir la Oficina de Inteligencia Nacional y ocupa el cargo desde agosto de ese año.

Antes fue director civil de la Agencia Nacional de Inteligencia Geoespacial (NGA, por su sigla en inglés), tras retirarse como general de dos estrellas de la Fuerza Aérea en 1995 después de 32 años de carrera.

Clapper fue también ejecutivo de industrias durante seis años en tres compañías diferentes que el Pentágono describe como «enfocadas en la comunidad de inteligencia».

Durante su carrera militar, cumplió misiones de combate en la guerra de Vietnam y participó en 73 misiones de apoyo en Laos y Camboya.

 

Excelsior

México

Senado aprueba Ley General de Aguas en medio de acalorado debate y críticas de oposición

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El Senado mexicano aprobó este jueves, con 85 votos a favor y 36 en contra, el proyecto de decreto que expide la Ley General de Aguas y reforma diversas disposiciones de la Ley de Aguas Nacionales, en un contexto de creciente presión sobre los recursos hídricos del país por sequías, conflictos por concesiones, crecimiento urbano y alta demanda del sector agrícola.
La minuta fue remitida al Senado por la Cámara de Diputados, que la aprobó tras 24 horas de acaloradas discusiones. La iniciativa deriva de una propuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum para regular el derecho humano al acceso, disposición y saneamiento del agua, así como priorizar su consumo humano y doméstico ante autorizaciones, permisos, concesiones y asignaciones del recurso.
El senador Óscar Cantón Zetina, de Morena, aseguró que el centro de este proyecto es la persona y no los grandes acaparadores de agua, pues se crea un trinomio virtuoso entre tierra, agua y gente. Afirmó que la legislación es la mayor aliada de los productores y campesinos de México, ya que elimina la visión mercantilista del agua y la regresa a su dueño legítimo, que es el pueblo de México.
La senadora del PAN, Verónica Rodríguez, señaló que esta reforma convierte el agua en un instrumento de manipulación política y electoral. Apuntó que le da al gobierno federal la posibilidad de decidir de manera discrecional quién mantiene su concesión, quién la pierde, a quién le reducen volúmenes de agua y a quién sí le permiten operar, lo que demuestra que es peligroso para la democracia, el campo, la seguridad alimentaria y las familias.
Carolina Viggiano, del PRI, advirtió que el proyecto no contó con estudios económicos ni presupuestales, no cuenta con análisis de impacto financiero y tampoco se asegura inversión para la infraestructura, operación ni vigilancia de los sistemas de agua. Además, señaló que no se consultó a los pueblos originarios.
Luis Donaldo Colosio, de Movimiento Ciudadano, indicó que los cambios abren la puerta a más control gubernamental sin contrapesos reales, a más trámites y a más incertidumbres para el campo mexicano. Afirmó que se concentran atribuciones en la Comisión Nacional del Agua sin reglas claras, crece el riesgo de arbitrariedad, corrupción, favoritismos y castigo político, además de que se crea incertidumbre en la asignación de derechos y volúmenes, lo que desincentiva la inversión, la tecnificación y frena proyectos.
La nueva Ley General de Aguas establece que las concesiones para el uso del vital líquido no podrán ser intercambiadas entre particulares, con la obligatoriedad de que sea la Conagua la que las distribuya de nuevo.
La discusión y aprobación en las Cámaras de Diputados y Senadores ocurre en un contexto donde el sector agrícola consume cerca del 75 por ciento del agua disponible para consumo en el país.

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